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Diciembre 12, 2011

Lorene abrió la puerta y Daniel le sonrió con pocas ganas.
- Hola, Dan, pasa...- dijo con una pequeña sonrisa, muy parecida a la que Emily siempre tenía.
- Gracias.- dijo sacándose el saco, colgándolo en el perchero.
- Emily está en la sala...- dijo Lorene yendo hacia la cocina.
Daniel asintió y caminó hacia la sala de estar, donde Emily estaba con su computadora. Apenas cruzó la puerta, Emily lo miró y se le dibujó una sonrisa, que desapareció apenas vio la expresión que tenía Dan en el rostro.
-¿Está todo bien?- preguntó ella, levantándose.
- Vine para decirte algo importante...- dijo sentándose a su lado en el sofá.
Ella volvió a sentarse y dejó la computadora a un lado. Lo miró a los ojos, intentando descifrar lo que él quería decirle. Dan se mordió la lengua antes de comenzar a hablar.
- Emily, no me gusta decir esto, pero creo que deberíamos terminar...- dijo justo cuando la madre de Emily entraba a la habitación con dos tazas de té.
Emily miró a su madre, quien rápidamente desapareció. Volvió su vista hacia Daniel, quien miraba hacia la pared.
- No entiendo...- dijo riéndose.
- No estoy pasándola bien contigo, ya no es lo mismo...- dijo mirándola a los ojos.
-¿Es broma?- él negó con la cabeza, todavía sin dirigirle la mirada.
-¿Conociste a alguien más?- le preguntó Emily preparándose para escuchar un 'sí'.
Dan negó con la cabeza.- Ems, es difícil de explicar...-.
- Entonces sí conociste a una chica...- dijo entre triste y enojada.
-¡No conocí a nadie más!- exclamó.
Emily se quedó tiesa, asustada.
- Dan...- dijo ella con la voz bajita.- ¿Hice algo malo?-.
- Emily...-.
Emily trataba de guardarse las lágrimas, pero no podía retenerlas por mucho tiempo. Ella sabía que si se largaba a llorar, todo seria todavía peor. Cerró los ojos con fuerza por unos segundos, intentando desaparecer por un instante. Al abrir sus ojos, rápidamente posó su atención en el chico que miraba hacia la nada, perdido en sus pensamientos. Finalmente, Dan volteó para verla a la cara. Se limpió unas pequeñas y casi invisibles lágrimas, y en ese momento, ella supo que todo estaba yendo por un mal camino.
-Me iré de viaje.- dijo con su voz un poco rasposa y adolorida.
-¿Qué? ¿Cómo?- preguntó desesperadamente, intentando comprender lo que él le decía.
- Te lo acabo de decir, me iré de viaje. A Australia precisamente...- desvió la mirada, evitando toparse con los ojos tristes de Emily.
- ¿Cuándo?...
Dio un largo suspiro y volvió a mirarla por un par de segundos- En una semana.
Emily no podía creer lo que estaba escuchando. Sentía que su mundo se caía abajo, que su más preciado tesoro se le escapaba de las manos...

Diciembre 14

Alex se despertó por culpa del teléfono, que estaba sonando hace media hora. Era normal para Alex confundir sus mañanas con las tardes, y el reloj del celular marcaba las 15:34pm. Se sentó en la cama, y al apoyar los pies en el suelo pateó accidentalmente una botella de cerveza.
Se notaba la ausencia de Louise en su casa, ya que ella era la que mantenía todo ordenado y limpio. El teléfono seguía sonando, en lo que Alex estiraba las piernas. Agarró vagamente el aparato y atendió la llamada.
-¿Louise?- preguntó.
- Si, soy yo... Necesitamos hablar...- dijo en un tono amargado.
-¿Dónde?- preguntó seguido de un bostezo.
- El pub de la cuarta calle, tú sabes dónde...- dijo y cortó.
- Bueno.- pero Louise no lo había escuchado.
Se vistió y apenas se puso perfume. No se había bañado desde hace dos días, y tampoco le molestaba.
Los franceses carecen de agua y es por eso que usan mucho perfume, se bañan seguramente dos veces por mes... Pero Alex no era francés, él era un roñoso.
En fin, salió de su casa descalzo, y no fue hasta que llegó a la esquina cuando se dio cuenta de que el piso estaba mojado por la lluvia. Bufó y volvió a su departamento para ponerse unas zapatillas.

[...]

Louise lo esperaba sentada y vestida con su delantal negro. Alex sabía que ella trabaja en ese pub, donde casualmente Alex se emborrachó una vez y besó a una extraña enfrente de la pelirroja. Esa fue la primera vez que cortaron, ya que luego Alex fue arrastrándose hasta los tobillos de Louise para pedirle otra oportunidad. Y Louise se la dio, ya que lo quería mucho.
Alex cruzó la puerta y vio como sus ojos miel lo miraban con odio.
- ¡Aquí estás!- dijo ella, parándose y caminando hacia él para darle una bofetada.
-¿¡Qué haces!?- preguntó exaltado y sobándose la mejilla roja.
- ¡Kate me dijo que le pediste su número, y que te acostaste con ella!- dijo con los ojos llorosos.- pensé que aprovecharías esta última oportunidad...-.
Alex se quedó tieso, ni si quiera de acordaba de quién era Kate.
-¿Cuál Kate?- preguntó el idiota.
- ¡Mi amiga Kate!- dijo como si fuese obvio, cosa que para Alex no era.
- No recuerdo a ninguna Kate, por favor no te enojes...- le rogó.
-¿Qué no me enoje? Es la segunda vez que haces algo a mis espaldas y estoy cansada de esta actitud. Es mejor que terminemos, total ya te vas a Nueva York...- dijo con los ojos prendidos fuego.
- Pero yo te quiero...- Louise sonrió sinica.
- ¡Tu nunca me quisiste, sigues enamorado de la enana esa!... Alex, ya no quiero estar más contigo- dijo interrumpiéndolo.
- Esta bien, creo que es justo. Pero quiero que sepas que ya no me importa Emily, me di cuenta de que quedó atrás...-.
- Igual que lo nuestro...- dijo dándose la vuelta y entrando al baño de damas.
Alex se quedó parado en medio del pub, con varios ojos mirándolo. Se dio la vuelta y salió por la entrada, caminando hacia ninguna parte.

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