Tome todo el aire que pude para decir las próximas palabras.
—Espera.
El chico misterioso iba caminando hacia a salida y se detuvo al oírme.
—Creo que es justo que sepa tu nombre.
Se volteo, quedando de frente a mí, y aun por la oscuridad no podía ver su rostro, solo la silueta de este.
—Dylan, me llamo Dylan.
Y así como la otra noche, su profunda voz me dejo hipnotizada por momentos.
Mejor dicho, idiotizada.
Creo que estuvimos en silencio varios minutos... o quizás horas. No sabía exactamente qué decir, estaba mentalizada que de esta noche no pasaba de que yo no supiera su nombre, pero luego de eso no había pensado en mas nada.
Supongo que lo ideal sería que el supiera el mío...
—Ahora yo estoy en desventaja. —volvió a hablar el chico misterioso, ahora conocido como Dylan.
—Me llamo Zoey.
Sinceramente estoy muy orgullosa de mi misma en estos momentos, al hablar, mi vos sonó segura, cosa que no pasa muy a menudo.
—Lindo nombre Zoey. —sus palabras salieron en susurro, y mi nombre sonó como una acaricia a su paladar. Sentí un leve ardor en mis mejillas y agradezco a la oscuridad que nos envuelve que no pueda verme.
—Gra... gracias. —creo haber escucha las formación de una sonrisa, o tal vez son cosas mías.
—Que descanses, Zoey...