Capítulo 8

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Mi hermana y los chicos no me creen lo que les dije. Piensan que estoy mintiendo sobre lo que escuché mientras Marie y Shailene hablaban.

-¿Theo, escuchaste bien?-

-¡Sí, Karen! Marie no es la persona que pensábamos, o que ustedes pensaban, que era-

Pedimos algo de comer, pero esta vez, tuvimos de abonar, no volvimos a cruzarnos con Marie Woodley.

-No..no puedo creerlo-

Veo en Alex, luego de sus palabras, alguna lágrima que quiere salir.

-Pensé que ella nos quería ayudar-

-Si, yo también creí eso- dice Ansel -¿Por qué, entonces, nos dio ropa, algo de comida...? No entiendo, chicos-

-No lo sé- aclaro -No sé nada-

Corto y como el último pedazo de milanesa con una pequeña porción de papas y tomo algo de gaseosa que nos sirvieron.

-Ya...no tenemos nada de plata- dice Karen

Gasté los $100 de hoy y algo que encontré en mis bolsillos, supongo que de ayer.

-No importa. Ahora conseguiremos más-

-¿Para comer algo por la noche?-

-No lo sé, Ansel, tengamos...esperanzas-

Luego de unos minutos más sentados, esperando que la comida baje al estómago y no quede por el camino, salimos del Centro.

-¿Queda algo de monedas?-

Ansel me responde, buscando en su bolsillo y justo llega el colectivo. De vuelta al callejón.

Nos sentamos en los asientos que son para persona discapacitadas, el transporte está vacío, así que no hay ningún problema. Karen a mi lado, y frente a nosotros, de espaldas al camino, la otra pareja de hermanos.

-¿Nunca se preguntaron de que va la vida de nuestros padres?- pregunta Ansel

-A veces los vimos- Karen comienza -Se hacen los disimulados, pareciera que ven fantasmas cuando nos encuentran-

-Nosotros nunca nos vimos nuevamente- cuenta Alex -Creo que si los veo, me pondría a llorar y les pegaría, una y otra vez-

Coloca su cabeza en el hombro de Ansel y el le besa la frente.

-¿Por qué no somos así nosotros, Karen?-

-No me gustan las expresiones de amor- me fulmina con la mirada -Las odio-

Río.

-¿Te gusta la chica esa, Theo?-

-¿Qué chica, Alex?-

-La hermana de la falsa. Shailene-

-No- digo -no me gusta-

-Mejor...- susurra, pero la escucho

-Ey, Theo, huelo celos por aquí cerca- me dice mi amigo

-¿Celos?- dice su hermana y ríe -Hay que proteger a Theo de esa chica...quizás es como su hermana-

-No parece mala persona- aclaro

-¡Ya te enamoraste!-

-¡No, Karen!-

Los tres ríen, pero Alex, sin ganas.

-Dejen de reir y caminen, estamos por llegar-

Me levanto del asiento, los chicos me siguen, agradezco al conductor y bajamos del transporte.

-¿Hay que trabajar?-

Alex pregunta y, luego, bosteza.

-Descansen si quieren-

Los tres sonríen y caminamos hacia nuestro lugar.

Busco el pequeño balde, un trapo y la esponja, coloco algo de jabón y ya está.

-¿Theo?-

-¿Qué?-

-¿Te vas?-

-Sí, Ansel. Ustedes duerman, hagan lo que quieran. Cuidá a las chicas-

-No vas a ir vos sólo a limpiar-

-Es una orden. Se quedan-

. . .

Algo de dinero conseguí, como también, mucho cansancio; desde la mañana estoy despierto, estuve con la bicicleta, es demasiado para un día.

Deben de ser, recién, las 18:00, pero necesito dormir hasta mañana, recuperar fuerzas e ir a entregar los periódicos.

El semáforo se pone en rojo y un auto estaciona, esperando al verde. Me acerco y me sorprendo al ver quienes están dentro, bueno, quién está dentro. Shailene... y un adolescente, manejando.

-¡Ey!-

Escucho un grito, proveniente del auto en que está Shailene.

-¿No queres limpiar los vidrios, niño pobre?-

En una mano tengo el balde, pero la otra, la tengo libre, por lo que aprieto mi mano en un puño, aprieto la mandíbula; quiero golpearlo.

-Nahko...- escucho que Shailene le dice al otro

-¿Qué?- ríe

Mientras tanto, yo voy caminando hacia el auto de atrás, pero me interfiere el paso la puerta abierta del conductor.

-¿No te parece de mala educación no contestarme?-

Se baja del auto, se para frente a mí; no me da miedo, es algo más bajo que yo.

-¿Tus padres no te enseñaron modales?-

Rodeo la puerta abierta, trato de seguir mi camino, pero agarra mi brazo.

-Te ví mirando a mi chica, el otro día y recién ¿Quién te pensas que sos, pobre?-

-Sueltame- hablo, al fin

-¡Hablás!-

Varias bocinas comienzan a sonar, el semáforo cambió.

-Déjalo en paz, Nahko-

-Sí, claro-

Me suelta con brusquedad, paso, rápidamente, por detrás de su auto, hasta la acera; mientras camino, miro a Shailene, quien está riendo. Ríe con ganas. Lo percibo.

¿Por qué la gente es así? Falsa. Mentirosa. Mala persona.

Creí que ella era distinta. Pero, obviamente, no; no podía creer algo cuando nunca hablé con ella.

Pero parecía diferente.

Los ricos son todos iguales, dinero, popularidad y más dinero. Superioridad y pisar al resto, a los que consideran inferiores a ellos.

Dejo las cosas en el fondo del callejón, en silencio, tratando de no despertarlos.

Salgo.

Comienzo a caminar, sin un rumbo preestablecido. Sólo camino, camino y camino.

Miro a las personas de mi alrededor, familias, amigos, parejas: gente feliz.

Luego me veo a mí reflejado en un vidrio. Un adolescente torpe, sin estudios, que piensa cambiar la situación en un mismo día. Que trata de confiar en alguien y lo traicionan. Alguien al que le mienten, una y otra vez; desde sus padres, su entorno, una mujer que conoce y quizás, una chica. El sistema lo engaña y miente, la sociedad actual lo lastima.

Eso soy.

Un Nadie en la ciudad, en la provincia, en el país y en el mundo.

Homeless {Fanfic Sheo}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora