“¿Cuándo te volveré a ver?”
No podía morderme más las uñas, o las perdería. ¿Pero qué iba a hacer? Estaba más nerviosa que nunca por volver a ver a Kate. Teníamos tantas cosas que hablar, tantas cosas que contarnos. ¡Dios, no podía esperar a verla!
Kate es mi mejor amiga, desde siempre. La conocí cuando éramos muy pequeñas, y desde siempre hemos estado muy unidas. Hasta hace un año, o así.
Tuvo un mal romance con un chico, Peter. Y ella lo amaba tanto… No pude evitar sonreír al recordar a una Kate tan feliz y contenta.
Aunque todo tiene su final, y Peter le explicó que él no era para ella, y que no podían estar juntos. Ella se desmoronó, y se mudó a Francia, Paris. Para olvidarle. Quería tener: “una nueva vida lejos de aquí” palabras textuales de ella.
Mantuvimos el contacto, hablábamos por teléfono todas las noches contándonos lo sucedido en el día. El resto del día nos lo pasábamos mandándonos e-mails. Y así, hasta ahora.
Quería pasar las fiestas navideñas con ella, y aquí estoy. En un taxi de camino a su casa.
Ella me mandó una copia de las llaves por correo porqué trabaja, y lo más seguro es que no estuviera en casa cuando yo llegara.
-Nous sommes ici-“Ya estamos aquí” anunció el taxista. Lo entendí, ya que sabía algo de francés- Amusez-vous, belle dame-“Pásalo bien, bella dama” dijo el taxista despidiéndose con la cabeza-
-Merci-“Gracias” dije tímida- Au revoir-“Adiós” murmuré.
Bajé del coche, seguida por mis maletas y me paré enfrente de la gran casa que tenía ante mis ojos. Dios santo, ¿Kate vivía sola en esa mansión?
Pestañeé un par de veces, para comprobar que no era mi imaginación. No sabía que Kate tenía tanto dinero para permitirse esta casa...
Saqué el papel del bolsillo de mi chaqueta, donde tenía apuntada la dirección. “Rue Jules Guesde num. 21” y efectivamente en un edificio que había enfrente de la casa, colgaba un cartel donde ponía el mismo nombre. Y la casa era la número 21, así que tenía que ser esta.
Arrugué el papel y lo metí otra vez en la chaqueta, sustituyéndolo por las llaves de la casa.
Empujé la llave dentro de la cerradura y efectivamente entró. Suspiré aliviada, ahora solo hacía falta que esta no fuera la casa de Kate.
La giré hacía la derecha pero no se movía, lo intenté hacía la izquierda pero tampoco dio resultado.
¿Qué demonios…?
Lo volví a intentar unas cuantas veces más, pero nada, la llave seguía sin ceder. Suspiré cansada. Y rogué en mi mente. “Por favor, que se abra la maldita puerta. Sólo quiero descansar”
Hasta que alguien acudió a mis suplicas.
-Je peux vous aider?-“¿Puedo ayudarte?”
***
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Paris, la ville de l'amour.
FanfictionJuliette, una chica tímida, desconfiada, y bastante maniática del control se encontrará con Justin, un chico desordenado que aún no sabe que hacer con su vida. Y ese encuentro, cambiará su vida. Aunque ella no quiera. Si te gustan las historias de a...