La timidez...

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Hay árboles, asustan, son hostiles. No le gustan, ¿Por qué? ¿Por qué las copas de algunas especies idénticas de árboles son tímidas entre ellas y jamás llegan a rozarse? ¿Es para dejar entrar el sol y que sus rayos iluminen todo el bosque? Sinceramente no. No. Es un absoluto misterio, no obra de la magia, sino algo que la ciencia no es capaz de solucionar de momento.

¿Le interesará a la ciencia resolver este misterio tan curioso que no afecta para nada al desarrollo de la vida, del comercio, del consumo, del sucio capitalismo? ¿En serio realmente había alguien con tanta ingenuidad multicolor en su interior que lo creía tan ciegamente como yo?

Amigos, la felicidad no existe, la luz se apaga, la alegría se esfuma, los momentos se viven si sabes, pero se olvidan. Esa es la realidad y duele. La vida es dolor tras dolor, la vida es la supervivencia.

Aquella sonrisa crece y los árboles de su misma especie comienzan a eclipsarla, a hostilizarla. Seguro que de forma inocente, de forma burlesca, en un intento absurdo e inútil de socialización de la que nunca ha sabido ni dominar ni le interesa demasiado.

Aún hay sonrisa, aún hay color a pesar de todo, pero las cosas cambian. Mamá se va de casa casi todos los días, ya no trabaja allí. No sabe a dónde va, pero quiere estar con ella, y con Papá, no en ese sitio con tantos árboles en los que ahora sí recae en su existencia, pues alguna rama se acerca demasiado a la suya, o el viento susurra cosas que le desagradan y sólo quiere escapar de allí. Le gustaba echar la siesta con Papá y ver esas tres películas mágicas, ahora tiene que echar la siesta en una sala oscura llena de colchonetas de colores, seguir una rutina... Le da miedo, todos los cambios le dan miedo, y todo se empieza a volver borroso y confuso.

Mamá, que es muy delgada, empieza a engordar mucho cada día. Todos hablan de nombres, de ropas, ríen, pero ya no por la sonrisa mágica, es una risa distinta. Nota miedo, no es malo, pero nota miedo, es algo nuevo. Es algo que le revuelve las tripas del nerviosismo. Siente que no puede hablar con nadie porque no se quiere portar mal, no quiere borrar esas sonrisas en los que más ama.

Es verano del año 1995, hace muchísimo calor y a Mamá parece que le va a explotar la barriga. Tiene miedo porque piensa que está enferma, no quiere que se vaya a un "lugar mejor", y no deja de oír nombres... Pablo, oye mucho el nombre de Pablo y no sabe que significa...

Empieza a ver su vida entera empaquetada en cajas de cartón, rotuladas con la letra grande de Papá, que ya está empezando a entender, "Ropa de Fá" "Peluches de Sara"... ¿Qué hacían sus peluches metidos en cajas? ¿Por qué la casa está vacía? Todo se llena en un camión enorme que conduce un señor que se llama Eduardo, que le trae el pan a Abuela Fina, y lo llevan a otra casa. Allí se pintan las paredes, de amarillo, de verde... Todo se vuelve a colocar pero hay algo nuevo, parece como una cama muy pequeña con barrotes... ¿Van a traer a un mono? Qué raro...

Es 11 de Septiembre de 1995 y Mamá no está en casa, está enferma... Cuando la va a visitar al hospital se lleva la sorpresa más enorme de su vida. Mamá no está sola, hay una niña, bueno, parece una cría de mono como las que salen en los documentales de la televisión, pero esta cría no tiene pelo por el cuerpo. Le explican que es Icía, Icía es su hermana.

Icía llora por las noches y trata de calmarla pero le dicen que tiene que comer, que horarios tan raros para cenar...

A los pocos días empieza "El Colegio". Los árboles se agrupan, llega el terror, se ahoga, no quiere estar allí... Cada año es peor, cada año hay más crueldad... Aprende lo que es el miedo, aprende lo que es la culpa, aprende lo que es el fracaso, pero sobretodo el miedo... y cada recuerdo se va difuminando, ¿Por qué? Porque nos conocimos, sí, nos conocimos, lo necesitó y entró.

La timidez de los árbolesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora