Mientras tanto, en algún lugar...
-¿Lily?¿Eres tú?- carraspeó como pudo Liam, al escuchar suaves quejidos retumbando por el lugar donde estaban. Intentó una vez más quitarse la gruesa tela que le cubría el rostro, pero fue en vano
-Lily, ¿puedes hablar? ¿estás bien?- insistió el masculino con la voz fuerte
Podía escuchar cómo la figura luchaba por contestarle
-Está bien. Si eres tú, baja tus defensas mentales, me meteré en tu mente y podrás pensar todo lo que quieras decirme-
-Ah no, nada de eso- rugió una voz femenina muy cruda, y el eco de sus palabras fue cortado por un fuerte golpe en el rostro de Liam
De repente, el muchacho sintió cómo lo tironeaban de la silla donde estaba y lo alejaban de la mente en la que se estaba metiendo, lo único que alcanzó a ver fue la confirmación de que la figura, en efecto, era la rubia mejor amiga de su mujer.
La mente de su captora era impenetrable. Había alzado tales defensas y poseía un poder tan grande que Liam comenzó a descreer que ésa fuera Kate.Esta vez, le encintaron la boca además de afirmarle la gruesa capucha que cubría su rostro, y le patearon una y otra vez entre tal acto. Él rugía de cólera, no sabía con qué tipo de material lo tenían aprisionado, puesto que una fuerza como la suya podría haber partido la mismísima pared. Pero las cadenas que rodeaban sus brazos y piernas y lo mantenían sujeto a la silla le quemaban hasta las entrañas y lo debilitaban al mismo tiempo.
En ese momento, sintió la presencia de la captora muy cerca, casi rozándole el lóbulo.
En un gesto que le causó tremendo asco y desdén, la mujer le lamió la oreja al tiempo que decía
-Has sido un angelito de la guarda muy, muy malo-
Liam reconoció que ésa no era la voz de Kate. Sino del único Ser en su pasado que podía hacerlo sucumbir al más terrible horror de todos. Sintió miedo por él mismo, preocupación por Lily, y más que todo, por su preciosa Mía. Se preguntó si estaría a salvo, y si así era, se preguntó cuánto tiempo le quedaba antes de que le hicieran algo siniestro.
Gotas de sudor empapaban su frente, y una lágrima salió disparada un poco por ira, un poco por anticipación de lo que estaba por venir.
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Mía no tenía idea de cómo iba a evocar a Samael. Él había dicho "ya hablaremos", pero ella no podía permitirse esperar, las circunstancias la apremiaban y el dolor y la ira que sentía en el pecho estaba por devorarla.
Se acostó , con el deseo ferviente de pedir ayuda en alguna suerte de trance o estado de consciencia elevado, pero la misma oscuridad la envolvió y se dejó llevar.
A lo lejos, un perfil masculino en un fondo negrísimo , con el rostro encapuchado y sentado en una silla antiquísima, temblaba por el esfuerzo para hacerle llegar...algo. La imagen titilaba , se apagaba y encendía, como una lamparilla a punto de fundirse. Ella creyó que el hombre estaba realmente dando todas sus fuerzas restantes para cumplir un propósito.
De repente, alguien más entró en donde estaba el hombre, y ella sintió la urgencia de irse de allí.
Un mensaje parecía retumbar en la consciencia de Mía al despertar de ese viaje interior tan extraño.
Era la voz de Liam , dándole una...¿respuesta?. Corrió al baño a mojarse la cara, y apresurada, tomó una lapicera y escribió lo que había oído : Llama a los dioses paganos.
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MÍA II
ParanormalSegunda parte de la saga MÍA. Luego de encuentros y desencuentros con Liam, al fin Mía podía estar en paz. Pero no le ha durado mucho, puesto que Samael, el demonio que pactó con su ahora fallecida madre viene a cobrar la cuenta. ¿Qué es lo que...