Tacto.

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Mingyu era muy tierno. Pero yo tampoco me quedaba atrás. Habíamos pasado altos y bajos, todo dentro de un período de seis meses. Se venían las vacaciones y noté a Mingyu decaído, triste; a diferencia de todo el mundo, ya que todos ansiábamos el anhelado y merecido descanso de la escuela. El último día a la salida él pasó por mí, como siempre, y me sonrió, pero no sonrió como siempre. Ya lo había notado raro la semana completa y no me aguanté las ganas de preguntarle qué pasaba, él me miró confuso, negando todo. No le creí nada, sus ojos gritaban otra verdad, algo pasaba y de camino a su casa mi mente se puso a crear cientos de posibilidades, quizás había fallado alguna materia, quizás se había salido del club de básquet, quizás tuvo un mal promedio, quizás... ¿Quizás querría terminar? Mi última suposición me aterraba demasiado, porque puede que esa sea la razón de su tristeza. Quiere terminar conmigo y no sabe como decirme. La casa de Mingyu estaba sola, sus padres estaban no sé dónde haciendo no sé qué, él no quiso entrar en detalle y yo tampoco estaba interesado, yo estaba realmente preocupado, asustado. Subimos a su habitación y lo vi inquieto. Aquí viene, me dije él me lo dirá. Mingyu se veía frustrado, lo peor, no hablaba nada, no me explicaba nada. Dentro de mi inseguridad me acerqué a él y toqué su mejilla, como él muchas veces ha hecho conmigo. Mingyu cerró los ojos ante mi tacto y me dolió, lo extrañaría, extrañaría todo de él. Si él termina conmigo no sé qué haría, él es mi todo y pensé que yo lo era también para él. Ninguno hablaba y ya me estaba desesperando. Mingyu se estaba demorando demasiado, y yo solo quería que disparara. Él me abrazó y sentí cómo algo andaba mal. "Wonwoo" habló por fin. "Tengo que decirte algo que no te gustará" mi corazón se aceleró "Y créeme que me duele mucho" No lo creo. Esto no es real. No pueden arrebatármelo de esta forma tan cruel. No. No no no. Resultó que Mingyu no quería romper conmigo, pero definitivamente su noticia fue peor. Él debía mudarse por el trabajo de su padre, a Japón. Él se alejaría de mí, me lo quitarían por lo que resta de año. No lo veré por seis meses. Seis. Horribles. Meses. Que serán un infierno y se sentirán como una eternidad. No pude evitar ponerme a llorar desde el momento en que él comenzó a hacerlo. No sabía qué hacer ni qué decir. Mingyu estaba realmente destrozado, bueno yo también, pero debía reconfortarlo, decirle que se pasará rápido, que hablaremos todos los días, debía decirle alguna de esas mentiras, pero no podía. Sólo podía frotarle la espalda mientras lo apretaba fuerte, muy fuerte. Después de un rato en el suelo, Mingyu se tranquilizó lo que me dio tranquilidad también. Nunca lo había visto tan débil, tan vulnerable. Los papeles se voltearon pensé y reí. Él levantó su rostro y me miró, como si estuviera loco, sin embargo, me regaló una hermosa sonrisa y se unió a mi risa. Puede que estuviéramos un poco locos, solo un poco. En un arrebato lo besé, me tentó mucho su sonrisa, no podía culparme, él sabía que me volvía loco. Él me besó de vuelta y de un momento a otro nos encontrábamos sobre su cama. Mingyu me besaba de una forma desesperada, de la forma en que también yo lo necesitaba. No sé cómo logré sacar su camiseta, él se sorprendió, nunca habíamos llegado tan lejos, pero pareció no importarle demasiado, es más, me atrevería a decir que le gustó. Los besos subían de intensidad y no parecía como que ninguno de los dos fuera a pararlo. Sin embargo mi novio, siendo la persona linda que es, me preguntó qué estaba pasando, si estaba seguro y que no habría vuelta atrás. Le respondí que estaba seguro, que si era con él nunca me arrepentiría, que lo necesitaba, necesitaba un recuerdo. Mingyu no necesitó oír nada más, él también lo deseaba, me dijo que me amaba y que él nunca se olvidaría de mi en Japón, que nunca se fijaría en nadie y que esperaba que yo tampoco. Dicho esto entró en mí. Fue extremadamente incómodo y doloroso. Pero no me importó, sólo me importó que gracias a esto él sería completamente mío y yo completamente suyo. Ambos supimos que no nos olvidaríamos de esta tarde, del último día de clases. Los seis meses se pasarían volando, ambos queríamos más, queríamos que se repitiera.                    

Cinco Sentidos ✧ MeanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora