Una leona siempre es buena defensa

634 46 20
                                    

El joven de pelo cenizo contemplaba cómo Sirius se llevaba a la chica a su terreno sin esfuerzo apenas. Se notaba que jugaba a su favor.

- Otra vez Black buscando a una presa fácil para utilizarla y subirse el ego él solo. Qué lástima.

Una voz reconocida pasó tras Remus caminando en dirección a la mesa de los leones donde solía ocupar su asiento. Rubia cabellera, larga y un grácil movimiento de caderas que ni a Sirius Black se le llegaría a pasar de vista. Era Marlene McKinnon, la mejor amiga de James.

Remus hizo una suave mueca y salió de allí, pero McKinnon ahora empezaría con sus quejas matinales sobre el comportamiento del joven Black.

- Míralo. ¿Pero quién se cree que es y lo que somos las chicas? ¿Un juguete de usar y tirar? ¿O un trozo de carne con caderas, pechos y un agujero extra donde meterla?

- Simplemente está intentando salvar la asignatura de Cuidado de Criaturas Mágicas con sus... Dotes. Mañana ni se acordará de la chica.

- Muy astuto. ¿Piensa hacer eso con todas las chicas de la escuela? Porque veo que le va a acabar faltando alumnas a Hogwarts para que Black consiga acabar su actividad escolar aquí.

- Él las buscará hasta bajo las piedras. - El joven Potter se encogió de hombros a la par que daba un trago a su copa, mirando a su amigo moreno-. ¿Y Evans? No la he visto aún.

- Lily ha ido con Snape a estudiar a la biblioteca para hacer el trabajo, necesitaba un lugar donde de pudiera concentrar.

Fue solamente escuchar "Snape" para que James frunciera el ceño al molestarse por ello.

"La madre que le parió al narizotas de los cojones", pensaba James.

Mientras tanto por los pasillos, Remus ya se encontraba rajando el pergamino donde había dejado claros ejemplos de Criaturas Mágicas que vendría bien trabajarlas para el ensayo que debían de presentar. Black conseguía minar su moral en menos de lo que se dice Quidditch.

En cuanto llegó a la biblioteca, Evans le saludó desde la mesa en la que se encontraba con Severus. Éste en cambio tenía plantadas las narices en un libro de Criaturas Mágicas al ver al joven licántropo. Remus le devolvió el saludo a la pelirroja y, dudando unos segundos, termina acercándose a ella. Snape, dado que odiaba al joven, recogió todo y se levantó.

- Acabo de recordar que tengo cosas más importantes que hacer.

- Bueno... Hasta luego, Severus. - Respondió la joven. No se le escapaba ninguna pero prefería dejarlo estar.

Remus no dijo nada ante aquello porque bastante tenía ya con Sirius, por lo que señaló el asiento que había dejado libre el joven Slytherin.

- ¿Puedo...?

- No tienes ni por qué preguntar. - Respondió la joven, esbozando una dulce sonrisa-. Sabes de sobra que puedes.

Lupin afirmó y se sentó con cuidado sobre aquella desgastada silla, dejando sus cosas sobre la mesa. El chico era como un libro abierto, podía notarse que algo le reconcomía.

- A ver si adivino. Black haciendo de las suyas.

El chico afirmó sin levantar la vista de sus libros. Lily rodó los ojos y chasqueó con la lengua.

- ¿Hasta cuándo vas a seguir aguantando esto, Remus..? No te hace bien, ya lo sabes...

- ¿Y qué quieres que haga...?

- Dile la verdad de una vez, Rem...

- ¿Y cómo se hace eso? ¿Se hace de día y nada más despertar me acerco a él diciéndole "Oye, desde que somos compañeros me gustas y ¿Sabes? Me pone mal que hagas lo que haces. Compórtate y quiéreme"? Porque yo lo que siento con eso es que se va a alejar de mí. Y oye, ¿No estaba aquí Peter?

- Sí, pero se fue porque decía que tenía prisa. Y no me cambies de tema ahora... No hace falta que se lo digas así de brusco, Rem. Estoy segura que tú sabes buscar unas buenas palabras para ello.

- Lo que voy a acabar buscando va a ser un sitio donde enterrarme vivo para no tener que ver más eso. Le iba a pasar ideas para su trabajo y ha sido despistarme unos minutos y ya está seduciendo a una chica para que le haga dos trabajos. Uno es el de Criaturas Mágicas y el otro el de...

- No quiero saberlo, Remus. No necesito detalles... - Cortó la joven al chico antes de que lo dijera. La leona se llevó el dedo índice al puente de su nariz para masajearselo con lentitud, procesando tanta información-. No vuelvas a intentar ayudarle, ¿De acuerdo? No se lo merece.

- Pero si no le ayudo, es cuando hará eso, Lil. Yo no quiero que esté diariamente con chicas ligando, yo quiero que me preste más atención... Y que me mire con otros ojos...

El chico comenzaba a frustrarse y a encontrarse peor, por lo que terminó negando y abrió los libros para volver con su trabajo correspondiente. Lily le miraba preocupada y se sentía mal por no saber ayudar. Por cosas como estas y demás, odiaba a Black. Y a Potter también, porque era un pesado igualito a su querido amiguito moreno pero éste insistía el doble y no cesaba en ello. Dos idiotas que jugaban a dañar a la gente prometiendo un amor imposible que ni siquiera ellos mismos se lo creían, así era aquel grupito de dos personas.

- Déjame hablarlo con él, a lo mejor lo entiende.

- Lil, no quiero ofender, pero a Sirius le importas lo mismo que su familia. Es decir, nada. Como no te tiene echado el ojo, le da igual lo que digas, piensas y sientes.

- Pues me da igual, se va a tener que aguantar. Si todos aguantamos su mala educación, él tiene que soportar también algunas cosas. Que es mayorcito para lo que quiere. Me va a escuchar.

Y tras decir esto, la chica cerró los libros de golpe y se levantó de la silla dispuesta a ir a hablar con el chico. Lo que no sabía era que Remus iría detrás de ella intentando pararle los pies a la joven.

Hasta que Azkaban nos separeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora