Luego de lo que a mi me parecieron horas, tomamos la decisión de irnos, ninguno decía nada, era como si estuviéramos sincronizados. Mi acompañante salio primero pero la negra oscuridad me impedía verlo, solo una borrosa silueta se distinguía, aun así, me era imposible saber si era un ella o un él.
La noche siguiente volví a la sala de música para hacer bailar mis dedos en las blancas y negras teclas del piano, con la interpretación que habíamos aprendido unas semanas atrás, "Silencio eterno". Fue compuesta por mi profesor favorito en toda la academia. Como la canción de ayer por la noche, esta era igual de hermosa, solo que a este le había agregado un toque más especial, y en lo que a mi se refería, más personal y melancólico.
Y otra vez, la profunda melodía del violonchelo me seguía, eso quería decir que mi acompañante de melancolía estaba aquí, de nuevo. Admito que no me sorprendió su presencia, lo que sí y mucho, es que me pudiera seguir en esta interpretación, se suponía que había sido creada solo para el piano y además, yo le había agregado un toque personal.
Pero me agradaba, demostraba que mi acompañante tenía un gran talento musical.
Y al igual que la noche anterior hicimos este momento eterno pero no silencioso, porque la sala estaba inundada del sonido que producían nuestros instrumentos combinados.
De nuevo mis pensamientos vagaban, pero esta vez en quien era mí misterioso acompañante, tenía intriga.
Realmente parecíamos sincronizados, dimos fin a esta noche de melancolía, y otra vez, la persona se fue bajo la negra oscuridad y aunque me moría por saber, deje que se fuera.
Estaba a punto de levantarme cuando...
—Gracias.
