Un Pase Al Infierno (cuento corto)

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Antes de suicidarme escribo esta carta para ti Nana.

''Después de todos estos años, nunca perdonaré el cuerpo número uno, muchos menos el dos y muchísimo menos el tres y el cuatro, por hacerme llegar hasta este punto. Recuerdo que el cuerpo cuatro se creía el mejor, pisoteándome todos los días, siendo la luz que desvanecía mi sombra y las tijeras que cortaban mis alas. Aún no olvido que mientras se retorcía, el remordimiento pasó por mis entrañas e hizo sentir en mí algo de piedad por su alma, pero el resentimiento era más fuerte que cualquier remordimiento hacia él.

El cuerpo número tres era el que menos se merecía ese pase, prácticamente no hizo nada, pero desde mi punto de vista, ese era el problema. La muy desdichada solo vivía su vida, nunca se preocupó por los demás y muchos menos por mí. Mientras suplicaba-¡Has algo, rápido!- yo la observaba con satisfacción y diabólica sonrisa; creo que notó el disfrute que brotaba desde mi interior.

El cuerpo número dos se había ganado el pase Premium. Junto con el cuerpo cuatro, cometió el pecado más grande de todos. Recuerdo esa noche lluviosa, cuando los rayos rozaban el suelo, como el cuerpo dos y el cuerpo cuatro se desplazaban uno sobre el otro, sin importar los fuertes lazos que los unían como personas. Fue algo atroz y no merecía mi perdón.

Y ya pensando en mi última víctima, el cuerpo número uno, su muerte fue la más satisfactoria, la más excitante y merecedora de todas. Cada violación fue pagada; cada golpe y abuso, hicieron de él el ganador del pase especial al infierno. El cuerpo tres pudo alguna vez evitarlo, pero nunca hizo nada, solo observaba mis momentos de sufrimientos sin sentir ni una pizca de compasión. Por eso y más, todos merecían conocer al dios del mal y pagar por mi desgracia. Lo único que agradezco hasta el día de hoy del cuerpo número uno, eran sus lecciones toxicológicas, por así decirlo.

Si no más recuerdo, a poco tiempo de mi venganza, escuché todos los tipos de sirenas llegar a mi casa, al parecer mi llamado fue captado. En menos de un minuto, todo fue inundado por los especialistas en este tipo de situaciones; analizaron cada área meticulosamente, mientras yo observaba con mi falsa cara de espanto todo lo sucedido.

Los días pasaron, y fui parte de un lugar al que todos llamaban orfanato, me sentí en casa todo ese largo tiempo y mucho más después de conocerte a ti Nana, pero cada noche no dejaba de pensar en mi espectacular venganza, de como robé el veneno y lo serví de aperitivo, de como engañe a la policía simulando ese supuesto accidente y sobre todo, no pude dejar de pensar en como se retorcían sobre la mesa, sobre el suelo y sobre mí, el cuerpo número uno, dos, tres y cuatro, a los cuales alguna vez llamé familia.''

Espero que leas estas líneas de desahogo mi querida Nana. Con amor: Carlos.


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