Pecado 4

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Es complicado. Pero se encontraba lo suficientemente determinado para mantener el paso y seguir su camino hacia el salón de clases. Su mente estaba llena de pensamientos, teorías, preocupaciones y en especial trabajos.

¿Cómo debería presentarse frente a sus alumnos? No podía llegar y decir "Mucho gusto, soy el reconocido asesino apodado Dios de la muerte que anteriormente era su pervertido maestro con apariencia de pulpo que gracias a que fui obligado a ser víctima de un experimento que me dio esa apariencia." No. Definitivamente no puede decirles eso. Además de ser muy bizarro e inesperado no podía tomarse a la ligera las reacciones y preocupaciones de sus estudiantes. Además ¿Y si preguntan cómo volvió a la normalidad? No podía decir directamente que todo fue gracias a Nagisa. Eso armaría un gran alboroto. Además de que enredaría a Nagisa en más hilos al igual que a Irina.

-Hm...-Cerro sus ojos deteniéndose aun apoyando sus manos en un tronco de un árbol-Ya es suficiente - Abrió nuevamente sus ojos separando sus manos del tronco. Su mirada amable y serena cambio a una filosa y seria. Con un par de movimientos logro subir a las ramas altas de los arboles dándole una mejor vista de donde se encontraba. Pudo visualizar el edificio donde se encontraban sus estudiantes.

-No está muy lejos-Observo su ropa. Una camisa de manga larga que incluso le llegaba a cubrir la palma de su mano y un pantalón que le quedaba largo llegándole a cubrir parte de sus pies. Era la misma que tenía el día que decidió acabar con todo. La misma ropa con la que la logro conocer a ella-Bueno, esta ropa al menos me da más libertad de moverme-Dijo para sí mismo empezando a moverse con agilidad por los árboles.

Se acaba el tiempo.

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Después de salir de la ducha y cambiarse con cuidado agarro la corbata de su profesor que habia sacado de su saco azul marino. La observaba con nostalgia y culpa. Ya no estaba completamente seguro de como reaccionar. Suspiro con la culpa aun comiéndolo y guardo la corbata junto con su uniforme dentro de la bolsa donde antes estaba guardada la ropa que llevaba puerta. Se levantó agarrando la bolsa y con lentitud y cuidado de no hacer el más mínimo ruido se dirigió hacia la salida de los vestidores. Aun sentía como su mundo daba vueltas así que por si acaso poso una mano en la pared para mantener el equilibrio.

- ¿Nagisa-kun?-Se escuchó a lo lejos pero igualmente muy cerca de él. Un escalofrió recorrió la espalda del peli celeste. Alterado observo hacia ambos lados. Pasos también empezaron a resonar dando a entender que alguien se acercaba. Y para su mala suerte era la voz de la última persona con la que quería encontrarse.

Estaba lo suficientemente aturdido que hiso caer la bolsa al suelo provocando un ruido sacándolo de sus pensamientos.

- ¿Quién anda allí?-Los pasos se hicieron más veloces y sonoros. A lo lejos logro ver la figura del pelirrojo.

«¡¿Y ahora que voy a hacer?!» Pensó mientras aún se mantenía inmóvil en su lugar. Pues aún no se mejoraba por completo.

Entre la espada y la pared.

Todos son Pecadores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora