Nueva vida.

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Observo la casa por fuera y... no es nada como la imagine. O como me la describió mi madre. Tendré que hablar con ella sobre la "hermosa pero sencilla casa" que tengo en frente. Es mas sencilla que hermosa. Pero que puedo esperar al mudarme a un pueblo mas chico que mi dedo gordo del pie.

"se positivo... se positivo...." me repito a mi mismo. Le dije a mi madre que seria el hijo mas optimista del mundo... no esta funcionando.

No puedo creer porque nos mudamos a una casa, que antes era un rancho, en medio de la nada. Claro, tenemos vecinos, pero resulta que aquí los vecinos están a 3 km de distancia. Mi antiguo hogar era perfecto. Claro, no teníamos mucho, pero eramos felices. Mi madre trabajaba de enfermera, con horarios locos (no seria una enfermera si no los tuviera) y yo un estudiante de primera en la escuela, de primera en todo: fut bol, materias, chicas... en fin, lo tenia todo. Al venir aquí, ya que a mi mama le dieron un empleo muy bien pagado, no se lo que me deparara el destino.

Mi padre nos dejo cuando yo tenia 7 años. Se fue con otra mujer. Y por eso estoy tratando de ser flexible con mi madre, pero esto es demasiado. Le costo mucho mantenernos a ambos, pero salio adelante.

-¡Adam!, ayúdame con las cajas.-hablando de la reina de roma. Fui hasta donde se encontraba ella, bajando las cosas del pequeño auto.

-madre, ¿donde esta la bella casa de la que me hablaste? ¿esta detrás de este granero?-digo con fingida ingenuidad, y ganándome una sonrisa de su parte.

-Eres muy gracioso Adam, ¿quien te educo así? Sabes perfectamente que esta es la casa. Y si es bella. Bella, pero sencilla. Te acostumbraras.-dice dejando la caja que traía para abrir la puerta de la "bella" casa. Por dentro no se veía tan mal, pero nunca lo admitiría en voz alta. Venia con muebles incluidos. Entre y observe mejor. A mi derecha se encontraba la cocina, y en medio de esta un pequeño comedor de cristal. Avance un poco mas y, a mi izquierda, observe la sala, con sillones marrones que contrastaban con el blanco de las paredes. En medio de estos sillones y abajo de una pequeña mesa, había un tapete que cubría casi todo el espacio de la sala de un color salmón. En frente de la sala, y, para mi suerte había una televisión encima de un mueble color chocolate.

-¿No me vas a ayudar?-pregunta mi madre sacándome de mis pensamientos.

-Ya voy.-

***

Terminamos de sacar todo lo que trajimos y subí a mi habitación, (si, la casa tiene escaleras) a desempacar. Esta era bonita. De color azul turquesa con blanco y una cama del tamaño aceptable.

Después de un rato me dio hambre y, como si mi madre me hubiera leído la mente, grito:

-¿quieres ordenar pizza?-siempre sabe lo que quiero. Baje las escaleras y me encontré con ella en la cocina.

-Si, ¿tienes el numero?-pregunte y ella frunció el ceño.

-Aquí no se ordena pizza así. Tienes que ir a la pizzeria y allí ordenar comida.-dijo y se rió de mi ceño fruncido.-Así es, y tendrás que ir caminando. No quiero gastarme la gasolina que necesito para mañana, mi primer día. Así que no se hable mas y ve por mi pizza que tengo hambre.-dijo y, de mala gana fui caminando. Se cual es el camino. No es tan difícil.

Paso por un campo abierto y veo algo extraño. No se lo que es, pues esta muy lejos, pero logro distinguir que es un ser humano, creo que esta acostado. ¿estará herido? tengo que ir a averiguarlo.

Camino y, a medida que me voy acercando puedo ver que, en efecto, es un ser humano, y que, no, no esta herido, o herida, mejor dicho. Estoy como a 6 metros de distancia. Todavía no se ha percatado de mi presencia, por lo que me acerco.

-¿que haces ahí?-pregunto un poco irritado. ¿como se le ocurre acostarse en medio de la nada sin pensar en lo que podrían pensar los demás? mi madre se preguntara donde estoy. Cuando le hablo, voltea repentinamente hacia mi. Como si no se hubiera dado cuenta de que estoy aquí desde hace 10 minutos.

-¿a que te refieres?, si ¿que estoy haciendo de hacer aquí? o ¿porque estoy aquí?-pregunta

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-¿a que te refieres?, si ¿que estoy haciendo de hacer aquí? o ¿porque estoy aquí?-pregunta.

-Lo segundo.-digo, un poco confundido.

--Estoy observando el cielo. La belleza que este trae al mundo. Me gusta verlo y pensar.-dice, ya no observándome mi, sino al cielo.-¿y tu? ¿porque estas aquí?-pregunta, con curiosidad.

-Vine por... una pizza.-que extraña respuesta, lo se, pero me he quedado pensando en la respuesta que me dio hace unos segundos, y luego reacciono.-pero vi algo a lo lejos. Y pensé que quizá había alguien herido. Pero evidentemente no, así que me tengo que ir.-dije, confundido. Ella sonrió, y se mostraron unos hoyuelos en sus mejillas al hacerlo. Eran lindos.

-Adiós extraño, disfruta tu pizza.-me dijo y volvió otra vez a observar al cielo, con una mirada de concentración hermosa. Demasiado. Como si estuviera pensando en el teorema de pitagoras. Me quede un momento mas a observarla y me fui.

No deje de pensar en ella en un buen rato.
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No todos los ángeles están en el cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora