Los primeros rayos del sol se filtraban por la ventana cuando Kassidy decidió levantarse. Después de su rutina de higiene buscó ropa en el closet, siempre tenía un par de cambios de vestuario allí, si decidía quedarse el fin de semana con su amiga.
Justo en el momento de salir de su habitación y caminar por el pasillo, una de las puertas dobles de la entrada se abrió y se encontró a Candace vestida con ropa deportiva y una toalla sobre su cuello. En el edificio donde vivía tenía gimnasio, así como otras áreas recreativas, era un buen lugar para vivir.
—Me baño y vuelvo, así preparas nuestro desayuno, pequeña víbora —dijo Candace socarronamente, golpeándole el hombro con el suyo al pasar su lado hacia el pasillo—. Y no te olvides de nuestra conversación pendiente, ¿escuchaste? —gritó una vez que entraba a su habitación.
Kassidy no contestó, ¿para qué? Sabía que no tenía opción y quizás ella le daría otra perspectiva de la situación. Fue a la cocina para preparar el desayuno, una ensalada de frutas con gotas de leche condensada.
Justo estaba sirviendo cuando su amiga llegó a la cocina y le hizo un gesto para que la siguiera al comedor. «¡Vaya!, nunca usamos el comedor» recordó. Se sentaron una frente a la otra y Candace elevó ambas manos indicando que esperaba escuchar lo que tenía que decir.
—He dejado a Roger —comenzó Kassidy tomando aire.
—¿Y él lo sabe?, porque ayer se volvió loco e insistió tanto al teléfono después que hablé contigo, que debe haber tomado un vuelo directo a Londres para encontrarte —le soltó riendo.
—Debe imaginarlo al menos, lo llamaré. Aunque no creo que se atreva a estar frente a mí en los próximos días. —Tomó un trozo de fruta y lo introdujo en su boca.
—No preguntaré ¿qué pasó?, me ha quedado claro que no me lo dirás. Me cuentas el efecto y no la causa, pero, sí te haré la siguiente pregunta... ¿estás segura? —Cambiando su expresión risueña a una muy seria.
—¡Claro que estoy segura!
—No de dejarlo boba, eso no me importa. Sabes de sobra que él nunca me gustó para ti. Me refiero a irte del país y abandonarnos. Comprendo que es trabajo, pero estás cambiando tu vida de una forma radical de un momento a otro, y no me queda claro si es por él o es por ti.
Se quedó pensando un tanto contrariada por las palabras de Candace, estaba de acuerdo con lo que decía. Fue muy impulsiva al decidir algo así, y en realidad no se encontraba segura por quién lo hacía. Se dio cuenta que ni siquiera lo pensó. Era una salida, una buena opción y la tomó sin más.
—Bien Kass, no debes decidir de inmediato. Lo de Suecia era una posibilidad y tienes tiempo para pensarlo. Además, ahora que Kill ha vuelto a tu vida... —canturreó sin terminar la frase.
—No tengo idea qué quieres decir realmente con esa frase, pero no se te ocurra insinuar que entre él y yo hay algo más que amistad, ¿te quedó claro? — Kassidy frunció el ceño como si en vez de una uva hubiese probado un limón. Se puso de pie molesta y Candace abrió los ojos como si fueran a salir de sus cuencas.
—¿Qué rayos pasa contigo, eres bipolar? —Entonces, salió detrás de ella hasta la sala saltando como niña y le gritó cada vez más fuerte—: ¡Oh cariño!, a mí no me engañas. Estás tan tentada por ese duro trasero que al igual que yo, darías todo por probarlo tan solo una vez —suspiró y puso una mano sobre su frente fingiendo desmayarse.
—Estás loca, Candy. Eres un pequeño demonio en el cuerpo de una rubia hueca —gruñó evitando el más mínimo contacto visual con su amiga, tratando de mantenerse en control después del espectáculo dado en el comedor.
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Siempre serás tú
ChickLitKassidy es una exitosa analista de inversiones que lleva una vida sosegada, hasta que descubre lo que nunca imaginó en su relación. Kilian lleva el negocio que le heredó su difunto abuelo y ha logrado expandirse de forma vertiginosa. Mientras su vi...