Life Of The Party |Rara |One-Shot

(III) No nos importa lo que la gente diga

Planto los pies en la entrada del conservatorio. Tal vez todo cambiaría a partir de ahora con Laura.

Eso suponiendo que entendiera el significado de mis palabras.

Por su puesto que debió notar mis avances la noche del viernes y la casi declaración ya en la madrugada del sábado, al menos había descrito a total como se habían conocido. Se recordó con ironía.

Mis manos sudaban en frío, dio un suspiro pesado y me echo a caminar dentro del edificio con fachada de ladrillo. La mochila pesaba de lado de mi hombro izquierdo, mis ojos divagaban nerviosos por el lugar; temerosos pero a la vez deseoso de toparse con aquella mirada café que me taladraba el alma. Subí las escaleras saltando de dos peldaños. Una vez en el pasillo pasaba nerviosamente mis dedos entre mi cabello largo, desordenandolo. Doblo a la izquierda al final del pasillo y al fondo abrí la puerta de madera clara, me encontré en el Salón Común. Era espacioso, con instrumentos y espejos en tres de las paredes, además de una tarima improvisada en la esquina de la habitación. Reunidos en un circulo que se calló ante mi presencia, estaban mis amigos. Me miraban con... ¿Tristeza? ¿Lástima?

En cuanto Sofía encontró mi mirada se acercó, soltando las manos de Shawn.

— ¿Qué está mal Sofía?
—Bueno...
—¿Dónde está Laura? ¿La has visto?
—Ross, por favor no te pongas mal pero... Laura se fue —y bajó la mirada. 

— ¿Que se fue? ¿Cómo...? —su mente estaba nublada. «No ahora. ¿ Por mi culpa? ¿Por lo que dije en la madrugada del sábado » —. ¿Ha dicho el porqué?

—Sus padres. Tuvieron una fuerte discusión temprano en la oficina del director del conservatorio y luego vino a despedirse de todos.
—¡Y quieres que no me ponga mal! ¡Luego de que... Como que le he dicho lo que siento por ella! —estalló —. ¿Preguntó por mi aunque sea?
—Si lo hizo —tan poca información por parte de su amiga decía que había más que no se atrevía a revelar.
— ¿Y...?
— ¿Y?
— ¡Dime más! ¿Dónde rayos está? —parecía muy nerviosa y decidida a no decir más. Luego de batallar con la mirada pareció rendirse.
—En el último lugar del que tiene que despedirse —solo tuve que cuestionarlo por un segundo. Me di la vuelta sobre sus talones y salió del lugar, dejando varias miradas con interrogantes y otras comprensibles y que me inspiraban seguridad como las de Sofía y Calum.