La primera vez que Bankotsu la deseó.

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INUYASHA NO ME PERTENECE, PERO LA HISTORIA SI.

Serie de Drabbles que tendrán conexión entre si.

ACTO 1.

La primera vez que Bankotsu la deseó.

La había tomado prisionera por orden de Naraku quien al parecer tenía mucho interés en aquella mujer de aspecto extraño. Según él, aquella sacerdotisa tenía unas habilidades que podían servirle, además que era una carnada poderosa para atraer a Inuyasha, aquel molestoso hibrido que siempre estaba arruinándole los planes desde tiempos inmemoriales. No estaba seguro, pero al parecer, también albergaba algún tipo se sentimiento hacia esa mujer como antaño lo había sentido por Kikyo.

Bankotsu observó unas veces más a la mujer dormida sobre el futon sucio dispuesto en esta cueva; en realidad un antro horrible que había encontrado en un sitio bastante lejano siguiendo las órdenes de Naraku.

Habían pasado muchísimas horas, pero ella aún seguía profundamente inconsciente. Ya le daría un buen bofetón a Mukotsu por esto.

Estaba sentado sobre una roca cerca del lugar donde yacía Kagome y justamente por las horas transcurridas vigilando el sitio, en algún momento, la mirada cobalto del joven asesino quedó detenida en las largas piernas expuestas de la mujer.

— ¡Que extraño Kimono!¿ o en este tiempo que estuve muerto surgió esta moda tan indecorosa?

No es que a él le interesaran esas cosas, pero ver el cuerpo de una mujer tan expuesto, con prendas tan pequeñas que dejaban poco a la imaginación, era imposible no dejarla pasar.

De tanto observarla, se había dado cuenta que la mujer era realmente bella, quizá incluso mucho más de las tantas mujeres que él había conocido, y eso que él había conocido a mujeres de verdad muy bellas.

No pudo detener el impulso de acercarse; la verdad esto se estaba poniendo un poco peligroso, pero en verdad no podía evitar acercarse a aquel precioso cuerpo.

Decidió acercarse. Solo sería un momento. Nadie se enteraría. Así que lo hizo.

Se agachó un poco, y un tenue aroma de vainilla se le metió por la nariz. La mujer olía muy bien. Eso le produjo una sensación desconocida, que le dio tirones en muchas partes del cuerpo, como una electricidad que él reconoció al instante.

Estaba excitado.

Y no era para menos, esa mujer dormida era demasiado bella, con una piel muy tersa a la vista, y no podía negar que le atraía, como a cualquier hombre que no estuviera ciego.

No pudo detener el impulso de posar una mano sobre el vientre de la chica, por sobre aquellas ropas extrañas.

Con la yema de sus dedos trazó un irresistible circulo, pero la tentación pudo más y levantó la prenda de arriba, lo suficiente para ver esa piel desnuda expuesta, cuyo delicioso aroma ya le estaba afectando.

¿Cómo era posible que una mujer pudiera oler tan bien, y tuviera una piel tan suave y lisa?

Sin embargo, no se atrevió a posar su mano sobre la piel desnuda de la chica.

¿Bankotsu teniendo escrúpulos?

Solo faltaba vivir para verlo todo, porque todo aquel que lo conocía sabía que cuando él se proponía algo, nada lo detenía.

Así había sido en el pasado con su trabajo de mercenario y asesino, y lo había sido con cualquier cosa que deseaba, como por ejemplo las mujeres.

Si deseaba a una, la tenía. Así de simple y sin preámbulo.

Si, quizá había muerto joven, pero eso no le impidió disfrutar del favor de muchas mujeres, la mayoría muy bellas, pero que en el mayor de los casos, solo representaban para él, meros cuerpos para su satisfacción.

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