(I) Saldremos toda la noche.

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Entré en el establecimiento, con una sonrisa alegre y expectante adornando mi rostro. Inmediantamente mi pecho comenzó a retumbar al ritmo de la fuerte música que se puede escuchar desde el aparcamiento.
Esta es mi primera vez en un club o discoteca en Miami, de seguro debe notarse por mi cara de estúpido al ver a tanta gente en buena vibra bailando y actuando como si nada fuera más importante.

Nos hacemos paso entre todos esos cuerpos que van de acá para allá bailando o con bebidas en las manos. Rydel va entrelazada de los codos con Ellington, después están Riker y Rocky viendo y hablando de las chicas que ven a nuestro paso. Ryland se ha quedado en Los Ángeles por unos días más, mientras resuelve los trámites de final de sus estudios. Llegamos esta mañana y estábamos -literalmente - locos por ir a nuestra primera disco en Miami.
Y déjenme decirles, que la pinta es más de lo que promete.

Llegamos a la poco saturada barra. A diferencia de otras tradicionales de madera o material oscuro, esta es blanca y fluorescente lo que le da buen toque a las bebidas coloridas sobre esta.

— ¿Qué vas a querer Ross? —me pregunta Rydel por encima de la música -que no es tanta por estar mas alejado de la pista— los colores del lugar bailaban en su cara.

—Pide un ron con Coca-Cola para mi, por favor —respondí viéndola. Ella asintió y se volteó al barman que también vestía con una gorra de camionero fluorescente con una piña colada dibujada en esta (era el loco del lugar).

Mi vista comenzó a divagar por el lugar, tenía la esperanza de un nuevo comienzo para todos en Miami.

—Ten tu ron, Ross —dijo Rydel captando mi atención. Lo tomé y me di cuenta que todos ya tenían el suyo, así que nos dirigimos a una mesa.

— ¿No piensan ir a bailar? —inquirió Ellington luego de dar el primer sorbo de su Ginebra.

— ¡Claro que lo haremos! —replicó Riker en seguida -. Solo estamos cazando desde aquí.

—Si, aquí hay una buena vista. Así sabremos a quién invitar o nos invitaran a nosotros —y su lógica pareció funcionar. La ubicación de la mesa que elegimos era la indicada. Próxima a la pista de baile y con vista a la barra, podías ver a casi cualquiera como te podrían ver a ti.

En poco tiempo Riker y Rocky se encontraban bailando lento con unas chicas, muy lindas debo admitir. Incluso a mi me pidieron pero me negué, digo: para bailar con cualquiera me hubiese ido a cualquier bar ¿No crees?

— ¿Y tu piensas quedarte aquí? —preguntó una vez más Rydel. Por lo visto hoy ella y su novio están de preguntas.

—Ustedes pueden irse tranquilamente, chicos -prácticamente los corri. Se que quieren bailar, pero no lo hacen por mi —. Así que la noche es joven. Pero no se emocionen demasiado —advertí levantando el dedo acusadoramente...

Mi ron había dicho adiós hace ya unos minutos y parecía un estúpido allí sentado sin más. Así que me encaminé a la barra, rápidamente encontré un lugar y me senté en el alto taburete.

—Un ron con Coca-Cola —pedí una vez más. Me juré mentalmente que sería el último de la noche, luego bebería algo más suave.
—Yo un cóctel de maracuyá y moras —dijo consecutivamente a mi una voz delicada al lado mio. Por lo que voltee enseguida.

Era una chica bajita, con un trenza castaña de un lado y auriculares alrededor de su cuello. Espabile, no sabía cuanto tiempo había quedado viéndola pero las luces me lastimaron los ojos. La bebida estaba frente a mi en la barra y luego ella ya no estaba. Me sentí decepcionado. Pagué, tomé mi trago y me dirigí a los alrededores.

Divisé en la pista a mis hermanos siendo el centro de atención. Rocky tenía a dos chicas bailando con él, negué con la cabeza repetidas veces. Todas creen en la cara de adorable que tiene. Por otra parte estaban Rydel y Ellington bailando muy juntos y acaramelados mientras parecían hablar de cualquier cosa. Sin saberlo llegué al lugar donde se encontraba la cabina del Dj en lo alto de un lugar especialmente para este. La figura que había visto solo una vez pasó frente a sus ojos atrayendo estos como sin una cuerda. subió al escenario donde estaba el Dj e intercambió una palabras con este, espectacularmente la musica culminó. Vi que ella tomaba el lugar y cogía un micrófono.

— ¡Que hay Club 19 de Miami! —gritó por el micrófono, provocando que los amplificadores de todo el lugar reproducir su linda voz —. ¿Se la están pasando bien esta noche? —el público respondió a ella con un gritos y aplausos, por lo que ella sonrió —. ¡Pues ahora se divertirán mucho más! —la gente gritó con euforia una vez mas.
—Soy DjBoomBox y soy el secreto del Club 19 —dijo con voz coqueta y misteriosa. Sonreí, no sé si a causa de las dos bebidas o es que de verdad me sentía en el cielo —. ¡A disfrutar mi gente! —dicho esto las luces actuaron en suspenso al igual que los sonidos. Luego un espectáculo de luces acompañando una pista increíble, sin duda le encantaba su trabajo de Dj y sin duda era fantástica en ello, sabía manejar a la gente con facilidad ya que al instante puso a bailar a todo el mundo.

—Disculpa —me hablaban a mi, así que quité la mirada de la castaña para enfocarme en una pelinegra de rasgos hispanos —, ¿Te gustaría bailar? —me ofreció despreocupada y con una sonrisa. Miré una vez mas a lo alto de la cabina de Dj —a la que siquiera conocía.
—Por qué no —sonreí...

—Así que, Sofía —hablaba con la morena mientras bailabamos la tercera canción. Se llamaba Sofía Carson y era muy divertida —, ¿Vienes seguido?
—Pues si, cada vez que mi amiga enciende el lugar. Cómo justo ahora —rebobine sus palabras.
— ¿Ahora, dices? —asintió bailando, ambos bailabamos juntos pero no muy pegados —. ¿Tu amiga es la Dj?
—Laura, sí.
—Laura... —murmuré sonriendo como tonto.
—Qué... Ya entiendo ¿Te gusta? —sonrió con burla. Bufé.
—Es fantástica —admití alzando los hombros.
—Pero no lo niegas —me acusó.
—Ni siquiera hemos cruzado una palabra —argumenté esperando que lo dejara pronto.
—Yo puedo arreglar eso —me aparto hacia aquel lugar otra vez, solo que a un lado donde había una escalera que subía directo a la bajita castaña —. Recuerda esto Ross, no la llames por su nombre o me matará, deja que ella te lo diga y es importante que no se lo digas a nadie tampoco ¿Vale?
—Está bien —asentí.
—Suerte rubio —dijo con su leve acento hispano. Sonreí con gratitud y me hice un manojo de nervios a la hora de subir, pero lo hice.

— ¡Hola! -fue lo único que pude decir al estar arriba. Me miró por el rabillo del ojo sin despegar sus manos de la consola y echó una carcajada.
— ¿Vienes a pedir una canción para tu novia, rubio? —preguntó.
—Qué... no, yo... solo quería saludar. Ver como se ve todo de aquí arriba —¿que no tenía una mejor escusa?
—Pues disfruta de la vista, pero yo que tu estaría en la pista con tu novia —decía bailando un poco, me veía por segundos, pero estaba notablemente concentrada en la consola.
— ¿Quien te dijo que tenía novia? —inquirí con una sonrisa. Ella me vio por unos segundos más y una linda sonrisa se hizo presente mientras.
—Eres un pillo ¿no es cierto? —negó con la cabeza riendo. Es tan linda.
—Eso según quien lo diga. Eres fantástica, por cierto —le dije.
— ¿Eres Dj?
—Pues algo sé, el Dj es mi hermano menor.
—Eso es cool. Yo estudio en un conservatorio aquí en Miami, me llamo Laura -extendió su mano, despegandola por primera vez de los botones. Estreche la la mano derecha que me ofrecía y se sintió bien.
—Soy Ross, y casualmente me he mudado para estar en uno.

Y esa fue la noche que lo encaminó todo. Que estábamos en el mismo conservatorio de artes, que se convirtiera en una de mis mejores amigas, que me gustara hasta dejarme sin aire, que me enamorara perdidamente. Que se convirtiera en el alma de todas mis fiestas...

Life Of The Party |Rara |One-ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora