Capítulo 4: ¡Nos vamos de excursión!

3.5K 158 16
                                    


El barullo de gente caminando y hablando me despierta. Lo primero que pienso al escuchar eso es que mi hermana ha vuelto a poner la televisión muy alta, y tardo unos instantes en recordar que ya no hay televisión, ni paz. Me incorporo abriendo los ojos, y veo a toda la gente en el aula hablando, algunos preparándose para ir a algún sitio. Doy un grande y vigoroso bostezo desperezándome y despertando mis sentidos cada vez más.

Una vez activo, me pregunto qué hará toda esta gente moviéndose tanto. Ayer no escuché nada respecto a eso, creo. Intento recordar algo que pueda haber oído sobre una misión, o una expedición, y entonces lo recuerdo. Aquel señor, el jefe, dijo algo sobre una expedición en un restaurante, y que sería hoy. Miro a mi alrededor y veo unos pantalones y una camiseta al lado de mi cama. Encima de ellos hay una nota en la que pone: "¡Hoy nos vamos de excursión! Date una ducha y ponte esta ropa, nos vamos a las once. P.D. ¿Sabes que duermes con la boca abierta?"

No me hace falta pensar mucho para saber que es de Alex, y solo el hecho de pensar que me ha visto dormir me asusta bastante. Me levanto del colchón de mantas y miro el reloj que hay donde antes estaba una pizarra. Las once menos cuarto. Cojo rápidamente la ropa y me voy corriendo a una parte del gimnasio que son los baños, donde hay como veinte duchas por sala. Me voy al baño de chicos y me ducho lo más rápido que puedo. Cuando termino me seco, me pongo mi ropa nueva y tiro la antigua, pues está tan destrozada que no merecía la pena conservarla. Este nuevo atuendo es mucho más flexible y cómodo, además, abriga más, y eso es lo que necesito estos días de frío.

Voy rápidamente a la sala de armas y cojo mi bisable. Cojo un abrigo de la enorme pila comunitaria que hay en la entrada y me dirijo a las puertas de salida. Hay un grupo de unas diez personas reunidas entre las que puedo distinguir a Alex y a Paul, además del chico pelirrojo que vencí ayer. Éste me mira con odio, y después se va con otro grupo de chicos. Yo me acerco a Alex y Paul, que hablan hasta darse cuenta de mi presencia. Paul se fija en mi bisable.

-Vaya, vaya, pero mira qué preciosidad –dice Paul prácticamente arrancándome mi arma de las manos- ¿de dónde la has sacado?

-La encontré en una tienda de armas –le contesto observando a la multitud, pero mi mirada se dirige a Alex-. Por cierto, he visto tu nota, y no calificaría esto precisamente como una excursión –ella hecha una risita

-¿Cómo que no? Será muy divertido –dice enseñándome su carabina M4

-Sí que lo será –afirma Paul mostrando su SG 550 e imitando a Alex, todos nos reímos

De repente llegan un montón de personas equipadas con mochilas, y empiezan a repartirlas. Se abren las puertas de acero, dejándonos a todos nosotros expuestos al exterior. Tenemos que salir corriendo para que el tiempo en el que el instituto esté exhibido al exterior sea menor. Una vez fuera, los zombis cercanos se dan cuenta al instante de nuestra presencia, y caminan lo más rápido que su muerto cuerpo les permite. También se acercan unos cuantos ráfagas, pero en el tiempo en el que emiten su característico chirrido de ataque, unas balas ya les han atravesado el cráneo y se han desplomado en el suelo. Sí que son buenos con las armas, en este grupo.

Avanzamos por unas calles muy intrincadas. Ahora todo se ve mucho más claro que hace dos días, donde todo estaba lleno de niebla. Ahora el cielo está absolutamente despejado, y el sol brilla. Sería un día fantástico si este mundo no estuviera sumido en un apocalipsis de monstruos devora-hombres.

Un hombre de unos treinta años llamado Jeff me ordena que me ponga detrás, y me ordena vigilar la retaguardia del grupo. También me da una Glock 18, por si hay un caso de emergencia. Según él, es el capitán a mando y debo obedecer sus órdenes. Por más que intento insistir, al final me obliga a quedármela, y, mirándola bien, es bastante bonita. Bueno, todo lo bonita que puede ser una pistola.

Mientras estoy en mi puesto, detrás del grupo, solo vienen dos cuchillas, a los que decido matar con la pistola. Tardo bastante en acertar a uno, y es en el hombro, por lo que decido no gastar más munición y acabar esto con mi bisable. Mucho más efectivo. Aunque no descarto la idea de aprender a utilizar mi Glock, pues es mucho mejor en cuanto a distancia se refiere. Detrás hay más zombis clásicos, pero no tienen nada que hacer con nuestro trote avanzado.

Al final llegamos a un autobús aparcado en medio de una carretera. Jeff saca unas llaves de uno de sus muchos bolsillos y abre las puertas. Todos entramos y cogemos un asiento. Yo decido sentarme con Paul, para estar entretenido en el viaje. El vehículo se pone en marcha. Estoy seguro de que será un viaje entretenido. Mientras estamos sentados, reviso lo que hay en la mochila que nos han dado.

Un walkie-talkie, un cuchillo, un pedernal, unos fideos instantáneos, barritas energéticas, una bolsita de carne seca, agua, y una pequeña lata con lo que creo que es munición extra. Increíble.

-Bestial, ¿verdad? Joe quiere estar completamente seguro de que si nos perdemos podamos sobrevivir por nuestra cuenta durante unos días más –me explica Paul al ver mi cara

-¿Joe?

-Sí, es el jefe del instituto.

Ahora caigo, el hombre que conocí en aquella sala se llama Joe. Procuraré no olvidarlo.

De repente oigo unas risas provenientes de atrás, y me giro para mirar. Me quedo impresionado al ver al chico de la pelea de ayer charlando con Alex y riéndose como si fueran amigos de la infancia. El chico pelirrojo sonríe amistosamente, y ahora no se parece en nada al joven que conocí ayer. Me empiezo a sentir extraño, como amenazado. ¿Serán celos? No lo creo.

-¿Cómo se llama? –le pregunto a Paul

-Mike. Es amigo de Alex desde que empezó todo esto. Está profunda y estúpidamente enamorado de mi prima, que no se da ni cuenta –dice

Hago una mueca de incomprensión.

-¿Alex es tu prima? –pregunto desconcertado

-Sí, ¿no te lo había dicho? Bueno, ahora ya lo sabes.

Aparto la mirada de ellos dos porque me resulta raro verlos, pero no son celos, de eso estoy seguro, creo.

Jeff produce un gran silbido que hace que todo el mundo se calle.

-Bien, chicos, va a ser un viaje bastante largo, así que poneos cómodos que no vamos a salir hasta dentro de un rato –dice con su grave voz

Suspiro. No me gusta estar mucho tiempo en una misma posición. Pero ahí está Paul, para mantenerme entretenido.

-¿Y cómo llegaste al instituto? –me pregunta

Perfecto, eso me mantendrá ocupado durante un buen rato.

ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora