Tarde de Abril

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Las gotas caían sobre su ventana y ella se detenía a mirarlas, estaba demasiado cansada de jugar a ver cuál ganaría a cual y sin quererlo comenzó a imaginar...

Estaba nerviosa, corría por las escaleras de su edificio en dirección a la calle, no podía creer que por fin fuera a verle, antes de salir del portal se arregló el pelo con las manos e intentó normalizar su respiración pero su sonrisa le delataba. Salió y miró hacia la esquina donde debería estar su coche, ese destartalado Renault verde en el que se había montado tan solo en dos ocasiones. Su corazón se paró medio segundo al ver su sonrisa a través de la luna delantera, estaba tan guapo como siempre o podía ser que incluso más, la lluvia había cesado, hacía una tarde preciosa y no sabía aún qué harían. Entró en el coche, se sentó en el asiento del copiloto.

-llevo dando vueltas un buen rato...-comenzó él, ella no hizo ni caso, siempre se perdía por su zona, era un poco desastre aún con el coche.

Se inclinó hacia él y le plantó un beso en la mejilla, parecía como si lo hiciera cada día y se alegraba de la tonta idea de pensar que cualquiera que les hubiese visto hubiera imaginado que eran algo más.

Se quedaron ahí, sin arrancar aún el coche....

-se te ve muy bien-dijo ella a la vez que valientemente le pasaba una  mano por la parte final de la mejilla y el pelo en una caricia robada, él no se movió hasta que la hubo quitado y le miró

-tú...en cambio...estás más delgada

-no ha sido una buena época- había pensado demasiado en si soltar aquello o no, para que él le preguntase, para dudar si contarle o no lo que había estado sucediendo mientras él no estaba

-¿porqué?

-no me ha ido muy bien en el trabajo, mi jefa  me ha estado haciendo los días imposibles, también ha habido un chico...-y se calló, era eso en lo que dudaba, ¿cómo reaccionaría él? Podía hacerlo de dos formas, o celoso o lo contrario pensando que ella era un imposible pues tenía muchos chicos con los que hablaba y mantenía amistad.

Lo que él jamás podría imaginarse sin duda era que una de las peores cosas de aquellos días horribles que había pasado ella era que él no le hablaba, no sabía nada de él, ni siquiera se molestaba en contestar sus mensajes.

Quizá por eso mismo se estaba imaginando toda aquella tarde, porque no ocurrió, porque jamás le diría que quedaran.

-¿que ha pasado con ese chico?

-No me trataba nada bien, dejémoslo así - aquello podía ser interpretado de tantas maneras...no sabía si sería mejor aclarárselo.

-ah- se limitó a contestar el serio, ahora la conversación sería muy incómoda.

Quizá simplemente haría que no había ocurrido nada. Estaría feliz y contenta de verle y así no estropearía la única tarde que tuvieran para los dos.

Merendarían o cenarían y la llevaría de nuevo a casa, no hablarían de nada serio y, una vez más, ella continuaría esperándole y él se iría, a trabajar muy lejos y la olvidaría, como ya había hecho.

Las gotas cesaron, comenzó a oscurecer para dar paso a la noche, y una vez más le escribió sin obtener respuesta.

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