Por que no hay nada que te pueda hacer caer, y si lo hay no dudes que siempre podrás levantarte.
Al menos eso es algo que aprendió nuestra muñequita hace mucho. No creáis que fue fácil. Por que no lo fue.
Ese día llovía a raudales, el agua y el viento golpeaban la ventana de aquel bar con fuerza. Todo el mundo miraba asombrado como en unos pocos minutos parecía estar cayendo el mismísimo diluvio. Pero nuestra muñequita, rota por dentro solo podía mirar con fijeza su taza de café. Fría ya y llena. Pues no había sido capaz de darle un solo sorbo.
"Y me ahogaré por dentro, mas de mis ojos no saldrá ninguna lágrima" murmuro con suavidad mientras agarraba la cuchara y comenzaba a remover aquel líquido negro.
Llevaba horas hay sentada, sin decir nada. Sin hacer nada. Solo esperando un rayo de sol, algo que le hiciera levantar la cabeza y encontrar la fuerza necesaria para levantarse. Por que mientras lloviera, ella sabía que no podría salir. Pues el cartón se deshace cuando se moja. Pobre muñequita, siempre tan sola.
Aparta el pelo de su rostro con cuidado. Es quizás una forma premeditada de ir escondiendo sus propios demonios. ¿ Pues que mejor manera que hacerlo a simple vista? Sonríe irónica y suelta la cucharilla.
Ella fue una muñeca de porcelana antaño. Bella, fuerte y delicada a la vez. En ese entonces había conseguido soportar las tempestades más fuertes, pero un día no pudo más y se calló rompiéndose en mil pedazos.
Y si, cogió fuerzas y se levantó, pero al hacerlo ya no era una bella muñeca de porcelana. Si no una débil muñeca de cartón.
Por que tus demonios muñequita tienes que comprender, siempre estarán contigo.
Hace un gesto de dolor y se lleva una mano al corazón. Si, desde luego es frágil. Pero contra todo pronóstico nuestra joven alzo la mirada con determinación. Se levanto de aquel lugar y salio bajo la lluvia.
Al principio comenzó a deshacerse, ella misma vio como las gotas la reblandecían. Pero al menos por ese día, en ese preciso momento... Volvería a ser nuestra muñeca de porcelana.
Así que caminó y bailó bajo la lluvia sin miedo a que el agua pudiera dañarla.