El día estaba radiante, pero seguía bastante frío, ambas se colocaron sus gafas de sol mientras caminaban hacia el auto y subieron.
—¿No me vas a ayudar a empacar? —Kassidy vio a su amiga con duda. No es que tuviera miedo de Roger, pero no quería estar a solas con él y mucho menos discutir.
—¿Empacar?, me tomé la atribución de llamar a Josh y le pedí que hiciera las maletas por ti. Claro que vamos a tu antiguo hogar, en función de supervisoras. Sabes, para ser un genio en los negocios te hace falta aprender a delegar funciones —dijo divertida y poniéndose en camino.
—Sé delegar funciones, ridícula. Esto se trata de un asunto personal, delicado y Josh tiene vida —contestó incómoda.
—Como si Josh no muriera por saber qué tipo de lencería usas y tú eres parte de su vida... Aunque debo reconocerlo; a veces compadezco a ese apetecible dios griego —terminó con un lamento.
—Deja en paz a Josh, cretina, él tiene una pareja estable. Tú no respetas nada —bufó indignada.
—¿Y a ti quién te dijo que lo quería para mi deleite sexual? Eres una enferma, soy una artista y tengo el deber de admirar la belleza en todas sus formas. —Se burló guiñándole el ojo y subiéndole el volumen al radio dando por finalizada la discusión, ambas cantando a todo lo que dieran sus voces, como hacían en el pasado.
Kassidy se compró un apartamento en Riverside Drive, a solo diez minutos de su amiga desde que decidió vivir junto a Roger hacía año y medio. También quedaba cerca de su oficina, lo que les permitía visitarse continuamente antes de que todo se dañara.
Al llegar, estacionaron el auto de Candace y cuando pasaban por la recepción Kassidy notó que Ben, el joven encargado de la misma la veía muy nervioso. Se preocupó, sin embargo, se limitó a saludarlo y éste asintió sin quitarle la mirada hasta perderse tras el ascensor. Cada vez estaba más inquieta, las puertas se abrieron nuevamente y le extrañó advertir la puerta principal abierta. Avanzó al interior y se asustó al observar un par de gotas de sangre en el piso. «¿Qué rayos pasa aquí?» pensó horrorizada. La respuesta llegó al instante, Roger salió a su encuentro con un paño sobre su nariz.
Se veía extraño, con los ojos inyectados en sangre, su cabello rubio desordenado y su ropa arrugada. El hombre se acercó gruñendo; —¿No te habías marchado? —Le dio una mirada fría y llena de reproche. Dirigiéndose luego a Candace hizo un gesto con la cabeza como saludo.
—Pospuse mi viaje —contestó Kassidy intentando mostrar tranquilidad—. ¿Qué te pasó? —preguntó a su vez, señalando el paño lleno de sangre.
—Pregúntale a la flor de tu asistente —respondió girando hacia el comedor. Tomó un cheque de la mesa y lo lanzó a los pies de Kassidy—. Ponle la cantidad —dijo arrogante, elevando una de sus cejas.
Ella ni se inmutó, lo conocía y sabía que estaba provocándola. Miró el cheque en el suelo y con su metro sesenta de estatura posó su mirada un momento en ese hombre de metro noventa para luego sonreír. Negó con la cabeza y se dirigió hacia la habitación ignorándolo. Encontró varias cajas selladas y su asistente se encontraba de pie, depositando varios libros dentro de una caja abierta.
—Lamento haberlo hecho, no me quería dejar pasar, me insultó y luego... no supe de mí —dijo Josh muy preocupado acercándose a ella y bajando la mirada.
—¿Él no te hizo nada? —preguntó extrañada observándolo de pies a cabeza.
—¡Cómo si pudiera! No en vano me la paso en el gimnasio esculpiendo todo esto —respondió elevando el mentón y señalándose de pies a cabeza. Giró hacia Candace para saludarla. Ésta sonrió ante su egocentrismo, pero no había dicho nada desde que entraron, asombrada por lo que estaba presenciando, si hubiese sido ella no estaría tan tranquila como su amiga.
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Siempre serás tú
ChickLitKassidy es una exitosa analista de inversiones que lleva una vida sosegada, hasta que descubre lo que nunca imaginó en su relación. Kilian lleva el negocio que le heredó su difunto abuelo y ha logrado expandirse de forma vertiginosa. Mientras su vi...