Hikaru y yo... éramos un espejo.
Siempre estábamos juntos y físicamente parecíamos dos gotas de agua, por ello nos confundían todos, pero ambos sabíamos lo diferentes que éramos en personalidad.
Para la gente que nos nombraba, el otro que no era yo, era Hikaru; cuando pronunciaban mi nombre, Hikaru era el restante... Y sonaba cruel porque los únicos que estábamos seguros de no fallar éramos nosotros mismos.
Nadie más.
Eso nos hacía ser retorcidos con el resto. ¿Acaso una persona puede sustituir a otra? Ser gemelos no lo implica y como el mundo nos hizo daño, estábamos devolviendo el golpe a cada palabra que salía de nuestros labios al iniciar nuestros tortuosos juegos mentales.
Las chicas que se nos declaraban lloraban cuando jugábamos para confundirlas y finalmente las rechazábamos pero... ¿Se habían parado a pensar que las más crueles eran ellas? Hikaru y yo no éramos iguales aunque fuéramos gemelos y, aún así, decían conformarse con uno u otro ¿No les importaba lastimarnos de esa forma? Y luego los diabólicos éramos nosotros...
Los que quisieran ser nuestros amigos siempre iban con segundas intenciones, ya que al ser hijos de la familia Hitachiin ¿Quién no querría ser amigo nuestro?
Patético...
Me resultaba desagradable el sólo mirarles o dirigirles la palabra para que se largaran, aunque para ello, mi hermano era el más indicado. Su impulsividad era de gran ayuda y con frecuencia soltaba comentarios bordes, a veces arrogantes sin que él mismo se diera cuenta. A veces, aunque él fuera el mayor, lo veía como un niño y cada vez que lo demostraba, me hacía sonreír inconscientemente.
Era el único que podía comprenderlo a la perfección, por mucho que se ocultara tras bromas y risas.
Queríamos que nos diferenciaran, pero en el fondo esa misma idea nos asustaba. Si no nos descubrían nos sentíamos solos, si lo intentaban, no tardábamos en confundirlos y hacerlos desaparecer de nuestra vista.
Siendo completamente sincero... nos daba miedo que nuestro mundo se abriera a los demás porque ambos confiábamos sólo el uno en el otro.
-Kaoru... Oye, ¿me estás escuchando? –mis ojos parpadearon al verle frente a mí. A él... a Hikaru, quien chasqueó su lengua dándome a entender que se había enfadado por no prestarle atención –¡Últimamente estás en las nubes! –me espetó. Yo sólo pude encogerme de hombros sin saber qué contestar.
Ahora, gracias al Host Club y a nuestro rey, teníamos amigos, pero lo que más me desconcertaba era que Hikaru parecía feliz con todos y cada uno de los intrusos en nuestras vidas. Era algo que me atormentaba desde los primeros días del curso, justo cuando la conocimos.
Haruhi...
Esa chica era la que más participaba en desbaratar mis sueños, aunque no fuera esa su intención y por eso no podía odiarla ni a Hikaru tampoco, aunque no hiciera otra cosa que intentar terminar lo que ella comenzó.
Cada día que pasaba sentía que promesas como siempre estaré a tu lado ó sólo estamos tú y yo, se me hacían más y más distantes. Sí, fui estúpido al creerlo cuando éramos pequeños y aún hoy, prefiero seguir siéndolo y tener el beneficio de la duda.
Hikaru era muy lento para apreciar bien lo que sentía por nuestro juguete, pero sabía que si los días continuaban, si el reloj no dejaba de avanzar... acabarían dándose cuenta de que su relación no era amistosa. Al menos no completamente.
Y yo sólo sabía empujar a mi hermano hacia ella.
Me contradecía.
Ya había pasado una semana desde el día de Halloween y mis sospechas se hacían cada vez más evidentes. Haruhi estaba alejando a Hikaru de mi lado y estaba creando un nuevo mundo junto a él.
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Tabú
FanfictionDisclaimer: Ouran High School Host Club pertenece a Bisco Hatori, sólo lo uso para divertirme y sin fines lucrativos (pero eso no quiere decir que puedan plagiar mi trabajo). Advertencias: Lemon, Incesto. Sino te gusta no lo leas. Cuando la inseguri...