Capitulo 4: Amistad

335 50 7
                                    

Capítulo 4: Amistad

No sé qué más escribir en esta absurda cosa, tengo varios meses sin tocar este cuaderno y no sé sinceramente que colocar ya. Supongo que hablaré de cómo han progresado mi relación con Fordsie estos nueve meses que lleva viviendo conmigo.

Al principio me odiaba como no tienen idea, intentó matarme un par de veces pero fracasó y lo castigue dejándole sin comer y esas cosas, ya saben, como a los niños que no se portan bien. Con el tiempo dejó de intentarlo, se resignó a solo estar encerrado y echado en el suelo de mi adorable sala, acompañado de cabezas de animales en las paredes y frascos con dientes en los estantes. Noté que le ponía nervioso al inicio pero acabó por acostumbrarse a ello y debido a que estaba tranquilo fue que decidí dejarlo salir más seguido a que hiciera lo que debiera hacer, pensé que intentaría huir pero no fue así, regresaba siempre, era una bestia de palabra.

Con el tiempo me dirigió la palabra y poco a poco fuimos llevándonos bien de algún modo, mi presencia ya no le molestaba, había aprendido a acostumbrarse a su vida y aunque incluso ya no se sentía el desprecio, sé que extrañaba a su rara familia, por eso, decidí que podía visitarlos de vez en cuando siempre y cuando regresara antes de que se pusiera el sol. Tal vez era la primera vez que noté tal agradecimiento y felicidad en su mirada.

—¿Por qué haces esto? Quiero decir, creí que querías que me quedara aquí cautivo para siempre...—sus preguntas me aburrían, bueno en realidad no quería responderle que tal vez entendía un poco su sentir. Yo siempre he estado solo, desde que lo recuerdo y alguna vez el anhelo de una familia no me dejó dormir, claro que ahora no era algo que me importara, mucho menos desde que tenía a mi adorable gatito.

—Nada muy importante, ¿no querías ver a tu familia? Pues aprovecha que estoy de buen humor y ve.

Stanford me miró extrañado, como siempre, pero igual agradecido antes de salir e irse volando, él ya sabía bien cuál era la condición o yo mismo iría a buscarlo y los mataría a todos. Aunque, admito que solo era una amenazada, desde que todo progresaba me sentía menos capaz de ir a matar por mero placer, ahora solo lo hacía por tener comida y un par de pieles para cuando llegara el invierno, pero ya no era tan divertido como antes, era más divertido ver a Fordsie cazando.

Supongo que es algo cursi pero lo resumiré en algo simple: lo considero un amigo. He pasado tanto tiempo solo que quizás algo de compañía me ha ablandado, tal vez era muy idiota por dejarme ganar por sentimentalismos tontos pero ya no importaba, no podía seguir en este bosque o dejaría de ser yo. Por eso, mientras Stanford estaba visitando a su familia, recogí las cosas que consideraba importantes y me marché de este bosque, era lo mejor, Fordsie estaría mejor con su familia, después de todo uno quiere que sus mascotas sean felices.

...

El enorme grifo regresó a la cabaña del bosque antes de que se hiciera de noche como siempre que hacía, Bill siempre le esperaba sentado en el frente, para reprocharle si llegaba a aparecer muy tarde pero ese día simplemente no lo encontró ahí. Decidió entrar a la casa pero esta estaba vacía, además que faltaban algunas cosas y solo quedaban los muebles y las cabezas de animales en la pared.

—¿Bill? —le llamó mientras caminaba entre las pocas habitaciones buscando al humano pero este simplemente no estaba ¿A dónde había ido? No parecía haber salido solo de cacería.

El felino se detuvo en la habitación del cazador, mirando la cama sin las extrañas sabanas que solían cubrirle, ahí sobre el colchón estaba ese cuaderno donde siempre le veía escribir. Se acercó y como pudo lo abrió, la letra del rubio era extraña pero Ford había aprendido a leerla comprender el escrito de los humanos gracias al cazador. Como pudo dejó la primera página, sorprendiéndose un poco de lo que esta hoja tenía escrito.

Manual para cuidar un gato

Stanford pasó un rato leyendo aquel cuaderno, sorprendido de las cosas que allí habían escritas. Básicamente era todo sobre él, desde que había llegado, todo sus hábitos, sobre sus conversaciones y discusiones, absolutamente todo estaba en ese cuaderno; al llegar a la última página comprendió varias cosas, Bill le había dejado libre porque ya no le consideraba una mascota, sino un amigo al cual no podía dejar retenido para siempre.

Ford salió de la cabaña y se fijó en el oscuro cielo de la noche, Bill ya debía estar bastante lejos de ese bosque mágico, realmente no podía evitar sentirse triste por su partida, ni siquiera se había despedido pero entendía sus razones, Cipher no era alguien que quisiera ser muy sentimental en realidad y no lo culpaba.

—Adiós amigo...—murmuró agachando las orejas, sintiendo el frío viento de la noche.

FIN

Habrá un epilogo así que no se alarmen criaturas, realmente necesitaba acabar esto pronto para poder escribir otras cosas. Nos vemos en el epilogo.

تw

Manual para cuidar a un gatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora