La causa.

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Era una mañana calurosa en la ciudad de Magnolia y Juvia caminaba tranquilamente por la calle.

La peli azul iba hacia el parque de la ciudad, ya que se reuniría con su compañera de gremio Lissana. El día anterior la albina le había dicho que necesitaba hablar urgentemente con ella, la actitud de la muchacha le había extrañado, parecía nerviosa e inquieta, así que dudo algunos instantes en aceptar.

Finalmente aceptó pues la mirada suplicante de su amiga la convenció, así que quedaron de verse al día siguiente temprano en el parque.

Juvia canturreaba una canción cuando divisó a la albina.

—Lissana-san, buenos Días— saludo amablemente la chica.

—Buenos días, Juvia —dijo una incómoda Lissana.

—Y bien, ¿de que necesitaba hablar?— preguntó la chica curiosa.

—Bueno, lo que pasa es.

—¡Hey Lissana!, Juvia — saludo el Peli rosa.

—Natsu-san, buenos días, ¿qué hace tan temprano aquí?

—Pues Lissana dijo que necesitaba hablar conmigo.

—¿Eh? ¿Usted también? ¿Lissana-san?.

—Chicos yo, tengo algo que decirles.

—¿Qué pasa Lissana? ¿Estás bien? Te vez muy nerviosa —dice Natsu mientras la mira fijamente.

—Creo que deberían sentarse y escuchar todo lo que les tengo que decir.

Natsu y Juvia se sentaron en una banca junto a Lissana, sin sospechar lo que la albina les iba a revelar.



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—Eso no puede ser cierto, Gray Sama no puede estar engañando a Juvia— Decía la peli azul muy alterada

—Lissana, Ni Gray ni Lucy serían capaces de hacer algo así, no juegues con esas cosas — bramó un enojado Peli rosa.

—Natsu, Juvia, lo que estoy diciendo no es una mentira, yo sé que ellos son sus novios pero ellos, ellos los están engañando susurró bajito Lissana

Él chico se acercó a Lissana y la miró de forma amenazante.

—¿Tienes pruebas de eso?— cuestionó.

Lissana desvío la mirada y extendió un papel hacia el chico

— Vallan a esa dirección, ustedes mismos lo verán.

Natsu tomó el papel, lo miró, se dio la vuelta y comenzó a caminar, Juvia se dio media vuelta sin despedirse de Lissana, para ir detrás del chico.

—Chicos yo lo siento tanto —susurro con arrepentimiento la Albina, ella sólo los pudo observar marchándose e internamente rogó que pudieran soportar la cruda realidad.


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Natsu no creía lo que sus ojos veían, a su lado Juvia miraba la escena con sus pupilas dilatadas y un rostro lleno de incredulidad.

—No puede ser, no esto tiene que ser un mal sueño — susurraba la chica

Por su parte Natsu no podía dejar de mirar la escena tan irreal que ese lugar les presentaba.

Lucy estaba sobre Gray haciendo el amor como nunca lo hizo con él, se movía tan sensualmente que su cuerpo ya estaba lleno de sudor.

El verla de ese modo con su amigo hizo que algo se rompiera dentro de sí, Juvia no pudo soportar más aquel grotesco espectáculo, simplemente se dio la vuelta y se echó a correr, inmediatamente una gran tormenta se desató.

Natsu se dio cuenta que Juvia salió corriendo de ahí sin embargó no hizo nada, él no podía dejar de ver la forma en que la rubia se entregaba a Gray.

Lucy sobre Gray, Lucy besando a Gray, Lucy gimiendo sólo su nombre, Lucy amando a Gray, Lucy entregándose a Gray, Lucy y Gray, Lucy y Gray.

Natsu apretó sus puños fuertemente y se dio la vuelta marchándose de aquel lugar.



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Lissana observa preocupada la puerta del gremio esperando que Natsu o Juvia llegaran.

Desde que había hablado con ellos no los había vuelto a ver, de eso ya había pasado tres días, ella estaba realmente preocupada, ya que un rato después de hablar con ambos chicos una tormenta azoto la ciudad, hasta el día de hoy no había parado.

Sabía que Juvia debía estar realmente mal, pero no tenía el valor de ir a verla, no después de lo que le dijo, sin duda la Maga de agua debía odiarla.

Además pensar en Natsu sólo la hacía sentir aún más mal, sabía de antemano que él amaba a Lucy con locura, enterarse de aquello lo debido de lastimar demasiado, tampoco tenía el valor de ir a verlo, pues temía la reacción que él tendría hacia ella.

Lissana suspiró cansada y dirigió su vista hacia Lucy y Gray que hablaban animadamente, a ellos no parecía importarles que las parejas de ambos no se hubiera presentado en el gremio por algunos días, de hecho parecían ni siquiera notarlo.

Los miró molesta, ¿cómo podían no darse cuenta que sus parejas hace días que no se aparecían por el gremio?, a decir verdad nadie en el gremio parecía notarlo.

Suspiró frustrada y se dirigió a la salida, sería mejor que se fuera a su casa, no podía soportar más tiempo junto a esa gente que parecía no darse cuenta de nada.


Edición 23 de febrero 2019

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Edición 23 de febrero 2019.

Causa Y Efecto (Edición y Emisión) /FT NaviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora