Involuntario propósito

93 4 1
                                    

- ¡Ya estoy en casa!- la voz de mi madre llegó hasta mis oidos como un cañon. El dolor de cabeza aumentó.

-¡Mamá!- por supuesto Diana salió a recibirla antes de que a mi me diese tiempo siquiera a asimilar su llegada.

- Hola, cariño ¿Que tal el primer dia de clase de mis princesas? - ¿princesas? yo era una maldita guerrera.

- Muy bien, ya tengo mi grupo de amigas, y voy a hacer las pruebas para el equipo de animadoras, estoy tan emocionada...

- Hola, mama- dije interrumpiendo a mi hermana que no cesaba de parlotear mientras nos demostraba su elasticidad elevando una pierna a la altura de su cabeza.

- Vaya, veo que no ha sido un buen dia para una de vosotras- comentó mirandome a la cara y sonriendo dulcemente. Odiaba que hiciese eso.- tengo noticias para vosotras.

La miré sin comprender, las noticias no eran siempre buenas y ultimamente solo habian sido malas. Vi como cogia aire, Diana habia dejado de hacer piruetas para escuchar atentamente. Las dos nos apoyamos en la encimera de la cocina mientras mi madre dejaba las llaves del coche colgadas al lado de la puerta. Nos miró durante un momento. Eran malas noticias.

- No voy a tener suficiente dinero para pagar el nuevo instituto, con la casa, los pagos de la gasolina del coche y vuestros gastos... Yo... No tengo suficiente para todo.

Mierda, esto significaba una nueva mudanza a un barrio mas barato, un instituto publico y de nuevo a empezar de cero.

- Esta bien - dije rompiendo el silencio- ¿Cuando hacemos las maletas?

- ¿Maletas? - Diana estaba histerica- No voy a hacer otra vez las maletas. Mamá, por favor - suplicó con voz lastimera - podemos conseguir una beca para el instituto, si consigo entrar en las animadoras tendre una beca...

- No pienso ser animadora para conseguir una beca- le contesté yo rotundamente. Miré a mi madre que parecia pensativa, le rogé con los ojos para que pusiese fin a esta locura.

- No es mala idea. - dijo mirando a Diana, por supuesto, era su ojito derecho, nunca le decia que no a nada, esta conversación no iba a ser diferente a las demás, Diana exponía una idea absurda y mi madre la secundaba. A veces, solía pensar que yo era la madre de las dos, la unica con dos dedos de frente.

- Mamá, por favor, no voy a ser animadora, y con una sola beca no vamos a ser capaces de tirar esto adelante.- intenté razonar con ella.

- Bueno, siempre puedes trabajar a media jornada de camarera o algo así.- dijo Diana sonriendo con dulzura para captar la atención de nuestra madre. La asesiné con la mirada.

- ¡Si!- un momento, esta conversación parecía ensayada.- Erika, ya tienes diecisiete años, es hora de aceptar responsabilidades.

¿Responsabilidades? Yo era la unica que aceptaba responsabilidades en esta casa.

- De acuerdo- dije con una amplia sonrisa. - procuraré elegir un buen trabajo, ya sabes, nada de stripteases ni gogo's ni prostituta en un burdel- mi voz y mi furia fue en aumento a medida que acababa la frase. Terminé con un giro de noventa grados para subir pisando con fuerza las escaleras, dejando a mi atolondrada madre y mi estirada hermana con la boca abierta y sin saber bien que decir.

Una vez en mi habitación intenté pensar con claridad. Desde la muerte de mi padre nada había sido igual, ya no salíamos en familia cada fin de semana para hacer acampadas, las noches junto a él comiendo palomitas y viendo las peliculas de terror que tanto odiaban mi madre y mi hermana habían terminado, sus charlas sobre nuestro futuro ya habían dado a su fin. Ahora todo giraba en torno a chicos guapos, moda y peliculas de chicas y de amor.

Alguien tocó con suavidad la puerta de la habitación.

- ¿Se puede? - mi madre entró sin esperar respuesta. Se sentó a mi lado en la cama. - Cariño.- me dijo intentando acariciar mi pelo, me aparté instintivamente y ella suspiró- Erika, se como te sientes, pero como tu me has dicho muchas veces tengo que hecharle huevos al asunto- eso era cierto, se lo dije cuando nos mudamos aquí.- y ahora lo estoy haciendo, no creo que tu hermana resista otra mudanza, ya sabes lo sensible y delicada que es, tan solo quiero lo mejor para vosotras y tú eres la mas indicada para ayudar a esta familia a tirar hacia adelante.

- La cuestion es que ya no somos una familia- respondí mirandola a los ojos.- ahora solo sois tú y Diana las que tomais las decisiones. ¿Desde cuando teneis pensada esta conversación?

- Yo no...- mi madre se hizo la sorprendida, luego agachó la cabeza y sonrió pesarosa- No se te escapa ni una, te pareces a tu padre.- no respondí asi que siguió hablando.- Erika, por favor, ayudame a hacer esto bien, solo te pido un año, hasta que me den un aumento, y solo entonces podremos ser como antes, yo hare todo lo posible para que volvamos a ser como antes. Te lo juro.

De nada servia discutir. Decirle que sin mi padre nada volveria a ser como antes no arreglaría nada. Asi era ella, una princesa que necesitaba que la rescatasen de cualquier problema que surgiera.

- De acuerdo - respondí en un murmullo.

- Gracias, cielo- dijó besandome en la cabeza y levantandose para irse- por cierto, prometeme que no serás una prostituta o gogo.

- Te lo prometo- dije forzando una sonrisa. Ella me lanzó otro beso antes de bajar corriendo por las escaleras.

Odiaba esto. Lo odiaba con toda mi alma.

No sueñes conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora