Capítulo 1

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Ese día sólo recuerdo que estaba algo impaciente, algo dentro de mi me decía que me desconectara del mundo, por que, bueno, demasiado de todo es malo. El deseo de vivir de mi música es lo que me había mantenido vivo hoy, los nervios me paralizaban, la ilusión me asfixiaba; no sé qué  demonios pasaba conmigo; sólo sabía que estaba a punto de ver cómo esa lucha nuestra incansable rendiría frutos.

Estaba en el Bar Soho a las once de la noche. Llevaba 7 cervezas y una cajetilla de cigarros y no paraba de llover, había algo que me inquietaba y no quiería llegar a casa, sólo quería pasar el rato con un poco de Carpenters y mi cómoda soledad.

Comencé a tararear las canciones que sonaban, cerré mis ojos para estar en un estado de vitalidad interna.

What I feel has come and gone before... no need to talk it out... we know what it's all about... hangin' around... nothin' to do but frown ¡Rainy days and Mondays always get me down!

Algunas personas me miraban de manera extraña, otros comenzaron a unirse a mi canto y subían las copas al brindis. Me reía ante la acción como un loco y golpeaba la mano en la mesa. Fue un olvido de toda de mi vida real y pensar en vivir mi sueño, ver a mi banda lograr aquello que siempre hemos querido, eso que significa para nosotros nuestra alma entera. Arriba de un escenario frente a miles y miles de personas pidiendo una canción más. Era lo único que quería en toda mi vida.

Pasaron unas tres horas y mis cinco sentidos comenzaron a fallar, pero estaba lo suficientemente cuerdo para llegar a casa y besar a mi novia. Tomé mi auto y conducí a casa. No fue un viaje tan largo o complicado, conducía por conducir, ya que no había nada en mi cabeza en qué pensar, simplemente dejaba que mis manos hicieran el trabajo que debían hacer. Llegué al pequeño departamento que compartía con Arielle, mi hermosa novia, chica alta cabello pelirojo, alta y labios carnosos, sentido del humor maduro pero cariñosa en su momento no podía tener una mejor relación una increíble vida que pronto sería la perfecta; nada mas podría pedirle a ala vida. Silbaba mientras sacaba mis llaves y cuando estaba a punto de meterlas en la perilla, la puerta se abrió; era Arielle.

—Llegas tarde —dijo rápidamente y renuente—. Y diablos Alex ¿Por qué llegas ebrio?—me olfateó.

—Hey, tranquila, no estoy tan ebrio, no exageres —contraataqué mientras intentaba entrar al departamento, Arielle sólo retrocedía los pasos mientras lo hacía. Comencé a ponerme de mal humor—. ¿Qué haces despierta, son casi las tres?

—Eso mismo te iba a preguntar.

—Fui a tomar algo ¿Te molesta? —alcé mis manos exageradamente como si me hubiera descubierto—.

—Es la tercera vez que llegas tarde esta semana.

—¿Y?

—Me estoy cansando Alex, me estoy cansando—me detuve. Hubo un incómodo silencio, cubrió su rostro estresado con sus manos—. Quiero hablar contigo

—¿Ahora?—volteó los ojos.

—Sí, ahora, vamos al sofá —caminamos hacia el sofá café de la sala de estar. Boté mi chaqueta y encendí un cigarrillo, ella sólo tomó asiento—. Estos últimos meses, me he sentido tan diferente contigo, tan... aburrida. Creo que ya no siento lo mismo que antes—la miré confundido, yo creí que todo estaba bien igual que hace dos años, no tenía idea de que ella se sintiera así conmigo.

—Entonces ¿Es todo?

—Déjame darte mis razones. Alex eres un chico amoroso, sincero y auténtico, pero eso ya no me sirve de nada. Quiero más, quiero una vida resuelta, no tus ilusiones desequilibradas. Tú no me puedes dar eso. Además de que siempre estás en la banda, ¡Todo el día, todos los días! y joder, no lo soporto todo es una rutina, sólo soy tu novia la que siempre está para ti pero tú no estas para ella. Así que he decidido que lo mejor para mí será estar con alguien que me pueda dar lo que toda mujer necesita: una vida perfecta.

—Pero mi banda pronto será exitosa te lo puedo asegurar—intenté explicar.

—Yo no quiero esperar, Alex no quiero nada de eso. Lo siento, pero ya se acabó, no me obligues a quedarme cuando ya no siento nada por ti.

—No lo haré Arielle, no soy tan estúpido —respondí. Se creó un silencio hueco, no nos mirábamos, no hablábamos, nada. Las cosas fueron tan repentinas, todavía no captaba que mi novia de tres años y medio quisiera terminar por completo todo lo que habíamos construido.

—Ya tengo mis maletas listas.

—Está bien —musité echado en el sillón como si no me importara mientras ella llevaba sus maletas a la puerta.

—Clariss llegará en cinco minutos—tomó su teléfono y lo miró—. Bajaré.

—Espera—salí a la puerta y tomé sus maletas mas grandes.

—Gracias Alex.

Bajamos hasta el bestibulo, la camioneta de Clariss estaba justo cruzando la calle, de repente llegó un chico de tes morena junto con la amiga de Arielle y éstos cargaron sus maletas.

—¿No cres que estás haciendo esto sin pensar? Son tres años que tirarás a la basura.

—Esto ya estaba así desde hace tiempo. —me besó en la mejilla y se puso su chaqueta—. Adiós Alex —y caminó a la calle para subir el auto para que después se fuera.

Cuando el auto se perdió en la neblina yo me quedé parado, como en shock. Perdí a mi novia, así sin más, dejó de quererme, de ser mía desde hace mucho tiempo. Me tiré en la acera y no hice otra cosa mas que llorar, esa vida perfecta de la que presumía se terminó. Vaya, qué ironía.

Do me a favour. (Alex Turner)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora