Capítulo 4. Vergüenza.

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—Te digo que no.

—Que sí, ¿por qué dices que no?

—¡Porque estoy seguro! Son rasgos que no se mezclan. ¿Cuándo has visto a un asiático con ojos azules?

—¡Hay una foto en internet de una niña así!

—¡Hasta tú sabes que es Photoshop, genio!




Así se la pasaban, hora tras hora. Discutiendo sobre el más mínimo aspecto. Eran un puto dolor en lo más profundo del culo. Los observaba de manera intercalada, bebiendo mi leche de plátano desde la pajita, queriendo salir de ahí. Estaban tan eufóricos que no sería raro que todo el comedor supiera de qué hablaban.

Ayer, el tema a debatir había sido: "¿quién ganaría la pelea entre un ninja y un Samurai?", con Chanyeol apostando a los ninjas y Baekhyun a los Samurai; hoy era: "¿puede nacer un bebé asiático con los ojos azules?", y Baekhyun se encontraba del lado de los negativos, mientras que el gigante insistía en que tenía que poderse.

Yo me veía obligado a oírlos, pero no me interesaba participar. Mucho menos ahora que estaba tan ensimismado a causa de varios problemas que tenía. No graves, pero sí un tanto molestos.




—Eh, Do —Chanyeol me tocó el hombro, sacándome del océano de pensamientos. Sonrió con algo entre manos—. Baekhyun me contó que te vio platicando con Soojung, justo ese martes que no asistí a clases... ¿De qué hablaban?

—De nada —pasé del tema, sin darle importancia. Ellos no quedaron convencidos, ya que esperaban más detalles, supongo.

—Anda, no seas tan reservado. Yo también quiero saber lo que te dijo.

—No fue algo en específico, sólo quería saber el nombre de JongIn.




Me distraje en el móvil, revisando notificaciones y dejando comentarios en una que otra publicación. No estaba interesado en seguir con la conversación, pero a ellos les importó menos que nada, porque siguieron cuestionándome.





—¿Para qué quería el nombre de tu guardaespaldas? —se extrañó Baekhyun.

—No lo sé... Pregúntenselo a ella —me encogí en los hombros.

—¿No sabes o no quieres decirlo? —Chanyeol sonó irritado. Yo di un largo suspiro, guardando el aparato.

—Soojung babea por él desde el primer día, pero JongIn es un hombre mucho mayor. No la va a tomar en serio jamás, así que... qué más da.







Yo creía firmemente en eso. Podrían decirme que tengo un concepto arcaico del amor, pero no me imagino a una persona a punto de cumplir los treinta con otra que no llega a los veinte aún. Sin malentendidos, no es que esté en desacuerdo con eso, pero... Es decir, ¿de qué carajo hablarían? Sus intereses serían completamente distintos, al igual que sus perspectivas. Todavía no había tenido la oportunidad de conocer un caso que me convenciera de lo contrario.





—¿Qué tiene que ver la diferencia de edad? Soojung es encantadora, sólo hay que verla —aseguró Chanyeol, metiéndose todo lo que quedaba del pastelillo a la boca—. No es que tu empleado sea como Narciso: inalcanzable e inmerecido.

—Porque lo ves con ojos de hombre —respondí, como si fuera lo obvio.

—¿Acaso tú no?




Leche de banana en los pulmones, por segunda ocasión.





—¿De qué coño hablas? —me limpié la boca con la manga del saco—. ¿De qué otra forma lo iba a ver?

Ángel Custodio | καιsοο Donde viven las historias. Descúbrelo ahora