Muchas veces un veneno inofensivo te hace cerrar la cremallera y explotar en un privado tan íntimo que todo el sentido de esta aventura se ve desvanecido, borroso, decadente...
A veces uno desea bajarse del carrusel de la aventura, porque el simple acto de respirar no es un motivo alegre. Todo lo alegre a su alrededor la vuelve vulnerable y sombría... Todo lo alegre llega a incomodarla... Necesita salir, pulsar el "stand by", salir del mundo y volver conmigo aunque solo sea un instante para respirar de las aguas más bravas y el viento marino más penetrante. El cual expande todos sus alveolos insertando el yodo más embriagador de cualquiera de las dimensiones paralelas existentes, porque esa es la suya.
Me necesitó... Pero sin saber cómo me vi a mi mismo con un auténtico pico derribando una absurda y gruesa frontera de hormigón armado y alambrada de espinas, la cual no le dejaba acceder a la calidez de su propio y legítimo lugar. Para poder unirnos en un único ser complementado, auténtico, armónico. Sólo así pudimos respirar, porque sólo juntos podemos pensar, solucionar ciertas situaciones paralizantes. Sólo así yo puedo sanar, porque ella sabe que yo lo conseguiré y la creo, y sólo así podré ayudarla a seguir subiendo esos escabrosos peldaños, vertiginosos.
Cuando ambos decidimos tomarnos un respiro para pensar, un respiro bien merecido para aquel cuerpo real, que no hacía más que doler... La broma macabra del universo y el estúpido azar se presenta y ella se me desprende de entre los dedos, sale de mi propio ser hacia la intemperie, sin yo poder reaccionar. Sé que quiere el desahogo, lo sé porque la puedo ver y veo que se está ahogando en unas emociones demasiado obvias para dejarlas pasar. Tampoco quiere que pasen. Desea afrontarlas y confío en que pueda pero su parálisis me asusta. Buceo desesperado y no encuentro las emociones naturales. No pasa nada, sólo necesito que sepa que estoy a su lado, que soy parte de su existencia. Pero rozando una superficie demasiado palpable, sus ojos se encharcaron ligeramente a unos estímulos lógicos. El problema es que me está resultando demasiado similar a una olla express a punto de reventar y derramar sus sesos por el pavimento, no puedo permitir eso...
Se merece todo lo que los demás están obteniendo, esa atención, ese consuelo aunque sea en la lejanía... pero no la quiere y sigue anteponiendo sus necesidades por las de las personas que ama. Si consigue arrancar al menos una pequeña sonrisa de esas personas, o desviar el pensamiento estrangulador hacia su propia calidez, incluso el roce de las copas de esos árboles en forma de auténticos abrazos... merece la pena por mucha timidez que la solape, se siente un poco menos inútil en la faz hostil de la tierra. Pero lo cierto es que no se ha parado a pensar en que no merece una explosión que la destruya. No se ha parado a pensar que, a pesar de ser un eterno árbol tímido, yo existo para complementarla, para intentar ayudarla con lo que no es capaz de manejar, existo y nunca jamás la dejaré, porque yo soy ella, pero aún no es capaz de aceptarlo, todo retumba demasiado extraño vibrando desde su interior.
Ahora está lejos, puedo notar su frialdad corporal, puedo sentir algo parecido a la perplejidad, pero sobretodo siento la parálisis que la agarrota. Yo estoy enfermo y, lógicamente, no tengo cuerpo propio en este plano astral, solamente podría manifestarme a través de su caparazón, que ahora se encuentra helado. Me gustaría poder prender una hoguera, la hoguera más enorme que el mundo entero haya podido vislumbrar, y con ella derretir el suave e ingenuo caparazón. Poder sentirnos completos, poder superar este hoyo tan grande en el que nos hemos detenido.
Por suerte la veo sonreír a lo lejos, con su silbato... El silbato que le regaló... Puedo ver imágenes hermosas en forma de fotograma, incluso sonidos, recuerdos bellos, recuerdos que jamás se verán corrompidos, arrancados ni incinerados... Son de ellas, y en ellos vive, nunca se irá, y siempre que ese silbato que cuelga de su cuello suene, la verá a ella y su sonrisa pícara... Llena de secretos cada cual más y más interesante... Llena de sorpresas autoinfravaloradas...
Sólo espero que esa olla no explote... Que se vaya abriendo poco a poco y deje salir el dolor, y que vuelva a mí siempre que me necesite, porque ahora me necesita, necesita sentirse completa... Por otro lado sé que está petrificada, pero la arropan las mejores manos. Unas manos no muy grandes pero sí las mejores y más cálidas del universo. Sé que la arropan con amor, que la toleran con todos sus altibajos, con todas sus inseguridades...
Dicen que la energía ni se crea ni se destruye... Pues esos brazos fibrosos transforman y transportan esa energía dándole el aliento que le falta...
También hay más árboles a los que tendría que agradecer su apoyo, ella lo hace, y no cree posible que esté recibiendo todo ese amor, no se ve merecedora de nada... Prometo ayudarla con eso...
Durante el tiempo que nos tomamos para pensar, en el que esta aventura se había dado por terminada, decidimos juntos que esta aventura de la timidez de los árboles no es más que la vida, y llegamos a la conclusión de que a veces, sentimientos muy fuetes que nos envuelven y nos paralizan, nos hacen tomar decisiones demasiado extremas en un lapsus de tiempo ínfimo... Eso es del todo injusto, la vida es caleidoscópica, pero no se ha terminado, por lo que la aventura continúa... El carrusel no puede parar...
Pero sí hemos decidido cambiar la dinámica de este camino... No vamos a hurgar más en unos recuerdos que están bloqueados por alguna razón, que seguramente sea culpa mía, y no los dejo salir porque el daño puede ser enorme en este momento... O igual sí que hurgamos...
Futuro, presente, pasado... Invenciones, imaginación, obnubilación, destellos, alucinación...
Todo son absurdas paradojas en esta aventura pero necesarias, y no necesariamente ciertas o perfectamente datadas...
Ahora comienza la aventura, La timidez de los árboles.
Pasen y vean, bienvenidas y bienvenidos todos.
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La timidez de los árboles
Phiêu lưuAprendizaje, abstracción, psicodelia, timidez, desnudez del alma, significado de la timidez de los árboles.