Capítulo 6. Hacker.

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Probablemente las nuevas lectoras (e incluso algunas antiguas) no se acostumbran a la irregularidad con la que actualizo, y muchas ya dieron el fic por abandonado, que es la razón por la que escribo esto: no abandonaré el fic, tengo el propósito de terminarlo y tengo la historia terminada en mi cabeza. Sencillamente sucede que no tengo los capítulos prescritos, y requiere de mucha concentración mía hacer algo más o menos decente.

Ya saben que mi forma de escribir es neutral: no soy muy interesante de leer, acostúmbrense a eso también. Mis personajes no tienen personalidades enigmáticas, y mis historias no cuentan con varios climax como las de otras autoras, porque no es mi estilo. Así que, quien lo crea, está en todo su derecho de creer que mi estilo es aburrido, y no me sentiré ofendida si quieren decírmelo(?); a las que les gusta la trama de esto, les agradezco seguir apoyando.

También he formado mi estilo con pequeños cachos de otras escritoras: cualquier similitud con Sarae, JoeyLu, Pitolicious, etcétera, es totalmente acertada. Así somos todas las novatas, y me atrevo a decir que todas las escritoras.

Sin más por agregar, disfruten el capítulo. A partir de aquí, comienza el Kaisoo fuerte.














¿Hay algo peor que ser puesto en condición de cero a la izquierda? Una mierda.

Había estado la última semana con un humor de animal rabioso, por lo que ni mis propios amigos querían acercarse. No tenía ánimo para responder de buena gana a absolutamente nada, y mucho menos para contar lo que me sucedía. ¿Qué excusa iba a poner? Estaba sobre reaccionando a la indiferencia de JongIn, sin querer. Chanyeol ya me había dicho textualmente que me dieran por culo por ignorar todas sus llamadas y mensajes, entonces hasta él me pasaba de largo. Ni hablar de Baekhyun, quien no me dirigía la palabra desde que le dije que a nadie le importaba cuando nos contaba alegremente que le habían regalado un cupón de no sé cuántos miles de wones. Tal vez me lo merecía, por bocón.

Me había aislado hasta las gradas, con los auriculares puestos casi al volumen máximo, oyendo un álbum que me descargué la noche anterior. No quería escuchar ni mi propia respiración, ni ningún estúpido sonido proveniente de la naturaleza.

Me toqué los labios con la huella del más largo, recordando el beso en el que había estado pensando cada día, incluyendo el fin de semana, y suspiré. Desgraciado niñero, ¿por qué tenía que hacer algo tan atrevido justo después de comportarse tan anormal? En otro contexto pude haber reaccionado menos agresivo, y no tendría que haberme enviado a la mierda. De no haber estado así de nervioso, quizá sólo le habría apartado y explicado que no compartimos los mismos gustos... Aunque ya no podía jurarlo a ojos cerrados. Me escaldaba la incertidumbre de lo que estaba sintiendo, quizá, desde antes de que me percatara de ello.

JongIn... ¿Así es como la zorra psicópata se sentía cuando terminaste con ella?


Me dieron un tirón en el cable de los audífonos que me lastimó y asustó al mismo tiempo. —¿Qué estás haciendo aquí?


No reconocí al chico que me estaba hablando. Era casi tan alto como Chanyeol, de cara fina y piel muy clara. Llevaba lentes, y era guapo indudablemente. Sus cejas fueron lo primero en capturar mi atención.


—¿Por qué has hecho eso, idiota? —lo insulté, con toda confianza. Su cara se tornó aún más seria—. ¿Qué quieres? Interrumpiste la mitad de mi canción favorita, gracias.

—¿Qué oías? —cogió uno de mis auriculares, poniéndoselo en el oído incorrecto. Hizo un gesto de desagrado—. ¡Rayos! ¿Por qué escuchas esa mierda?

Me indigné inmediatamente. ¡Era mi ídolo! ¿Cómo se atrevía? —¿A ti qué demonios te importa, eh?

—Venía a charlar contigo, pero veo que necesitas urgentemente ser instruido en esto de la buena música —decía, mientras ponía su mochila en el regazo y comenzaba a buscar algo en el interior de la bolsa más grande. Sacó el móvil y sus propios audífonos.


Ángel Custodio | καιsοο Donde viven las historias. Descúbrelo ahora