No sueñes conmigo

269 8 0
                                    

Desperté mucho antes de que el maldito despertador sonase. Podia notar como mi cuerpo gritaba de dolor a cada movimiento que daba, no iba a ser facil, pensé. La noche anterior había sido dura, desempaquetar todos mis objetos personales era una tediosa tarea, pero lo que hacia sentir a mis huesos semejante dolor era haber transportado los muebles hasta mi habitación.

Aunque detestase admitirlo, la casa no estaba tan mal como la habia imaginado, el jardin trasero era sin lugar a dudas lo que mas me habia gustado. Era una casa grande e iluminada, grandes ventanales, una buena decoración y unas habitaciones acogedoras. A pesar de todo mudarse a la gran ciudad habia sido, según mi opinion, una verdadera perdida de tiempo. Pero así era mi madre, huir de los problemas era su especialidad.

Observé a Diana, estaba dormida placidamente, su pelo rubio estaba desordenado, y una de sus manos habia quedado colgando de uno de los lados de la cama, sonreí al escuchar un pequeño ronquido. A pesar de ser mi hermana pequeña pocas cosas teniamos en común. Ella era la hija perfecta, la preferida de nuestra madre aunque esta dijese todo lo contrario, solía pensar que tal vez era tan especial porque se parecia a nuestro padre, con su cabello rubio, rasgos de muñeca de porcelana, labios rosados, pequeña y delgada... Lo unico que heredé yo, por desgracia, fueron sus ojos, uno de color azul turquesa y el otro verde oscuro. Heterocromía, que segun la wikipedia era una anomalía en el iris, según mi madre un regalo de la naturaleza y segun mi hermana una desgracia para los que me mirasen a los ojos. Por supuesto los suyos eran azules, claros y cristalinos, como casi todo lo que hacia o decia.

Cuando al fin pude levantar mi maltrecho cuerpo de la cama, busqué algo de ropa en mi pequeño armario. Hoy era el primer dia en mi nuevo instituto, así que tenia que causar buena impresión, solté una silenciosa carcajada, pensando que siempre daba cualquier impresión menos buena. Me puse los pantalones de cuero rojo, el corsé negro y las botas militares del mismo color. Observé mi cuerpo en un espejo, que todavia no estaba enganchado a la pared, y arregle un poco mi cabello negro.

- Dios mio, pareces una furcia barata.- a mis espaldas Diana ya se habia despertado y me miraba con su perfecto ceño fruncido a través del espejo.

- Gracias Di - le contesté sonriendo ironicamente- te daré parte del dinero que recaude hoy y estas de suerte, son cinco dolares la mamada y diez...

- Oh, dejalo, tu boca dentro de poco parecera un sucio vertedero si siges diciendo cosas así. - dijo mientras intentaba introducirse en un vestido de encaje blanco- ¿Nadie te ha enseñado a comportarte como una damisela?

- ¿Damisela? Joder, ¿que estuviste leyendo ayer? ¿Shakespeare?

- No, no todas vivimos en la epoca medieval como tú, ahora, por si no lo sabias, se leen cosas como Crepusculo, o Cincuenta sombras de Grey, deja a un lado las novelas que leian nuestras tatarabuelas y modernizate un poco.

No pude evitar soltar una sonora carcajada, Diana creia estar en el ojo del huracan de la moda, y aunque asi era, nunca perdia la opotunidad de demostrarlo. Cuando termine de maquillar mis ojos bajé a la cocina no sin antes revolverle a Diana el pelo con la mano. Corrí escaleras a bajo mientras escuchaba su grito de fastidio.

- Buenos dias mama! - grité al tiempo que me preparaba mi tazón de leche con cereales. Mi madre apareció impecablemente vestida con su bata de enfermera.

- Buenos dias, cariño. Ya veo que os habeis despertado de buen humor. - me observo durante un pequeño colapso de tiempo antes de añadir- Erika, ¿no vas un poco... eh... agresiva, para ser el primer dia?

- Mama, podría subir ahora a cambiarme y ponerme una minifalda y una camisa con escote hasta el ombligo, y aunque no te lo creas es así como van las chicas del instituto hoy en dia. Asi que, solo tienes que pedirmelo.

- No, no, realmente esa ropa te queda bien - dijo apresuradamente mientras miraba a lo alto de la escalera para gritar- ¡Diana! ¡Ves bajando, cielo! No quiero que se os haga tarde el primer dia. - añadio mirandome a mi.

- Tranquila, llegaremos a tiempo, tengo el seguro de la moto en regla -sonrei mientras observaba a Diana que al fin habia bajado y cogia una manzana de la encimera.

- Mama, por favor, no quiero ir en moto, se que suena a tópico, pero mira que pelo mas perfecto tengo -dio una vuelta sobre si misma mientras yo y nuestra madre le mirabamos divertidas- ¿Ves? Es perfecto. Pues cuando me ponga ese horrendo casco sera como el de Erika.

- Oh, vaya gracias.-dije mientras acababa el desayuno y ponia el tazon en el fregadero.

- Niñas, niñas, basta ya. -mi madre miró el reloj- tengo que irme, Diana, lo siento, cariño, hoy no puedo llevaros yo, Erika, por favor, no corras mucho, ultimamente hay muchos accidentes y creeme, no te gustaria quedarte paraplejica.

Nos besó a ambas en la cabeza y se marchó casi corriendo mientras tatareaba algo entredientes.

- Bueno, Diana ¿Ya lo tienes todo? -le pregunté mientras ajustaba la mochila en mis hombros y cogia los dos cascos.

- Si, maldita sea.- refunfuño mientras me quitaba de la mano uno de los cascos y se dirigía a la puerta con paso airado.

Reí por lo bajo antes de ir detrás de ella.

El instituto era como casi todo lo que conformaba esta ciudad. Grande, con amplios jardines, puertas enormes, todo parecia haberse construido por un claustrofobico. Los estudiantes se agrupaban en grandes grupos mientras hablaban entre ellos, riendo y charlando animadamente, quedaban cinco minutos para que el timbre sonase.

- ¡Erika! - me gritó Diana mientras golpeaba el suelo con sus tacones y arreglaba su perfecto pelo.- Pon el maldito candado de una vez.

Suspiré, solía ponerse impaciente cuando estaba nerviosa. Coloqué el candado y me miré en el retrovisor, mis mejillas estaban sonrojadas por la presion del casco sobre ellas.

- Tranquila, no vas a conseguir arreglar tu cara - dijo Diana mientras se daba la vuelta para entrar en el nuevo instituto.

- Lo sé, algo teniamos que tener en común. Por cierto, hoy e descubierto algo nuevo.- dije mientras me apoyaba en la moto, no tenia pensado entrar hasta que tocase el timbre.

- ¿Una máscara para taparte la cara?-me dijo sin siquiera darse la vuelta.

- No -respondí elevando la voz para que me escuchase.- ¡Que roncas!

- ¡Eres una imbecil Erica Watson! -gritó mientras me sacaba el dedo corazón.

- Esto va a ser divertido.- murmuré para mí sonriente.

_______________________________________________________________________________________________________________

Gracias por leerme. Lo siento si hay alguna falta de ortografía, lo escribo desde el móvil así que se me puede escapar alguna. ¡Voten y comenten! Subiré un capitulo nuevo al menos una vez a la semana.

No sueñes conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora