Capítulo 11

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La palma de mi mano me pica por lo fuerte que le di la bofetada y por un momento me planteo preguntarle si se encuentra bien, pero la realidad es que la que no está bien, soy yo, mi corazón arde, se aprieta, duele como si lo estuvieran apretujando con tal fuerza que hasta cuesta respirar, aún no se da cuenta lo mucho que sus acciones o sus palabras me afectan, pero es que nadie lo entiende, ¿como dejar de amar al hombre que me hizo sentir en su momento tan dichosa? Y ¿como dejar de odiar al hombre que me destruyó empezando por mi frágil corazón? Perdonar quizás no sea una opción y dejar que mi corazón mande por encima de mi cabeza, de la razón, desde luego tampoco lo es, sucumbir al deseo es algo que podría replantearme pero no deja de ser un tanto arriesgado.

- te esfuerzas demasiado para que lo que hay aquí - dice tocando con el dedo índice mi pecho, concretamente sobre mi corazón, su toque me quema sin embargo no muevo un músculo - no se deje ver, pero...tarde o temprano saldrá a flote y ni tú, Sia, podrá controlarlo - murmura a la vez que doy un paso hacia atrás alejándome de su toque, no lo tolero.

Sonrío por la fe que tiene en mí, o en lo que solía ser en su momento quizás, Jase siempre fue tan seguro, siempre me gustó eso, me gustaba la forma en que me hacia sentir, que todo saldría bien, que yo estaría bien, y le creí, pero ese fue mi error, creer que todo tiene solución, que lo que el sentía por mí era mucho mas fuerte que cualquier cosa, cometí el error que la adicción que sentía por él incrementara de formas inimaginables, un adicto tiende a recaer en su droga una y otra vez, por mucho que intente no sucumbir nuevamente, lo hago, caeré y no creo poder nuevamente levantarme y salir ilesa de la guerra que continuamente tienen mi corazón contra la razón.

- señorita Fox, la buscan en la sala principal.

Mentalmente agradezco la interrupción de mi ama de llaves, evito la penetrante mirada de Jase y me marcho donde requieren mi presencia.

Normalmente no dejo que nadie me interrumpa cuando tengo visitas, si es que en algún momento llego a tener alguna, pero ahora lo agradezco profundamente, me siento desprotegida, expuesta, Jase aún tiene el poder de dañarme de la forma que una vez lo hizo y lo odio porque si lo hace no se si podría poder volver a levantarme, soy como un ícaro volando demasiado cerca del sol y puedo quemarme, y por mucho que intento alejarme actúa como un imán que no hace más que atraerme.

- lo esperaré en mi despacho - le anuncio a mi ama de llaves.

Asiento sabiendo que hará su trabajo y traerá a la persona que necesita hablar conmigo, no recibo muchas visitas y las pocas que vienen, no traen buenas nuevas.

- detective Müller, a que se debe su visita? - pregunto a la defensiva cuando lo veo aparecer en la puerta.

Me sorprende que se encuentre en mi casa, el fue el encargado de investigar mi caso en contra de los hermanos Campbell y el hecho de que el esté aquí me molesta pues me hace recordar aquellos momentos mas significativos en mi triste vida.

- vengo a hablarte sobre los hermanos....

- creí haber dicho que no quería saber nada sobre ellos- lo interrumpo.

No me importa lo maleducada que puedo parecer, pero no quiero saber nada de ellos, no me interesa si murieron o si están a punto de hacerlo, no me interesa ni siquiera que tengan un grano en la punta de su nariz, no quiero saber nada, me niego a revivir el pasado, tengo suficiente con Jase, con Eddie y con los que le presiden, es estresante, aunque me temo que a partir de hoy ya no estarán mas en ésta casa.

- señorita Fox, es necesario que lo escuche - me aconseja Miguel.

Quizás él es el único al que haría caso pues me protege como el hermano que nunca tuve y por su mirada alerta se que es imprescindible escuchar al detective Müller así que con un movimiento de cabeza le doy vía libre para que prosiga con la información que me tiene que dar, cuánto mas antes termine, mejor será para mi salud mental.

YOU WANT ME? (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora