Kenji nos está esperando en una mesa vacía.
James solía unírsenos a las comidas, pero ahora es amigo de un puñado de los niños más pequeños en el punto Omega, y prefiere estar con ellos. Parece el más feliz de todos nosotros de estar aquí, y estoy feliz de que esté feliz, pero tengo que admitir que extraño su compañía. Tengo miedo de mencionarlo, aunque, a veces no estoy segura si quiero saber por qué no pasa tiempo con Adam cuando yo estoy cerca. No creo que me gustaría saber si los otros chicos lograron convencerlo de que soy peligrosa. Quiero decir, soy peligrosa, pero yo sólo...
Adam se sienta en el asiento y me deslizo en su lado. Kenji se sienta frente a nosotros.
Adam y yo ocultamos nuestras manos entrelazadas debajo de la mesa y me permito disfrutar el sencillo lujo de su proximidad. Todavía estoy usando mis guantes, pero sólo estar tan cerca de él es suficiente, flores están floreciendo en mi estómago, pétalos suaves cosquilleando cada centímetro de mi sistema nervioso. Es como si me hubieran concedido tres deseos: el tacto, el gusto, el sentir. Es el más extraño fenómeno. Una loca y feliz imposibilidad envuelta en papel de seda, atada con un lazo, escondida en mi corazón.
A menudo se siente como un privilegio que no merezco.
Adam cambia para que la longitud de su pierna se presione contra la mía. Levanto la vista para encontrarlo sonriéndome, un secreto, una pequeña sonrisa que dice muchas cosas, el tipo de cosas que uno no debería estar diciendo en una mesa de desayuno. Me obligo a respirar mientras suprimo una sonrisa. Me vuelvo a concentrar en mi comida. Esperando no sonrojarme.
Adam se inclina a mi oído. Siento los susurros de su respiración justo antes de que empiece a hablar.
-Ustedes chicos son un asco, lo saben, ¿verdad?
Levanto la vista, sobresaltada, y encuentro a Kenji congelado en medio movimiento, la cuchara a medio camino de su boca, su cabeza inclinada hacia nosotros. Hace un gesto con la cuchara en nuestras caras.
-¿Qué demonios es esto? Chicos, ¿están jugando Piecito debajo de la mesa o alguna mierda?
Adam se aleja de mí, apenas una pulgada o dos, y exhala un suspiro profundo, irritado.
-Ya sabes, si no te gusta, puedes irte. -Asiente con la cabeza a las mesas alrededor de nosotros-. Nadie te pidió que te sentaras aquí.
Este es Adam haciendo un esfuerzo concertado para ser agradable con Kenji. Ellos dos eran amigos en la base, pero de alguna manera, Kenji sabía exactamente cómo provocar a Adam. Casi me olvido por un momento que son compañeros de cuarto.
Me pregunto cómo será para ellos vivir juntos.
-Eso es mentira y lo sabes ―dice Kenji―. Te lo dije esta mañana, tengo que sentarme con ustedes. Castillo quiere que los ayude a los dos a ajustarse - resopla. Asiente con la cabeza en mi dirección-. Escucha, no tengo ni idea de lo que ves en este chico ―dice-, pero deberías tratar de vivir con él. El hombre es molesto como el infierno.
-No soy molesto...
-Sí, hermano. -Kenji pone sus utensilios abajo-. Siempre estás de mal humor. Siempre es "Cállate, Kenji", "Duérmete, Kenji", "Nadie quiere verte desnudo, Kenji" cuando sé que es un hecho que hay miles de personas a quienes les encantaría verme desnudo...
-¿Cuánto tiempo tienes que sentarte aquí? -Adam mira hacia otro lado, frotándose los ojos con la mano libre. Kenji se sienta más recto. Agarra la cuchara sólo para sostenerla en el aire otra vez.
-Deberías considerarte afortunado de que estoy sentado en tu mesa. Estoy haciéndote popular por asociación.
Siento a Adam tensarse a mi lado y decido intervenir.
ESTÁS LEYENDO
Miau.
ActionTick, tick, tick, tick, tick. Ya casi es momento para la guerra. Juliette ha escapado de Punto Omega. Es un lugar para personas como ella, personas con dones, y también el cuartel general de la resistencia rebelde. Finalmente está libre del Rest...