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Los muñecos bebé demonios

Se cuenta que existió en la Vieja Nueva Orleans un bebé demonio, un niño monstruo de una gran dama criolla, la reina Vudú María Laveaux. Se asegura que este bebé vivió y rondó por el Barrio Francés y sus alrededores, algunos dicen que su fantasma sigue visitando las calles estrechas y callejones de la vieja ciudad. Algunos otros dicen que sus pequeños huesos están pudriéndose junto con los de María Laveaux, en la famosa tumba Nº 1, en el cementerio de San Luis.

En base a este hecho fueron talladas varias muñecas del bebé demonio, estas muñecas diablo bebé a menudo se colgaban en las ventanas de la vieja casonas criollas de la ciudad para ahuyentar al verdadero bebé diablo, que acechaba en la oscuridad. Estos iníciales muñecos tallados a mano son extremadamente raros en estos día, quienes los poseen los mantienen ocultos pasándolos de generación en generación.

En el siglo 20, salieron nuevas versiones del muñeco, esta vez vestían ropas de niño y sus brazos y piernas se movían ligeramente. Se dice que estos muñecos cargaban consigo la mala suerte, a causa de una maldición que echó sobre todos ellos María Laveaux.

Recientemente el artista local y diseñador del desfile del Mardi Gras, Ricardo Pustanio obtuvo los restos de los últimos supervivientes conocidos de las "Devil Doll Baby" y recreó los muñecos, con el tamaño y estilo del original. Estos muñecos hechos a mano, parecen seguir con la vista cada uno de tus movimientos, a veces se escuchan a su alrededor leves susurros. A pesar de que en Nueva Orléans nadie se interesó por tener los muñecos bebé demonio, Pustanio convenció a algunos de sus amigos de cuidarlos, pero en poco tiempo intentaron devolvérselos. Argumentando que se movían de lugar por si solos, pues al volver del trabajo los muñecos se encontraban en espacios distintos a donde los habían dejado, en ocasiones causando destrozos alrededor. Algunos escuchaban los llantos del bebé por la noche.

Actualmente estos bebes demonio cambian de manos constantemente en tiendas en línea, parece que aunque sean solo una recreación de los originales, persiste en ellos aquella maldición, que arrojaran hace ya tiempo sobre ellos.