Undécimo capítulo

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Thomas fue a aquel arbol que estaba alejado del pueblo. Se sentó a los píes del árbol y suspiró.
Escuchó un intenso ruido, se trataba de Jorge y su iceberg, ya tenia una cosa menos de la que preocuparse. Pero derrepente se inquietó por si hubiese podido encontrar a alguien nuevo.
Corrió hacia el llano donde Jorge aparcó su iceberg.
Thomas: ¡Jorge!
Jorge: Hey Thomas, ¿que tal?
Thomas: Bueno... Un poco jodido.
Jorge: ¿Y eso?
Thomas: Por la muerte de Chuck, Newt y Teresa.
Jorge: Es normal, no te preocupes.
Thomas: Oye, y ati, ¿cómo te ha ido la búsqueda de nuevos supervivientes?
Jorge: Mal, Denver esta llena de raros, he buscado por toda la ciudad y no queda nadie.
Thomas: Oh, una pena, ¿no te han atacado?
Jorge: Si, varios lo han intentado pero he podido escapar. Bueno, voy al pueblo a saludar a los demás, ¿vienes?
Thomas: Me quedaré aquí un rato, no me siento bien, sigo triste.
Jorge: Como quieras, nos vemos a la hora de cenar.
Thomas: Vale.
Thomas se tumbó en la hierba, y mirando a las estrellas se quedó dormido.
Empezó a tener sueños. Esos sueños parecían recuerdos que CRUEL le habia arrebatado.
Soñaba con una señora mayor que le protegía, una niña muy parecida a Teresa, un calor sofocante y con un hombre que le separaba de su madre.
Entonces se despertó asustado por el último recuerdo y pensó que ese hombre era el Hombre Rata llevandoselo a la base de CRUEL.
Miró los restos que quedaban a lo lejos de lo que antes era CRUEL y sintió una sensación de alivio al ver la base destruida.
Decidió volver al pueblo, sabia que ya no podía hacer mucho más por los fallecidos.

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