Solo eran las 3:47 de la madrugada, quería cerrar los ojos pero mi poca necesidad de sueño me lo impedía, aunque bueno, es normal, mañana mi vida iba a cambiar por completo a mis dieciséis años de edad iba a emprender un viaje hacia un país muy diferente, y sinceramente me asusta. Aunque también puede influir el que ame la noche más que el día y duerma poco, de ahí mis ojeras que ni con maquillaje puedo quitar, todo el mundo me conoce por ellas.
El solo pensar que no podría ver a mis amigos, a mis padres... Me dolía, pero yo misma sabía que era lo mejor que podría hacer y estas oportunidades no se pueden dejar pasar, es como cuando iba a una chocolatería y me deban una muestra de un delicioso chocolate, rechazarlo seria de tontos.
Tonta, tonta es como me llama mi madre continuamente - a pesar de que nos queremos un montón - será por las decisiones que elijo, por mis largas noches de fiesta sin dar señal o bien por mis notas en el instituto las cuales no son acorde con mi intelecto, o eso creo yo.
Ya que dudo que vaya a dormir algo salgo de mi cama, me pongo mis pantunflas de conejitos y agarro mi móvil con los cascos enrollados a él - los cuales me costará quitar - y un libro. Salgo a la terraza y enciendo la luz, me siento en un puf que tengo afuera y me acomodo. Pongo mi mejor lista de música triste y la dejo en aleatorio, la melodía de Llámame de La Zona me relaja en un momento. Abro mi libro y leo tres capítulos. Una vez he saciado mis ganas de leer me pongo a pensar, pensar en cómo me ha ido el día, o simplemente pensar en mi futuro cosa que me planteo con frecuencia. ¿Qué seré? ¿Dónde acabaré? Algo tengo muy claro y es que no quiero pasar toda mi vida detrás de una mesa recibiendo órdenes de un estupido jefe el cual va a jugar al golf los domingos y no hace nada más que hablar y engatusar a cada una de sus amantes mientras le pide a su secretaria que le mande unas flores a su mujer, las más caras a ser posible, con una nota en la que dice que la quiere y que no podrá ir a cenar con ella dado que tiene que trabajar, ¿pero en que? Si todo su trabajo lo hacen sus trabajadores que hacen más de media jordana por un miserable sueldo para mantener a una familia.
Algo sí que se y es que quiero nuevas experiencias y la oportunidad de irme - la cual hace unos meses no me agradaba - se que va rellenar ese vacío.
Saco de debajo de mi puf un cigarro y lo enciendo mientras suena, esta vez, Into the fire de Vinai y me apoyó en el balcón y miro la ciudad. No es que fume mucho, es más la caja de donde he sacado este pitillo lleva casi un mes debajo de mi puf y no tengo más, pero para este tipo de noches no hay nada que me siente mejor. Para los demás días prefiero el alcohol, honestamente.
En la tercera calada me viene un recuerdo bastante gracioso, es la manera en la que he 'conseguido' este viaje, y pongo comillas dado que yo ni lo planeé y ni lo quería.
*Flashback*
- ¿Dónde narices está la cerradura? - intenté meter la llave en algún lugar para abrir la puerta, pero no conseguía dar con la cerradura - Debería encender la linterna del móvil - una vez hecho eso lo conseguí.
Que genio soy.
Con cuidado me quité los tacones y cerré la puerta suavemente. Eran las cuatro de la mañana, no podía hacer ruido o la bronca de mi madre me dejaría sin vida social durante mucho tiempo.
Al primer paso que doy oigo a alguien en el baño del pasillo, posiblemente sea mi madre, por lo que tengo que darme prisa de llegar a la habitación. Me doy cuenta de que está abriendo la puerta - Vamos Taylor, piensa - abrí los ojos cuando me di cuenta de algo - ¡Claro! La táctica pingüino - la táctica pingüino la uso en casos extremos, consiste en ir corriendo y tirarme en plancha en el suelo del pasillo, así llegaría antes y no haría ruido ya que si corro me podrían pillar.
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Epitafio Del Enamorado
Teen FictionPorque no todo es tan fácil, porque todo es muy complicado. Esto no está hecho para nosotros. Supongo. Mi mente me aturde. No quiero irme. No me olvides, por favor. Hasta pronto. ¿Nos volveremos a ver? No copiéis, sed originales.