Capítulo 4

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Cuando prometo algo lo cumplo. Cueste lo que cueste.

A pesar de que son las 19:00, ya estamos en camino al Refugio, quizás no conseguimos mucho dinero, pero, sí encontramos a la señora de ayer, nos va a ayudar igual.

-¿Por qué sonreís tanto, Thein?-

-¿Thein? ¿En serio, Alex?-

Me freno a mitad de cuadra, los demás también y escuchamos reír a Alex

-Es que Thein- ríe más -Es gracioso, me gusta-

-Es divertido, sí.. Como... Déjame pensar: Alexy!-

Me mira de mala forma, pero no aguanta mucho, vuelve a reírse

-Cuando te digo Theo siento que no te conozco, o como sí tuviese que tratarte con muchísimo respeto y...no me gusta, que se yo, paranoias mías- concluye

-Ven aquí, Alexandria-

Estiro mis brazos y ella trota a donde estoy y me abraza

-Thein-

-Ay, cállate- le digo

Su manera de ser, infantil, atenta e inteligente, y ahora, cariñosa, cordial y dulce, me llena de alegría y me pone contento haberla conocido.

-Sueltense- dice Ansel

-¿O qué?- contesta su hermana

-Suelta a Theodore, Alex- dice Karen

-¿Por qué?- pregunto yo

Nos separamos con una sonrisa burlona en la cara.

-Están celosos- dice mi pequeñita

Corre a su hermano y lo abraza, con tanta intensidad fue que Ansel se tambaleó en el suelo.

-Ven aquí, Karen- digo yo

Ella niega con la cabeza, rápidamente, pero logro abrazarla.

-Sueltame. No me gustan los abrazos-

-Sí, claro. Bien que te gustan los abrazos de Ansel- le retruco

-Y a tí los de Alex- me contesta

-Vamos. La gente comienza a mirarnos raro- afirma Ansel

Retomamos camino, Ansel delante, Karen y Alex en el medio y yo detrás de ellos, cuidadolos de cualquier situación.

Si nos vieran, no parecemos chicos de la calle cuando no estamos, Ansel y yo con el balde y las niñas con su bolsita y papeles; parecemos niños comunes de casa, que van hacia la plaza a jugar después de un día de escuela. Si nos conocieran, se darían cuenta que no es así; no vamos a la plaza y menos que menos, vamos al colegio.

-Anímense, vagos, ya estamos llegando- les digo cuando su ritmo dismuye

-Estamos cansados, Theo- dice mi amigo

-¿Quieren parar un poco?-

Se sientan de inmediato en el suelo, menos mal que no estábamos en medio de la calle, porque les aseguro que si estos chicos están cansados de caminar, se sientan ahí menos. Hablo en serio.

-Van a ayudarnos ¿no?-

-Sí, Karen. Lo prometo-

-Hoy...hoy tengo hambre- dice Ansel

-Lo sé-

Lo único que tenemos en nuestros estómagos son las pequeñas galletas del mediodía.

Me siento al lado de mi hermana y observo como se va oscureciendo el día.

-Me gustan los atardeceres- confieso

Homeless {Fanfic Sheo}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora