최면 ↝ taemin

Four.

Esa voz, no, no podía ser posible, mi corazón se aceleró al escuchar esa voz, me atreví a mirarlo a los ojos y ahí estaban esos ojos color marrón que me hipnotizaban, esos labios que me hacían delirar cuando tocaba los míos.

—Estoy bien, gracias. —dije lo más cortante posible.

—Me alegro verte de nuevo, Soyun. —tocó mi brazo para ayudarme a levantarme. Los nervios venían a mi.

—Quisiera decir lo mismo, Taemin. —me solté de su agarré, mis ojos querían sacar todas lágrimas, no, no lo haría.

—Quería hablar contigo, que me dejarás explicarte. —se acercó a mí, yo retrocedí.

Mientras más se acercaba, yo más retrocedía hasta chocar con un árbol, rayos. Él sabía que mi debilidad eran sus labios, se iba acercando más a mi, moví mi rostro pero él tomó mi mentón y posó sus labios sobre los míos, no había movimiento solo un toque, aunque no fue por mucho ya empezó a moverlos, yo me resistí pero como siempre caí, me regañé mentalmente, pasé mis brazos por su cuello, él posó sus manos en mi cintura. Debía resistir, no quería sufrir otra vez.

A los lejos escuché una voz que decía mi nombre, una y otra vez, abrí mis ojos y lo primero que me encuentro es el rostro de Jun muy cerca, demonios, ¿fue un sueño?, esperen, ¿por qué abrazo a Jun?

Rápidamente lo solté y él se enderezó, sentía mis mejillas arder. ¡Qué vergüenza!

—So-Soonyoung, te busca. —tartamudeó, sus nervios eran notables junto con sus mejillas levemente rojizas. Yo asentí y salió prácticamente corriendo de la habitación.

Bajé y los vi ahí a todos, menos a Jun, ósea casi todos.

—Bella durmiente, llevo quince minutos hablándote y nada, mandé a Jun y lo veo que regresó sonrojado y agitado. ¿Qué estaban haciendo? —dijo Soonyoung con tono de burla.

Mis mejillas ardieron al recordar lo sucedido con Jun hace unos minutos, lo ignoré y me dirigí a la cocina, para mí suerte ahí estaba Jun, solo él y yo. Demonios.

—Quería... —hablamos al unísono. Segundos después reímos.

Mi corazón se aceleró al ver esa sonrisa de nuevo, bueno, recapitulemos últimamente me gusta estar con Jun, hace que me sonrojé fácilmente, y su sonrisa me encanta. ¿Me gusta Jun?

—¡¿Tú?! —ese grito venia de la sala.

Jun y yo salimos corriendo para ver quién era. Al ver quién era mis piernas ya no respondían, mi corazón se quería salir, la suerte no está de mi lado.