"La Verdad"Día 1
A pasado una o dos horas desde que se fue Sec, entendí desde el comienzo de su narración increíble que lo hacia con una sola intención:
Dañarme.
El no tenía planes de dañarme físicamente no, quería que me carcomiera con mis pensamientos, hacer que me dañe mentalmente, hacer que toda mi vida fuera una mentira
Es mi madre la que me cuidó, me mantuvo y me quiere desde siempre,no podía creerle a un inútil que sólo quiere dañarme a mi y a mi familia. Esos eran sus planes, cambiar mi manera de ver y pensar sobre mi familia, que todo a mi alrededor fuese una "supuesta" mentira.
- No! - grite con todas mis fuerzas, con las ganas de matar a ese hombre, con mis ganas de salir, con las ganas de ver a familia y con la terribles ganas que nada malo pasara ni a ellos ni a mí.
Tres toques consecutivos me sacaron de mis pensamientos.
«Joder»
- Puedo pasar? - dice una voz tímida detrás de la puerta.
- Estoy Secuestrada no tiene ningún sentido que lo pregunte.
- Lo siento.
De esa puerta que era el pase para mi libertad entra una señora de unos 70 años baja, de piel blanca y cabello amarillo lleno de canas, estaba cansada y maltratada eso se notaba, traía una bandeja con seguramente comida.
- Que quiere? - pregunté de mala manera
- Le traigo comida
Respondió débilmente y entregándome la bandeja temblando.
- Quien es usted? Y que tiene esta "comida"? - hice énfasis con mis manos a la última palabra
- Me llamo Betty, no tiene nada señorita se lo puedo asegurar, yo la prepare.
Se retiro como pudo y cerrando la puerta con pestillo antes.
«Pobre señora»
Cuanto llevará aqui. Había traído lo que seguramente era sopa de pollo con jugo.
- ¡¡No lo comeré!!
Mi grito se volvió un terrible eco para estas mugrientas paredes que me mantenían cautiva de la sociedad. El gruñido de mi estómago alertando que necesitaba comida fue lo siguiente en escucharse.
Me acerqué con cautela a la comida que allí había. Había que admitir que estaba delicioso, o también podría ser al el hambre infernal que tenía por no comer en dos días.
El cansancio y aburrimiento mental era gigante, mi mente estaba en otro lugar creo que no pensaba en las consecuencias de estar aquí traía consigo, No quería volver a pasar por lo mismo mi mente desde aquella vez se debilitó, algunas personas creen que después de pasar un hecho traumante te hace más fuerte, pero que errados están, mi mente y mi cuerpo no es lo que era antes de lo sucedido. Las incontables terapias, los psicólogos y doctores no sirvieron de mucho.
Las pesadillas consecutivas de aquellos horrorosos días eran una prueba de ello. No puedes contarle tu historia a un desconocido y creer que te ayudará a repararlo.Mire cada rincón de esta horrenda habitación y era lo mismo.
- ¿Que es esto?
Me acerqué lentamente al artefacto minúsculo que se hallaba en un rincón de la pared derecha, lo mire detenidamente a sólo centímetros de mi cara y sí.
Era una cámara.
Traté de arrancarlo de el lugar que se hallaba, pero mis mugrientas manos no fueron de mucha ayuda. Me han estado vigilando todo el tiempo, Que estúpida fuí al creer que no lo harían. Busque dentro de mis maletas algo que me ayudara a arrancarla de ese lugar. Los hombres que habían venido horas atrás se habían llevado todo lo que podría servirme.
- Lo encontré - espeté con felicidad.
Escondí en mi mano derecha la pequeña pinza que había traído, volví al lugar donde se hallaba la cámara. Estiré mi mano hasta lograr alcanzarla, saque la pinza de mi puño y con ella sujete la minúscula cámara.
- Mala idea Mia.
Gire mi cuerpo levemente para quedar frente a esa persona. Como de esperarse estaba Sec de pie allí mirándome con una sonrisa arrogante.
«Maldición»
- Mia,Mia,Mia,Mia
Se acercó a mí, moviendo su dedo de forma reprobatoria.
- En serio crías que era la única cámara?
Estaba tan cerca que podía sentir su aliento a mentas en mi cara.
«Oh, hasta los secuestradores son limpios»
Mi humor sarcástico era lo único que podría sacarme de esta incómoda situación. No tenía salida literalmente me hallaba entre la pared y Sec, mi mente estaba buscando las otras cámaras como no las había notado todas? Y por qué sólo una?
Mire a mi alrededor y no estaban escondidas las podías ver con facilidad, una en cada esquina, otra detrás de la puerta y otra entre las ventana y los barrotes.
«Qué tonta, Mierda»
Así vieron cuando intenté salir por la puerta.
- Eres una estúpida y claro vivir rodeada lujos te afectó demasiado el cerebro, sabes que es eso verdad? El ce-re-bro?
- No me trates como si no entendiera Maldita sea, No soy una niña además esta es tu Maldita culpa, tú me tienes Secuestrada por alguna Maldita razón que desconozco, todo es tu culpa idiota.
- A quien llamas idiota? - sus ojos irradian la ira que en ese momento el sentía
- No veo a otra persona además de tu y yo.
- No me provoques.
- No te tengo miedo.
- Deberías.
Una punta filosa para por cuello haciendo un corte por donde pasa, El ardor que me produce es inimaginable. Por instinto llevo mi mano a mi cuello, la sangre que salía era demasiada para una herida pequeña.
Mire a Sec que me miraba con una sonrisa triunfante.
- Ahora lo tienes?
- Maldito hijo de perra Ah!- Mi cuello ardía como nunca, lo toco levente el corte lo había hecho cerca de mi vena yugular por eso salía tanta sangre aunque no fuera profundo.
- Callate Mia por que la próxima vez será peor.
- Callate Maldita sea.
Lleve mis manos ensangrentadas a la punta de mi camiseta, Hale de ella hasta poder cortarla esto hizo que mi camisa quedará a la altura de mi ombligo. Lleve el pedazo de tela a mi cuello, lo enrosque como un torniquete tratando de que me dejara respirar y hablar.
- Ah!
El nudo que acaba de hacer era estable al menos no me desangraría a morir.
«Que exagerada eres Mia»
- Bueno, si ya no sigues molestando me voy. - se dio la espalda y camino hacia la puerta
- Idiota - dije en susurros lastimeros.
Sec voltio a verme y sonrió se acercó a mí pero lo que no vi venir fue el golpe que hizo que volviera mi cara a la izquierda.
Me había golpeado otra vez, la ira paso por mis venas como un rayo y recorriendo todo mi cuerpo. Mi mano voló a devolverle el favor, Impacto en su mejilla volviéndola roja en el instante le había golpeado con todas mis fuerzas. Una de sus manos inmediatamente fue a su mejilla afectada, el odio en su mirada no me sorprendió pero lo que vino después sí.
Un impacto en mi ojo izquierdo hizo que callera al suelo golpeando mi cabeza contra la pared. Dolia como los siete infiernos sentía la sangre recorrer mi cabellera
- Maldito.. - fue lo único que pude pronunciar mis ojos pesaban ya había un charco de sangre cubriendo
La risa de Sec era lo único que me hacía saber que estaba viva.
- Eres una chiquilla tonta Mia.