Prólogo

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             La rara del casillero 201

                         Prólogo

   Hoy desperté con ganas de morir, es mi primer día de clases. ¡Genial! ¡¿Cómo no estar feliz?! Y para colmo estoy en una ciudad que nunca había visitado hasta hace unos días que me mudé aquí , no se por que mamá tuvo que mudarse, ¡Ah si, cierto! Porque la cambiaron de trabajo, mala onda. Practicamente cometeré suicidio social al parecer un bicho raro que ingresa a mitad de año a una nueva escuela, un lugar donde ya todos tienen amigos y yo seré nadie.

   Bueno, ya olvidemos ese tema. Para no hacer el ridículo de llegar tarde al primer día de clases y llamar la atención mejor tomo una ducha temprano y me alisto con calma. Procuro llevar mi diario conmigo pues escribir es mi forma de pasar el tiempo, de relajarme y sentirme mejor, es mi doctor.

  Bajé a desayunar y mamá como siempre tiene de todo en la mesa, tostadas, jugo, leche, mantequilla, jalea, frutas y yo como siempre solo tomo un sorbo de jugo y una banana. Termino de recoger mis cosas, arreglarme el pelo y los zapatos para por fin estar lista mientras que mamá limpia la mesa, al cabo de un rato ambas partimos pues ella me lleva y me recoge a la escuela.

   Al llegar noto que el lugar es muy grande, de una fachada agradable y lindo. Veo chicos y chicas fresas y de inmediato me doy cuenta que no voy a encajar aquí, esto hace peor la estadía en esta ciudad.

   Entro a la enorme escuela y me dirijo a la dirección con mamá que tiene que firmar papeles y ni idea de lo que van a hablar la directiva y ella aunque nunca me esperé que la charla fuera tan aburrida, morí de aburrimiento ¡Dos veces! Estoy que si el sueño me alcanza no respondo por un mes.

   Para concluir, el coordinador de la escuela me entregó mi horario de clases y el número de mi casillero así que camino por un largo pasillo buscándolo para dejar mis cosas y marcharme a mi primera clase ¡Por fin, el 210! Ya parecía que no existía. Intento abrirlo pero no funciona, lo intento varias veces y sigue sin funcionar.

   —¡Oye! ¿Qué haces? Ese es mi casillero —Me volteo y no lo creo, es el chico mas lindo del mundo, creo que es el dueño de los latidos de mi corazón por lo rápido que van. Tiene unos hermosos ojos cafés que acaban de volverme loca.

   —¡Ah¡ pe per-dón —digo tartamudeando, bueno sí la verdad es que se me hizo un nudo en la garganta pero de veras que es lindo, creo que me enamoré.

   —No hay problema —me responde este sin fijarse en mi porque está abriendo su casillero —¿Eres nueva?

   —¡Sí! -digo recobrando firmeza  -la hoja que me entregaron dice que me toca el 210.

   —Permíteme ver ese papel.

   Le muestro el papel y el le echa un ojo aun sin voltear a verme por estar ocupado guardando unos y sacando otros de sus libros.

   —Bueno si aquí dice 210 pero este es el mío. El director debió haberse equivocado.

   —Sí parece que se equivocó y ahora tendré que volver a la dirección aunque no recuerdo el camino por cierto. —le entra una llamada, luego de ver la pantalla de su móvil lo contesta.

   —Ya casi llego, dame unos minutos   —dice a su teléfono —Al final del pasillo doblas dos izquierdas y listo, es súper fácil no te perderás. —Me dice mirando el camino, cierra su casillero y toma el sentido contrario al que debo tomar yo marchándose sin más. Y así conocí el amor de mi vida.

La Rara Del Casillero 201Donde viven las historias. Descúbrelo ahora