Terminaba de subir las escalerillas del pórtico para finalmente girarse y viendo entre la pequeña cortina de hilos acuosos que se formaban por el techo de cabaña, descendiendo hasta el suelo a Bill, quien parado frente a él aún con la sombrilla, esperaba algún comentario antes de marcharse. Lo había acompañado hasta la entrada de la cabaña, portando su abrigo negro prestado, dicha prenda le había brindado el calor suficiente y estaba agradecido por eso pero a su vez, bastante incómodo como para expresarlo.
—Bien —Inició, metiendo sus manos en los bolsillos del abrigo, meneándose sobre las puntas de sus pies, inflando su mejilla derecha y viendo hacia cualquier lado del bosque menos a la cara del moreno. —Gracias por acompañarme y por prestarme tu abrigo Bill.
—No hay de qué Pino —Agregó el mayor, haciéndolo torcer los labios, odiaba esa sencillez y naturalidad, como si tratara con cualquiera de sus fans locas que al parecer andaban muertitas tras de él.
—Nos vemos mañana, lavaré tu abrigo y te lo regresaré limpio —Avisó, dándose media vuelta y dirigiéndose al umbral para poder abrir la puerta.
De nuevo un incesante y constante ruido comenzó a entrar por sus oídos, un "tic tac" que se propagaba como virus hasta llegar a su cerebro comenzando a hacerlo entrar en pánico, giró en dirección a donde se había despedido de Bill notando como éste ya llevaba un buen tramo avanzado tras su despedida y sólo podía ver su silueta disipar entre la lluvia y los árboles continuando con el sonido de las manecillas del reloj sobre sus oídos, si no era su reloj ni mucho menos Bill ¿De dónde provenía ese desquiciado sonido?
Con velocidad abrió la puerta corriendo para las escaleras, ignorando incluso la bienvenida de su hermana a la casa, pisando cada vez más fuerte el piso de madera buscando consuelo con el crujir de la antigua cabaña y en cambio recibiendo un sonido más y más fuerte. Abrió su habitación azotando la puerta y llevándose las manos a sus oídos los cuales cubrió y poco después comenzó a frotar con furia, el ansioso sonido lo estresaba, lo enloquecía y sacaba de sus cabales.
Se tiró sobre la cama como si eso fuera a ayudar, abriendo los ojos de más y viendo el techo, su caja torácica subía y bajaba con frenesí delatando la agitada respiración que lo consumía y asfixiaba.
Los ojos de Mason se llenaron de lágrimas al borde de comenzar a escurrir sin previo aviso, pareciendo que había sido el único método con el cual pudo ir disipando poco a poco el enloquecedor sonido hasta que entre berridos consiguió quedarse dormido sin una explicación lógica o una razón para el "por qué" de todo lo que le estaba sucediendo últimamente.
"Qué fácil es hacer que alguien te entregue la llave de su casa pero, es la primera vez que intento eso con un hombre... Pino, tienes tu tiempo contado, será divertido Mi Amor."
El menor despertó de golpe dándose cuenta de que su gemela no se hallaba en la cama de al lado donde solía dormir junto a él, miró el reloj despertador, 7:00 a.m. en punto, esa era la razón del vacío en la cama de Mabel quien iba a una escuela distinta a la de Mason, una privada cuya inscripción había sido dada de baja tan sólo para cambiarla a la escuela de Dipper, por simples razones económicas, pero al parecer no se había molestado en notificarle al muchacho que ya iba tarde es más, se había ido ella primero sin avisarle.
Se paró en dirección al baño, tomar una ducha era cosa del pasado, ahora su prioridad era llegar al menos a las 7:20 hora de tolerancia y un excedente más con el cual su excusa podría ser muy creíble, tomó unos jeans en conjunto de sus calcetas y se lo colocó además de cambiar su playera de la pijama por una más casual agregando una sudadera encima y tomando su mochila sin siquiera cerciorarse de llevar los cuadernos correspondientes.
Bajó las escaleras poniéndose los tenis a la par yendo en dirección a la puerta donde se detuvo tan sólo cuando escuchó a su tío silbándole para llamar su atención.
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The Killer °Billdip°
FanfictionTal vez un misterio. Tal vez un enfermo. Era lo que pensaba aquel joven, aunque su contrario era más que esas palabras.