Capítulo 3

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P.O.V Aaron

Ya con todo preparado, tome las llaves de mi patrulla, y con cinco hombres detrás mío, partimos hacia la casa indicada.

En medio del camino, empezó a sonar mi radio. Era Marck. No estaba nada contento con el echo de haber salido sin informarle. No tenía tiempo para explicarle detalladamente, así que se lo conté rápido.

Para mi suerte, logró entender el porque salí, y me dio acceso a entrar en la casa. Como último aviso, me pidió que tuviera cuidado, que llevaría más hombres y unas ambulancias lo más pronto posible.

                         * * *
La casa era enorme, tal vez haya pertenecido a algún político corrupto, o alguien con mucha plata, pero la dejo abandonada. La pintura blanca, manchada por la lluvia y el tiempo, junto con el techo arruinado daban la impresión de casa embrujada. Aquí entraban posiblemente 25 personas y cada uno tendría su habitación.

Nos formamos detrás de las patrullas. Dimos el aviso de que salgan, pero al no recibir respuesta decidimos entrar a la fuerza.

Ni bien logramos hacer que la puerta seda, escuchamos gritos y pisadas apuradas, llantos y hasta gemidos, aunque no lograba saber si estos eran de dolor o de otra cosa.

Empezamos a abrir puertas, en el interior de cada habitación había un adolescente, tanto mujeres como hombres.

Pudimos sacar a muchos de ellos sin problemas, lo único malo es que en 30 habitaciones encontramos únicamente 6 hombres, de entre 30 y 50 años.

Después de dos horas explorando cada rincón de la casa, encontré una trampilla* en la cocina de la casa. Debajo de esta había un pasillo angosto, con cinco puertas mas.

Las dos primeras habitaciones estaban vacías, como si nadie habitara en ellas. Las dos siguientes también estaban vacías, pero había camas pequeñas desarregladas, habíamos llegado tarde.

En la última puerta, había únicamente un colchón viejo en el suelo. Entre con una linterna para ver mejor. Escuche una respiración. Me sobresalte y gire rápidamente hacia el lugar de donde vino. En la esquina del oscuro lugar, había una persona. Estaba abrazando sus rodillas y temblaba. Era invierno y el únicamente tenía una remera vieja y sucia.

Me acerqué lentamente a el, intentando no asustarlo o alterarlo. Pero apenas oyó un paso, se levantó rápidamente y se pegó a la pared lo más que podía. Miró a todos lados en busca de alguna salida.

-Tranquilo, soy oficial, estoy aquí para sacarte de este lugar. Debes tener frio, ten.

Le extendí mi abrigo, lo miraba con desconfianza. Y como no, que tipo de cosas habrá pasado el pobre... 

Por un momento creí que cedería y agarrarla el abrigo, pero en vez de eso, agarró una silla de madera. Me quiso golpear con ella, puse mi brazo en el medio para detenerla. Eso había dolido.

El tan sólo me veía aterrado, unas lágrimas salieron de sus ojos. Escuche pasos fuera, pregunté por algún oficial, pero en vez de eso apareció un hombre de unos 45 años, traía un arma en la mano. Apuntó hacia el chico, no podía dejar que lo mate.

Agarre al azabache por el brazo y lo puse debajo mío, quedando los dos hechos bolita en el suelo.

Narrador externo

El mayor del oscuro lugar, apuntó su arma a la espalda del oficial, realizó dos disparos certeros.

Llegó un hombre de cabello verde oscuro, y usando su fuerza hizo que el hombre soltara el arma y le colocó unas esposas.

-Aaron estas bien!?

Dio unos pasos largos hasta el rubio. Había dos agujeros en su camisa pero no se veía sangre. Marck movió al rubio por el hombro. Este se levantó, estaba en shock. No podía creer que haya echo algo así por alguien que no conocía.

Sin contestar nada, dirigió su mirada el chico que tenía en sus brazos. Estaba bien, pero inconsciente.

-Nunca me llamas por el nombre...

-Eres un idiota! De no ser por ese chaleco estarías muerto!

-Lo siento, no pensé lo que hice.

-Aaah, no importa, estas bien. Quien es el?

-Estaba aquí encerrado. Hay que llevarlo fuera de aquí.

Sólo asintió. Aaron levantó el abrigo y se lo puso al azabache. Caminaron por los pasillos. Dentro de una habitación había 7 hombres con esposas. Fuera de la casa, había un total de diez patrullas y tres ambulancias. Había más o menos veintisiete jóvenes. Los hombres no encontrados se deben haber llevado el resto.

Todo era un caos. Llovía a cántaros, había periodistas tratando de hablar con alguien, pero eran echados de inmediato.  Aaron estaba sentado en una ambulancia, con el chico en manos. Tenía piel blanca, repleta de moretones y raspaduras. No tenia nada grave por suerte, solo estaba delgado. Ambos estaban cubiertos por mantas.

-Aaron, ya es tarde, te puedes ir si quieres, ya nos encargaremos nosotros del resto.

-Que pasará con el...

-Estamos esperando informes para saber quienes son sus padres, pero no podemos hacer mucho si no esta despierto. Estamos distribuyendo a muchos de los jóvenes a algunos oficiales para que los lleven al hospital y luego hogares temporales.

-Yo lo puedo llevar a el, si no es problema

-Dada la hora no veo problema... te llamaré en cualquier caso. Puedes irte.

-Claro, gracias.

El rubio levantó al joven y se dirigió al auto de la patrulla. Lo acostó en el asiento trasero, colocándole un cinturón como pudo, luego encendió el motor para poner rumbo al hospital que los estaba esperando.

                           * * *

P.O.V Aaron

El chico estaba acostado en el asiento trasero del auto, tapado con mi abrigo. De vez en cuando se removía en el lugar.

El camino al hospital fue tranquilo, saliendo del bullicio del lugar. El sonido de las sirenas de las patrullas y las ambulancias, sumado al de toda la gente del lugar, ya sea oficiales dando ordenes, periodistas sin ningún tipo de delicadeza preguntando cualquier cosa,  ya sea a los recién rescatados, oficiales o cuerpo medico. A veces me alteraba tanta cosa.

Ya estacionando la patrulla, el chico se había despertado, respiraba de manera agitada, pero no se movía del lugar, ni se atrevía a verme. Que le habían podido hacer para que responda de esta manera al pobre...

-Tranquilo, estamos en el estacionamiento de un hospital, me llamo Aaron, me puedes decir tu nombre?

Silencio, no parecía procesar la información, después de unos minutos, empezó a ver a su alrededor, un tanto asustado. Intento abrir la puerta para salir, pero, al ser un auto patrullero, las puertas no se abrían desde adentro.

-Tranquilo, no te haré nada, mira- Le mostré mi placa de policía- todo lo que te hayan hecho ya paso, estamos aquí para ayudarte.

De alguna manera, eso logro calmarlo un poco, ya respiraba de manera mas normal que antes, y pareció darse cuenta del frió, ya que se puso con cuidado la chaqueta de mi uniforme, que le había dejado antes a modo de manta.

-Bajare a abrirte la puerta, pero me tienes que acompañar adentro así los médicos se aseguran de que estés bien, entiendes?

Me asintió lentamente, baje rápidamente y me acerque a su puerta. La abrí y el azabache bajo con cuidado, le extendí la mano para ayudarlo, sin embargo se lo pensó un rato antes de aceptarla. Entrando al fin al hospital, donde ya nos esperaban los médicos y una nueva ronda de bullicio.



Porcelana Rota (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora