Capítulo 1. "Siempre"

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Central City, 1996.

La noche había llegado cargada de lluvias. Una niña de pelo largo y rubio, que ya vestía su pijama, observaba a través de la ventana de su habitación como la lluvia había llenado de pequeños charcos de barro el patio trasero de su casa.

Estaba sola. Como de costumbre su madre había salido con uno de sus muchos amigos, abandonándola en mitad de la noche. Pero eso no le importaba, prefería no tener que aguantar los incontables cambios de humor que experimentaba su madre tras varias botellas de vino y cigarrillos a medio fumar.

Miraba al exterior anhelando el día en el que por fin pudiera salir de allí y volar lejos de Central City. Aunque eso si que no quería hacerlo sola. Jamás se le ocurriría abandonar a su mejor amigo...

- ¡Lenny! - gritó la niña abriendo la ventana a toda prisa.

- ¡Nina, abre! - respondió un niño de cabello oscuro que se cubría con una sábana de dinosaurios desde su patio trasero.

Nina cerró la ventana y bajó lo más rápido que pudo al encuentro de su amigo. Movió la vieja y raída cortina que cubría la puerta trasera y girando la llave la abrió para que el niño pudiera entrar.

- Pensé que habías dicho que no vendrías hoy. - Le recriminó a su amigo.

- Bueno...- respondió el niño dejando al descubierto su cara con un ojo hinchado que empezaba a tornarse morado.

- ¡Leonard! - la niña no pudo evitar llevarse las manos a la boca.

- Iba a pegarle a Lisa - explicó el niño mientras se dejaba caer en el sofá y miraba al suelo sintiéndose impotente. - No podía permitir que volviera a tocarla. Me ha pegado y se ha largado de nuevo a ese maldito bar.

- Tu padre es un idiota. - dijo Nina envolviendo en un paño un bloque de hielo que acababa de sacar del congelador. - Déjame verte ese ojo.

Leonard obedeció a su amiga y levantó la cabeza. Ella suavemente le colocó el hielo sobre la zona inflamada. Él no pudo evitar hacer una mueca al sentir el contacto del frío sobre su piel.

- Eres un héroe. - le dijo con una sonrisa Nina.

- Si fuera un héroe tendría la solución para ponernos a los tres a salvo y lejos de aquí. - contestó Leonard con una sonrisa amarga.

- Encontraremos la forma de salir de aquí.

- Eso espero.

Se quedaron en silencio durante un buen rato, mirando la lluvia a través del ventanal del salón. Hasta que Leonard decidió levantarse.

- Debería irme ya. Lisa lleva mucho tiempo sola, no quiero que se asuste si se despierta y ve que no estoy.

- Tienes razón.

- Mañana pensaremos un plan que nos saque de aquí.- dijo mientras le devolvía el hielo a su amiga.

- Lo estoy deseando. - sonrió la niña.

- Hasta mañana Nina. - dijo el niño saliendo al patio trasero.

- ¡Espera Lenny!

- ¿Sí? - preguntó Leonard girándose hacia ella.

- Prométeme que siempre serás mi mejor amigo.

- Te lo prometo.

- ¿Pase lo que pase?

- Pase lo que pase.

Nina se abalanzó sobre su amigo abrazándolo con fuerza. Leonard no pudo evitar sonreír y rendirse a su abrazo. Se separaron lentamente sonriéndose el uno al otro. La niña observó desde la puerta como su amigo regresaba a su casa atravesando el patio trasero, una vez dejó de verlo cerró con llave la puerta.

La pequeña volvió a su habitación dispuesta a dormir para afrontar con energía el gran día que le esperaba. El día de el plan. Pero un fuerte estruendo la asustó. Se levantó de la cama a toda prisa abrazando a su oso de peluche favorito. A pesar de lo asustada que estaba, se asomó por la puerta de su habitación para ver de que se trataba. Un grito se le escapó al encontrarse de frente con su madre.

- ¡No grites! - le ordenó tapándole la boca.

- Pensaba que era un ladrón.- explicó la niña aún reponiéndose del susto.

- Como si aquí hubiera algo de valor. - rió su madre mientras sacaba una maleta de debajo de la cama de Nina y comenzaba a meter la ropa del armario de la niña.

- ¿Qué haces mamá? - preguntó confusa.

- Nos largamos de aquí. Estoy harta de esta maldita ciudad y de todos los cerdos que viven en ella. Nos vamos a Coast City. Nueva vida, nuevos amigos... - explicaba su madre mientras terminaba de llenar la maleta.

- ¡¿Cómo?! ¿Tenemos que irnos ya? - Preguntó la niña exaltada - ¡No me he despedido de Lenny! - Su madre le respondió con una fuerte cachetada.

- ¡Ni se te ocurra volver a hablarme así mocosa! - Le advirtió a su hija.- Nadie puede saber que nos vamos, ni a donde vamos o tendremos problemas. - La niña se limitó a asentir mientras trataba de no llorar - Coge lo que necesites y baja. Te espero en el coche.

Nina metió en una mochila todas las fotos que colgaban de la pared y sus juguetes favoritos. Tenía que pensar la forma de avisar a Leonard para que pudiera encontrarla, pero sin que su madre se enterara.

Creía haber encontrado la solución. Bajó las escaleras y salió por la puerta, pero en lugar de dirigirse al viejo mustang de su madre comenzó a gritar.

- ¡LENNY! ¡LENNY BAJA! ¡LENNY!

Su madre inmediatamente se bajó del coche y empezó a forcejear con ella para meterla en el coche. No paraba de propinarle golpes, pero Nina no pensaba dejar de gritar hasta que Leonard la escuchara o se quedara sin voz. Cuando por fin su madre consiguió meterla en el coche, la puerta de la casa de su amigo se abrió. Allí estaba Lenny.

Su madre arrancó. El niño trataba de correr al lado del coche. No sabía que ocurría, pero sabía que en ese coche iba su mejor amiga, y algo le decía en su corazón que para no volver.

Nina abrió la ventanilla y dejó caer una foto. Leonard que no podía más tuvo que parar exhausto. Mientras trataba de recuperar el aliento vio la foto tirada en el arcén. Era una foto de los dos el día que habían tratado de construir una casa en el viejo roble del jardín de Leonard. Terminaron viendo las estrellas sobre un montón de tablones. Las lágrimas empezaron a brotar de los ojos de el niño. Al girar la foto pudo ver que había algo escrito.

-"Coast City. Sálvame."- leyó Leonard.- Pase lo que pase, Nina.


Lo que no esperaba ninguno de los dos, es que esa sería la última vez que se verían en mucho tiempo...


Warm and ColdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora