Cap. 22: No creo...

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Una vez que Liam estuvo duchado y vestido salimos en el auto de su madre.

Pasamos por el centro de Londres el cuál estaba inundado en gente, también pasamos por la Universidad de Liam y por mi trabajo.

- Cariño, ¿Dónde..-? - Levantó su mano libre y la puso delante de mi cara. - ¿Qué estas haciendo?

- Intentando que no preguntes nada. Cierra la boca.

- Pero...

- Cállese mijo.

Largué un carcajada haciéndolo sonreír. Besé su mejilla y me acomodé en mi lugar.

- Al menos hablemos de algo, me aburro.

- Zaza. - Lo miré cuando note el tono avergonzado de su voz. - ¿Eres feliz?

- ¿Cómo?

- ¿Lo eres? - Lo mire confuso, ¿a qué se debía? ¿A qué se refería?

- ¿Ahora mismo? ¿O a que te refieres?

- Conmigo. ¿Eres feliz conmigo?

- Si. - Respondí sin dudar. No había duda de ello. - Soy muy feliz contigo, Liam. Como nunca antes, estoy seguro. ¿Tú lo eres?

Frenó el coche delante de unos edificios.

- ¿Qué es esa pregunta? Por supuesto que si. Me hace feliz el solo hecho de que respiras.

- Pienso igual. - Le sonreí y lo atraje hacia mi para besarlo con ganas. Mordí su labio y lo estiré para acariciarlo con la punta de la lengua, sabía que le gustaba que hiciera eso.

- ¿Quierez zaber cual ez la zorpleza? - Lo solté y asentí. - Baja del auto.

Lo mire confundido pero antes de poder pronunciar alguna palabra se bajo del auto. Lo imite y rodee el auto para llegar hasta su lado.

Extendió su mano hacia mi con un antifaz negro de esos que se usan para dormir y que la luz no moleste.

- ¿Tengo que ponermelo? - Asintió. Me ayudo a ubicarlo sobre mis ojos correctamente, como sí fuese muy complicado...

- Te lo estabas poniendo al revés.

- La funcion de este pedazo de tela es que no vea, del derecho y del revés funciona asi que dame tu mano, o voy a terminar besando el suelo, y cállate.

Oí la risa de Liam y sentí sus dedos entrelazarse con los míos. Pegué mi pecho a su brazo mientras caminabamos.

- Hay dos escalones, con cuidado. - Me ayudó a subir los escalones y me indico que esperé.

- ¿Sabés? Podrías haberme pedido que cerrara los ojos o darme unos lentes de sol.

- Entonces te picaria la curiosidad y yo no sabría si estas mirando o no.

Bueno, tenía razón.

- Cierto. - El ruido de un elevador se hizo presente y oí la puertas abrirse.

- Vamos.

Dimos cinco pasos y luego Liam se soltó de mi un segundo antes de volver. Supongo que para tocar el botón del piso.

Cuando el elevador se detuvo Liam me levanto en brazos sacandome un grito mientras me aferraba a su cuello.

- ¿Qué haces? - Pregunté riendo. Me mando a callar mientras caminaba.

Suspire y recoste mi cabeza en su hombro, podía sentir su corazón palpitando contra mi brazo. ¿Estaba nervioso? ¿Era realmente importante esa sorpresa?

Oh Dios, ahora yo tengo nervios. Respiré hondo y Liam me imitó.

Él iba... a... a pedirme... Matri...mo...

- ¿Zayn?

- ¿¡Si!? - Grité alterado. Demonios. El bombeo de mi corazón resonaba en los oídos, no me dejaba pensar con claridad.

Malditos nervios.

- V-Voy a bajarte, ¿si? - Asentí.

Cuando sentí el suelo bajo mis pies intente sosterme de la pared pero no había pared. No tendría que haberme confiado de que había pared.

Liam me apretó la cintura y me pegó a su cuerpo.

- Cuidado, torpe. - Las mejillas se me encendieron y pegué mi frente a su hombro ocultando mi rostro.

- Torpe me dices. No puedo ver y me dices torpe. Eres increíble.

- Ya, lo siento. Vamos, falta poco y te quitare el antifaz.

- B-Bien.

Oí unas llaves, una puerta abrirse y luego Liam tomando mis manos para tirar de ellas y hacerme caminar.

A cada paso que daba se oía la madera debajo de mis pies y hasta que una salvaje alfombra se puso en mi camino, o eso creo. ¿Donde estábamos?

Una cortinas se abrieron y de repente la venda ya no estaba. Mis ojos se cerraron en cuando intenté abrirlos, la luz me había cegado.

¡Pero la curiosidad puede más! ¡Abre los ojos, maldita sea!

Me frote los ojos antes de abrirlos.

Y mis ojos acaban de sufrir un orgasmo visual. Acaban de ser placenteramente penetrados por la hermosa imagen que se presentaba ante mis ojos.

El sol estaba en lo mas alto, el cielo era de un azul hermoso y las pocas nubes que había no hacían mas que mejorar el paisaje kilómetros y kilómetros de edificios se extendían ante mis ojos. Era hermoso.

- ¿Te gusta? - Asentí sin despegar la mirada del cristal de la puerta corrediza.

- Si. Me encanta. - Y recordé que todavía no sabía donde me encontraba. - ¿Dónde-...?

Los labios de Liam se apuraron en buscar los míos. Se mantuvo quieto unos segundos hasta que pestañe y me alejé para mirar el lugar.

Era un departamento. Piso de madera en la entrada y el resto alfombrado beige, paredes blancas, una cocina al lado de la puerta, una isla de cocina con desayunador, una mesa de vidrio con pequeños sillones individuales en lugar de sillas. A un costado de la mesa había un bonito sillón verde militar que se veía muy cómodo, estaba adornado con algunos almohadones blancos y bordos, delante una mesita de café, delante de un plasma que estaba incrustado en la pared. En esa misma pared también había algunos estantes con libros.

Dejando esto de lado, lo que mas me llamo la atención fue una foto en un cuadro sobre el estante. Me acerque bajo la atenta mirada de Liam y tome el cuadro.

Ambos estábamos ahí. Fue una de las fotos que nos tomamos en el baile de graduación, la que tomó uno de los fotógrafos, Liam sonreía con los ojos cerrados y yo sobre su espalda ocultando el rostro en su cuello.

Recuerdo que cuando me bajé de su espalda prometió conseguir la foto.

- Bien, ya. ¿Por que hay una foto nuestra en un departamento que jamás hemos pisado?

- Tú, no lo habías pisado. Tu novio - No lo estaba mirando pero podía sentir su sonrisa. -, ya ha estado aquí varias veces.

Voltee para mirarlo y bombardearlo a preguntas pero una pequeña cajita aterciopelada me cerró la boca y aclamó mi atención.

Y yo obviamente como buena persona que soy, le di toda mi atención.

- ¿Que es eso, bebé? - Las palabras se atropellaron en mi boca y Liam soltó una risita nerviosa.

- Es un regalo.

- Un regalo.

- Una propuesta.

- Una... Propuesta.

El estómago se me revolvió y el desayuno me subió a la garganta.

¿Matrimonio?

No. No creo...

Trust me ♡|Ziam|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora