¿OTRO PROBLEMA?

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—No hablo de mascotas, Eduard.
—¿Entonces?
—Un bebé.
—Ah...— suspiró —no sé si sea una buena idea.
—Más tarde puede ser peligroso...
—Ya lo sé, Trisha. Yo no habló de eso, verás... Quizás tenga que hablarlo con él— No entendía de que hablaban, no hablo del bebé sino de esa otra persona, siempre lo hacían, a papá no le gustaba tomar ninguna decisión por si sólo, siempre lo conversaba con otra persona, no sé quién es ya que nunca nos lo han dicho y tampoco me he atrevido a preguntárselo.
—Está bien— dijo mamá —Sabes Eduard, a veces me preguntó donde está el hombre del cual me enamoré hace años.
Eso de seguro le dolió, bueno  me parece que le dolió, bueno en realidad no parece que le haya dolido, nunca lo parece pero me imagino que debe dolerle.
—¿Te imaginas a mamá embarazada?— me preguntó Cristal.
—No...
—No te gustaría tener otro hermanito en casa.
—No, Cristal. Los bebés son un gran problema.
—Pero tú no tendrías que cuidarlo, yo podría cambiar sus pañales y darle de comer.
—Ya lo sé, es sólo que...
—¿Qué?
—¿Y qué tal el llanto? De seguro no dejaría dormir a nadie en la casa.
—Aiden, esta es una casa muy grande.
—Sí... Tienes razón.
—¿Qué es lo que te preocupa?
—Nada, es que...— de fortuna escuchamos la voz de mamá cerca de la puerta de la oficina de papá y tuvimos que correr para que no se dieran cuenta de nuestra presencia. —Uff... Estuvo cerca.
—Sí— me contestó Cristal riendo.
—Ya me voy a dormir.
—¡Oye! ¿Dónde vas tonto? Hoy es tu cumpleaños.
—Es mañana Cristal— contesté con el corazón roto por mi hermana.
—Ya son las doce ¡idiota!— burló riéndose —además, aun no me dices que es lo que tienes en mente.
—No es nada, sólo no quiero que crezca como nosotros.
—¿Cómo nosotros?
—Sí...—contesté entre labios.
—¿Y cómo hemos crecido nosotros?— preguntó riendo.
—Pos... Sin papá.
—Ah... Sí.
—No me quejo. Papá es... Pues eso, nuestro papá, pero a veces es tan frío, bueno en realidad siempre, y hasta cuando está en casa parece que...
—Estuviese en otro lado— completó Cristal mi oración. —Pero tu podrías ser su segundo papá y yo su otra mamá. ¿No?
—¡¡¡Yo!!!
—Sí, serías un gran papá, puedes enseñarle a jugar ajedrez y ese tipo de cosas raras que haces— auch.
—¡¿Pero y si es niña?! Yo no sé peinar bebés, ni tampoco vestirlas o arreglar... Un corazón roto.
—Pero podrías hacer un intento.
—¡Agh! Un bebé es un problema...
—Eres un tonto, Aiden.
—No puedes llamar tonto al cumpleañero.
—¡Mirame!— se levantó y con los brazos cruzados y la nariz arrugada me grito como de pequeña — ¡Aiden tonto!
—No te enojes, sólo es mi opinión, además... Papá no se ve muy alegre con la idea.
—¡De seguro lo haría si se lo pidieras!
—¡¡¡Yo!!!— pregunté aterrado por la idea.
—Sí, sería tu regalo de cumpleaños. ¿No prefieres eso que la misma pelota de fútbol de todos los años?
—La pelota no estaría mal...—susurré.
—¡Idiota!
—Ya. Ya, lo siento.
—Eres un tonto. ¡Me iré a dormir! ¡Así que tapate los ojos para colocarme el pijama!
—¿Por qué no duermes en tu cama?— dije cansado de que todas las noches durante 10 años se pasara en las noches para dormir conmigo.
—¡Y ahora además me hechas! ¡A veces te odio! —gritó marchándose enojada sin antes gritar— ¡Tonto Aiden!
Agh... Si el bebé es igual a ella sería otro problema más en mi mente, no se si pudiera soportar a dos como ella... Jajaja, aunque... Quizás no sería mala idea.

Movimientos del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora