Juegos de Seducción

Capítulo 25

La morena no salía de la casa para nada, no podían hacerla salir y aunque Sergey, Nastya, Domen y sus padres la invitaban a salir la morena seguía negándose a dejar la seguridad de su casa, la pelirroja por su parte evitaba estar fuera más tiempo del necesario, iba a la oficina por dos o tres horas y seguía trabajando desde casa y eso la ponía un poco estresada, no podía trabajar al cien por ciento tal cual estaba acostumbrada por no querer dejar sola tanto tiempo a Yulia que seguía encerrada casi a piedra y lodo se paseaba por la sala sin saber cómo hacer que la morena saliera aunque fuera un poco del departamento sus padres la iban a visitar al igual que sus amigos solo Domen, Nastya, y Sergey y claro su familia sabían lo que había pasado con Dawn y los demás creían que era por que la habían privado de su libertad el que no quería salir a ningún lado que le había creado algún trauma o algo así

- Vamos a dar una vuelta Yul ¿te parece? Vamos a comer y al cine – Le sonrió Lena
- No tengo ganas Len
- Vamos Yulie acompáñame a dejar estos papeles a la oficina y de ahí vamos a comer algún lado
- No quiero, ve tu
- Yul por favor...
- ¡Ya te dije que no!
- No puedes quedarte aquí todo el tiempo Volkova, tus padres también quieren verte, tus amigos
- Vienen cuando lo desean al menos que tú no quieras que vuelvan
- Claro que no es eso, pueden venir cuando lo deseen amor
- ¿Entonces? ¿Por qué insistes tanto en que salga?
- Por qué no puedes pasarte todo el día encerrada, no es sano
- Me gusta aquí, lo disfruto
- Claro que no, tienes miedo y es normal pero...
- ¡No es miedo! – Grito
- Entonces pruébalo y sal
- No quiero probar nada
- Yulia... Entiende que estamos preocupados por ti y esa forma tuya de actuar a todos nos preocupa y no podemos hacer cosas que queremos o tenemos que hacer por estar cuidándote y...
- ¡Yo no les pedí que lo hicieran! Jamás, jamás entenderás lo que estoy pasando y espero nunca tengas que hacerlo, el no saber por qué te paso a ti, que hiciste mal o si quiera tratar de recordar un poco de lo que sea que haya pasado esa noche, es horrible tener que vivir con la intriga de que digan los análisis que sí, pero tú no logras recordar ni un fragmento – Se fue
- Yul... Yul...

La pelirroja suspiro y tomo el teléfono para avisar a la oficina que otra vez no asistiría quien lo diría de pasar a estar todo el bendito día en la oficina ahora había días en los que ni siquiera se asomaba

- ¿Cómo está?
- Mal Nastya, tiene un genio endemoniado todo la hace explotar o llorar no sé cómo vamos a superar esto, todo esto es mi culpa – Dijo apesadumbrada
- Eso no es cierto Lena, pero creo que podrías hablar con una experta que te asesore en como debes manejar eso, y que también ayude a Yulia
- ¿Crees que funcione?
- Nada perdemos con intentarlo ¿no?
- Tienes razón
- Me tome la libertad de buscar y encontré a una joven y buena doctora que podría ayudarlas a ambas, te mando los datos para que la llames y veas que sucede
- Muchas gracias Nastya, en serio que sin ti no sabría nunca que hacer
- Pues deberías estar aprendiendo cariño, pronto me iré a cuidar a mi bebé – Rio
- Lo sé, lo sé – Suspiro

La pelirroja charlo un rato con Nastya y después fue a buscar a la morena que se había encerrado en la habitación de la televisión pero no abrió por más que la llamo se rindió tras unos quince minutos y llamo al número que Nastya le había conseguido le contesto una mujer que se escuchaba muy joven para su gusto y aun así programo una cita para hablar con esa mujer y ver si era cierto que podía ayudar a su morena, la chica le dio de inmediato la cita por la tarde, escucho a Yulia salir y subir a la habitación y la siguió

- Yul... Tengo que salir ¿quieres venir? – Dijo Lena
- No
- Amor... Es para ver a una persona que...
- Has lo que tengas que hacer Elena, por mí no te preocupes
- Yul...
- No quiero saber – Se metió bajo las frazadas

Lena negó y salió de la casa estaba empezando a cansarle la actitud de la morena, si estaba más que claro que no sabía lo que estaba pasando pero todos estaban tratando de apoyarla y ayudarle pero simplemente Yulia no se dejaba o no quería llego al consultorio de la mujer y cuando la hicieron pasar pudo constatar de que la mujer era muy joven y le daba un poco de desconfianza por su juventud, pero debía aceptar que eso no tenía nada que ver con las ganas de salir adelante y el buen trabajo y desempeño que pudiese tener