Capítulo 26

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La pelirroja tomo sus cosas y camino hacía la puerta donde la acompaño la mujer que limpiaba la casa la pelirroja se detuvo en la puerta de la casa y se giró hacía la mujer que le sonrió amable suspiro y dijo en voz baja

- No quites tus ojos de Yulia, vigílala de cerca por favor
- Lo haré señorita no sé preocupe
- Gracias y cualquier cosa me llamas de inmediato
- Si señorita
- Gracias

Lena bajo al estacionamiento donde Gibran y sus guardaespaldas la esperaban se acercó al jefe de ellos y le indico que subiera al menos uno a su departamento que quería que estuviera lo más al pendiente de Yulia, sí, si algo había aprendido era a no confiar en nadie y menos estando Yulia tan vulnerable el hombre subió de inmediato dejando a Lena más tranquila aunque aún estaba inquieta al llegar a la oficina Domen la abrazo suavemente y Nastya le sonrió y los tres entraron a la oficina tras saludar a Elle

- ¿Cómo está Yulia? – Dijo Domen
- Nada bien, no quiere salir, no quiere comer, se irrita, se enfada, o llora, por las noches tiene pesadillas no puede dormir bien o duerme mucho – Suspiro
- Supongo que es normal ¿no? – Dijo Domen
- No lo sé, pero ahorita se quedó la psicóloga que me recomendó Nastya
- Estará bien, si en verdad pone de su parte y todos lo hacemos ella estará bien – Sonrió Nastya
- Eso espero
- Ya verás que si
- Bien, vamos a trabajar

La pelirroja se dedicó al trabajo como hacía ya más de unos meses no había podido primero por el secuestro de Yulia y ahora porque le preocupaba la actitud de su morena, y los problemas que se guardaban, mientras eso pasaba la morena bajaba a la sala donde una chica morena la esperaba y sus ojos obscuros se posaron en la casi rubia que se quedó a la mitad de la escalera observándola

- Hola Yulia buenos días
- ¿Quién es usted? – Retrocedió
- Tranquila mi nombre es Aurora Diatlova, me dijo Elena que sabias que venía
- Jamás me dijo cuándo, ni tu nombre
- Bueno ahora lo sabes ¿Por qué no tomas asiento? – La invito
- No estoy segura de quererlo
- Vamos, sólo quiero hablar contigo y ayudarte
- ¿Ayudarme?
- Bueno... Elena me contó lo sucedido
- Ella no debió...
- Solo quiere ayudarte pero no se lo haces fácil
- ¡Lo que paso no es fácil!
- ¿Y Elena tiene la culpa? ¿Qué tal tu familia o amigos? – La observo seria
- No – Dijo bajo
- Ven toma asiento, además te prometo que no estás sola tu novia dejo quien te vigile de cerca

La castaña observo a la mujer del servicio y al hombre más allá y se sintió un poco aliviada por ello, sabía que se preocupaba por ella y con esos detalles la hacía feliz la chica frente a ella le sonrió y se inclinó hacia ella

- ¿Cómo se supone que vas ayudarme? – Dijo seria
- Bueno, no puedo ayudarte si tú no quieres ayuda, en eso estamos de acuerdo ¿no?
- No sé si quiera ayuda
- Pues Elena ya no sabe qué hacer, siente impotencia por no poder hacer más por ti
- Sabes que... Creo que iré a...
- Ocultarse no es la opción Yulia
- No quiero ocultarme
- ¿Ah no? ¿Entonces como llamas al hecho de que solo quieres estar aquí, en tu casa, en tu cama, sola
- No estoy sola, y no quiero estar sola
- Pero no dejas a los demás acercarse
- Es solo que... No es fácil para mí, todos se acercan a mí y quieren que lo olvide, que no pasa nada, quieren ayudar y yo solo quiero no pensar más en ello pero no puedo – Dijo por fin
- ¿Cuántos kilómetros puedes correr en media hora?
- ¡¿Qué?! – Dijo Yulia confundida
- Bueno hagamos algo diferente, algo que no te deje pensar en ello – Sonrió
- No creo que...
- Venga acompáñame
- No quiero ir contigo, ni si quiera te conozco
- Algo me dice que no estarás sola, ni con desconocidos apuesto que él y al menos dos más irán contigo a donde sea que te muevas
- No quiero hacerlo
- Bien, dame un día y hagamos algo diferente y si no te gusta no vuelvo aquí ¿sí?
- Pero...
- Venga vamos

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