Capítulo 1

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Entraba por el pasillo principal de la gran escuela cuando tropiezo, me caigo dejando mis libros esparcidos por el suelo, y de pronto veo una masculina y gran mano que comienza a recogerlos, alzamos la mirada al mismo tiempo y me encuentro con esos hermosos ojos azules, nos comenzamos a acercar y todo a nuestro alrededor desaparece para mi, siento nuestras respiraciones mezclarse y a lo lejos logro escuchar el una voz.

- ¡Hey! – Lo miro perpleja y sé que ya estoy por completo roja - ¿Que no puedes tener cuidado?

- Yo... Lo siento, no te vi. – Trato de justificarme; al parecer no fue un tropiezo, sino que choqué con él

- Eso está claro – Me da una última mirada furiosa y se retira.

Vuelvo a mirar hacia el suelo donde aún están mis libros esparcidos y sin más me dispongo a recogerlos para así seguir con mi camino a la sala donde se realiza mi primera clase del día.

A pesar del contratiempo que tuve fui la primera en ingresar a la sala, lo que me dio la posibilidad de escoger mi puesto, tomando así el primero frente al del profesor; me senté y esperé a que llegaran todos.

Soy una chica que está algo acostumbrada a cierto tipo de burlas, quienes han notado mi existencia me conocen por ser una de las chicas más despistada de la institución por las innumerables cantidades de veces que me había caído tirando todo lo que se encontraba cerca de mí. Es por eso que no me molestaron todas las miradas de burla en el pasillo; el hecho de que haya sido Agustín con quién choqué me intimidó y cohibió por completo, teniendo en cuenta que soy muy tímida.

Agustín no me hablaba hace muchos años. Siempre pasaba de mí; era algo así como que yo no existía para él y justamente por eso fue que se me hizo tan extraño que me hablara, aun que haya sido sólo para reclamar por la poca atención que pongo 'en el mundo real'.

Luego de aproximadamente cinco minutos de espera, llegó casi corriendo Sara, mi mejor amiga, quién venía con una gran sonrisa en su rostro indicándome que algo bueno había ocurrido.

- ¡Amiga! – Gritó apenas entraba a la sala llamando mi atención – Tengo tantas cosas que contarte – Agregó hablando tan rápido que apenas pude entender lo que me decía.

- ¿Qué te pasó ahora? - Dije sonriendo mientras la veía sentarse a mi lado.

Apenas ella abrió la boca y los ojos de forma exagerada para comenzar a hablar, sonó el timbre indicando que la clase debía comenzar.

- Te cuento en el recreo, no quiero que hoy me saquen de la clase – Habló mientras entraba el resto de alumnos y detrás de ellos el profesor de física con su típico paso lento y pequeña sonrisa.

Era una de las clases que más se me dificultaba, pero sin embargo me iba bien. Se me hace muy difícil el antiguo método de enseñanza que aplica el profesor de más de 70 años de edad.

La clase pasó tan normal como cualquier otra, por supuesto contando las veces en que me paré tropezando y cayendo o simplemente se me caían todas las cosas mientras mis compañeros reían y se burlaban de mí.

Llegó el recreo y junto a Sara emprendimos camino a la cafetería en busca de un café lo suficientemente caliente como para sobrevivir a este frío día de Junio.

Como ya era habitual, Sara no dejaba de hablar contándome todo lo que le había sucedido el fin de semana, y como ya es algo común de los lunes, no me dejó hablar por lo que me tuve que conformar con sólo escuchar sus largas historias. 

Mientras mi amiga hablaba yo no podía dejar de pensar en los hermosos ojos verdes y brillantes de Agustín.     

Hasta la realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora