Toño desdobló aquel antiguo papel y comprobó lo que tenía impreso: una serie de círculos concéntricos, pintados con diferentes colores, que ya habían perdido parte de su brillantez debido al paso del tiempo.
−¿Qué es esto, Alicia?
−Precioso verdad. No tengo ni idea; pero, ¿te has fijado en el punto central? Tiene una intensidad de color negro muy especial. Cuando lo descubrí hace unos días me entretuve en mirarlo y comprobé que si lo miras durante un rato fijamente, te produce un mareo especial.
−¿Has preguntado a tus padres de que se trata?
−¡Uf!, ni se me ocurre. Mi madre me tiene prohibido subir aquí; dice que podría sufrir algún daño. Además, una vez que subí con ella para coger una cosa, cuando me acerqué al baúl, me dijo que no se me ocurriese tocarlo porque contenía recuerdos muy valiosos de sus padres. A partir de ese momento no pude contener la curiosidad, localicé donde guardaba la llave y encontré esta cosa tan rara.
Toño comenzó a mirarlo y se dio cuenta de que el brillante punto negro central atraía su vista de manera intensa y extraña.
−Tienes razón: si miras al centro sientes un mareo raro.
Alicia se acercó y se puso a mirar junto a Toño. En ese momento sintió que el desván giraba a su alrededor. Asustada se agarró a su compañero y vio que este la miraba con cara de espanto y gritando que la habitación se movía.
En un momento todo se había vuelto negro para los dos amigos y cuando pudieron ver algo comprobaron con extrañeza y miedo que se encontraban, juntos y abrazados, en un descampado. No había ni rastro de las casas, de la calle, de nada conocido. Tan solo ellos dos en medio del campo, todavía conservando aquel papel en la mano de Toño.
−¿Qué ha pasado Alicia? ¿Dónde estamos?
−¿Y dónde están nuestras casas?
−Esto ha debido ser cosa de este dibujo.
Toño volvió a doblar el papel, se lo introdujo en un bolsillo y comenzó a caminar, intentando encontrar algo conocido que pudiese orientarlos. Alicia lo seguía inspeccionando todo lo que veía alrededor. Pasado un rato tiró de Toño para que se detuviese.
−Mira, ¿ves la pequeña colina del fondo? Es la misma que se ve desde nuestra calle; la que está saliendo del parque, ya en las afueras.
−Es verdad. Y allí, a la derecha, se ve el rio que bordea la ciudad. Pero no hay ciudad por ninguna parte.
−Parece que mirando este dibujo desaparecen las cosas...
En ese momento oyeron ruido de gente que se acercaba. Corrieron hacia el lugar de donde parecían provenir los sonidos, pero rápidamente se detuvieron en seco; lo que observaron los dejó todavía más perplejos de lo que ya estaban. En un camino tan solo distante unos metros de donde se encontraban, un lujoso coche tirado por dos caballos negros y conducido por dos hombres, vestidos con vistosas túnicas largas y tocados con turbante, trataba de escapar de un grupo de jinetes. Estos, también ataviados con túnicas de colores y turbantes, gritaban y blandían sus espadas curvas, intentando detener el coche.
−¿Se tratará del rodaje de una película de árabes? –Preguntó Toño sin salir de su asombro.
Alicia no supo que contestar. Tan solo pudo levantar el brazo para indicar a su amigo lo que estaba sucediendo en el camino: uno de los jinetes se había interpuesto en el camino del coche, obligándolo a detenerse. En ese momento, antes de que el resto de la tropa montada pudiese reaccionar, se abrió la portezuela y salió corriendo una mujer que, para huir de sus perseguidores, se dirigió corriendo hacia donde ellos se encontraban.
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UN BAÚL EN EL DESVÁN
Misterio / SuspensoToño se ve obligado a cambiar de ciudad y, por lo tanto, de colegio y de amigos. Conoce a Alicia, su vecina, una chica inteligente y simpática que comparte con él su secreto: un viejo baúl en el desván de su casa que la tiene intrigada. Juntos lo ab...