Mi nombre es Bill Cipher, vivo en un bosque desde que recuerdo. Al principio solo me dedicaba a dispararle a cualquier criatura tonta que se me acercara, en especial a esos malditos conejos que solo se acercaban a comerse lo que yo plantaba, recuerdo que llegue a un punto en el cual estaba aburrido de tantas pieles de conejos así que acabe por desecharlas por ahí.
Debieron ser mis disparos –o el que muchas criaturas acabaran muertas y con sus pieles en mi ropa o cabezas en mis paredes- lo que al final alejaron a todas esas molestas criaturas de mi cabaña, más llegué a aburrirme por lo que yo mismo me internaba al bosque a buscarlos ¿Qué? Es muy divertido. El punto es que aunque estaba acostumbrado a que cualquier tipo de criatura rara de ese bosque me atacara, hubo un momento en el cual no apareció ninguna y entre caminata y caminata, llegué a una especie de casa hecha en un gran tronco de árbol. Por un momento creí que estaría habitada por muchos animales pequeños pero no fue así. No pude fijarme de que lugar salió, imagino que estaría trepado en un árbol alto pero solo fui capaz de reaccionar ante su rugido y cuando cayó sobre mí.
Probablemente lo que me fascinó de aquel animal eran esos ojos que destilaban odio y me insinuaban perfectamente sus intenciones asesinas, o quizás sus grandes zarpas las cuales me mantenían contra el suelo para que no me levantara aunque eso sería difícil teniendo unos ochenta kilogramos de bestia encima, o quizás eran esos filosos colmillos los cuales podía divisar con gran facilidad mientras me gruñía y algo de saliva escurría de estos hasta caer en mis mejillas. Creo que es lo que llamarían amor a primera vista, necesitaba tenerlo y no en mi pared o armario, en mi casa, sería la mascota perfecta para mí, pero claro primero debía evitar que me matara.
Cuando logré evitar morir desgarrado por los colmillos de aquella hermosa criatura, me percaté de algo que era bastante común en este fumado bosque: podía hablarme y de una forma tan civilizada que me di cuenta rápido de sus dotes eruditos. No era un salvaje, ni siquiera le costaba comprender lo que decía, incluso la manera en que me hablaba era tan atrayente e impresionante, además claro de que era muy imponente pero aun cuando cuidaba bien lo que decía, me percaté que estaba que me acercara a aquella casa hecha en el tronco, estaba protegiendo algo.
Decidí retirarme por esta vez, pero le deje en claro que no sería la única vez que me viera por esos lugares pero sí que me deseaba lejos podríamos llegar a un trato. Efectivamente fueron mayores sus deseos de proteger a los consideraba su familia –una gárgola, un chico ciervo y una sirena para ser precisos ¿raro, no? – que su necesidad de libertad y en uno de nuestros tantos encuentros, accedió a vivir conmigo a cambio de que yo no matara a ninguna otra pobre criatura ni me acercara a aquella casa de nuevo. Stanford era muy listo debía admitir pero no lo suficiente, fácilmente pudo matarme y evitar que yo hiciera lo que me viniera en gana pero al parecer también tenía un interés en estudiarme quizás eso influyó en su aceptación, yo a fin de cuentas era el único humano en todo ese extenso bosque.
Se rehusó por completo a usar una cadena, terminaba rompiéndolas o arañándome con fuerza si me atrevía a acercarme con una, era muy fuerte como para que una aguantara lo suficiente. Solía dormir en la sala sobre la piel de oso en un inicio pero con el tiempo acababa durmiéndose en el sofá; dormía gran parte del día como tienden a hacer los gatos, no le gustaba que le acercara un vegetal y cuando estaba muy estresado arañaba los soportes de madera de la casa o el suelo, fue así como observándolo decidí escribir este pequeño manual para cuidar de un gato.
Continuara...
Holis, de nuevo yo con nuevas historias (Tobias deja de pegarme tus mañas xc) Ok bueno esta sería otra historia rápida xD lo haría depende de cuantos consejos encuentre sobre gatos –si Bill ve a Ford como un gatito de ochenta kilos :'3- Espero que les haya gustado xD la idea es divertirse, nos leemos
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Manual para cuidar a un gato
FanfictionA muchas personas les gustan los gatos, Bill no era la excepción. El suyo hacía y necesitaba las cosas básicas que cualquiera necesita: afilaba sus garras, necesitaba cepillado, afecto, comida, arena, algo de aire libre, dormir mucho tiempo al día...