Capítulo 6

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Desperté con el sonido repentino de un claxon, con las puntas de mi cabello justo en las pupilas; debí haberme cortarme el cabello de una vez por todas, pero me apetecía tener la certeza de que mi peinado era justo lo que también se puede decir despeinado.

Mi cabeza no me dolía, eso significaba que no había bebido lo suficiente como para tener resaca, aunque siendo honesto, no recordaba lo que había pasado esa noche. Últimamente mis sueños consisten en el Diablo, en un tal Jhony de Georgia y un violín de oro bailando con una adorable castaña delgada. Probablemente estaba alucinando, pero de lo que estaba totalmente seguro, es que pude ver a la pequeña mujer más espectacular que mis ojos hallan visto, pero también tenía el miedo de estar seguro de verla con mi mejor amigo.

Cuando volví a la tierra alcé mi vista hacia la ventana del frente, había un poco de sol, y el claxon del estúpido auto seguía sonando, me levanté a regañadientes y me asomé a la ventana; era Nick frente al edificio. Bajé directamente aún en pijama -sin cerciorarme siquiera de que Matt estuviera dormido o al menos en casa- hasta el primer piso, escuchando aún el escandaloso sonido. Cuando llegué Nick mantenía su vista al frente golpeando sincronizadamente el volante. Le miré.

—Hoy es domingo, idiota ¿qué quieres?

—Vengo por ti, Matt me pidió que viviera a buscarte estamos desayunando en el buffet del otro lado de la cuidad.

Entonces recordé de no me había fijado de su ausencia.

—No tengo hambre, hombre —le dije inclinándome en la ventanilla del auto con pereza nada fingida, en verdad estaba cansado.

—Sabíamos que dirías eso, pero es importante.

—¿Por qué?

—Hablaremos sobre lo que haremos al entrar a la disquera. Necesitamos dejar en claro lo que queremos y lo que no. —explicó.

—Creí que ya lo sabíamos.

—Técnicamente sí, pero Matt insiste que debemos hablar sólo los cuatro.

Yo no me sentía con ganas de salir; ni siquiera le veía un verdadero motivo para ir, pero bueno ¿qué diablos?

—Iré a ponerme unos pantalones —le dije para alzarme de la ventana y subir.

—Y, viejo, lávate los dientes. Hueles peor que un cadaver —dijo haciendo un gesto de total desagrado.

—¿Qué querías idiota? ¿Qué mi aliento fuera de rosas después de despertar la mañana siguiente de una fiesta con alcohol?

No le quise dar más importancia y subí a cambiarme.

No demoré mucho, y con la misma velocidad bajé del edificio y subí al auto de mi amigo. En el camino fuimos charlando lo que pasó la noche anterior lo del baile tan extraño de la novia de Matt y nada más en realidad, conmigo, la comunicación en los domingos es escasa. Llegamos al restaurante y nos presumamos a ir donde los chicos. Estaban muy alegres y se notaba que había una conversación muy interesante. Nick se fue por algo de comer sin antes pedirle que me llevara a la mesa un zumo de naranja.

—Mira, aquí están, buenos días princesa. Mírame, tomé vodka como si no hubiera un mañana causado una resaca de los mil demonios y aquí estoy —se dirigió Jamie a mi rostro de cansancio. Matt se burló del chiste.

Bufé —Ya no molestes, estoy aquí porque me dijeron que era importante hablar.

—Técnicamente — Matt respondió dándole un sorbo a su bebida—. Pensaba que teníamos que hablar muchas cosas importantes —le agregó un misterio que no pude entender—. Mañana Mr. Zhao quiere repasar los términos y condiciones de la disquera, las debemos leer.

Do me a favour. (Alex Turner)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora