Capítulo 36

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Al día siguiente, Austin fue el primero en levantarse de los dos. Como era de suponerse, Michele había partido desde muy temprano para ir a jugar golf con sus amigos del club.
Qué bueno que se preocupaba de su hijo enfermo.
La noche pasada, realmente me había ido a dormir al cuarto de huéspedes. Yo no quería que, en caso de que Michele se despertara y entrara en el cuarto de su hijo, lo primero que viera fuera nuestros dos cuerpos desnudos y tendidos en la cama. Porque eso sería realmente un gran trauma, tanto como para ella como para mí.
Y cuando desperté, me lleve una gran sorpresa al descubrir a Austin cargando el desayuno sobre una bandeja con inseguridad y apoyando su mano contra la pared. Creo que me aventó una bola hecha de calcetines, porque sentí un golpe e instantáneamente vi calcetines sucios regados alrededor de la colcha. Aún así era un gesto realmente dulce.
—¿Cómo pudiste hacer el desayuno? —Le pregunte mientras me levantaba de la cama y le quitaba la pesada bandeja que contenía como mil Hot Cakes, leche y jugo. Está bien, sabía que Austin era independiente, ya que para tener ceguera, podía hacer la mayoría de las cosas normales perfectamente. Pero hacer el desayuno no figuraba en su lista—.
—Sorpresa —Dijo él mientras caminaba despacio hacia la cama y se sentaba sobre ella—. Yo mismo lo cocine —Me dio una sonrisa torcida, volteando hacia el lado equivocado. Tome su barbilla y gire su cabeza en mi dirección—.
—Ajá. Y yo soy Jenifer Lopez.
—¿Enserio? —Pregunto él, bromeando—. ¿Podrías autografiar mi trasero? ¿Por favor?
—Cállate, tonto —Le dije mientras le propinaba un golpe leve en su hombro. El sonrió—. No ya, enserio. ¿Quién lo hizo?
—Alex paso por mí para ir a desayunar, y como no estabas despierta, no quise molestarte. Así que te pedí eso para que no tuvieras que hacerte el desayuno.
—No te hubieras molestado —Le sonreí mientras mordía mi labio inferior—. Ni siquiera tengo hambre —Justamente cuando termine de decir eso, mi estomago gruño, avergonzándome por completo. Austin soltó una risotada fuerte—.
—Parece que tu intestino te traiciona. Anda, mejor come. Aún queda un día muy largo, y no te podré alimentar más al rato.
—¿Haremos algo hoy? —Le dije mientras llevaba un pedazo de pan a la boca y después sorbía un poco de leche—.
—Algo así. Solo que tu tendrás que manejar, pero, Hey, te prestaré mi carro —Dijo él mientras se incorporaba y fruncía la boca—.
—¡Oye! ¿Qué tiene de malo Lucy?
—¿Lucy? ¿Quién es Lucy? —Pregunto él—.
—Lucy, mi carro —Sonreí exageradamente para él, aunque no pudiera notarlo. El enarco una ceja—.
—¿Por qué le pones nombre a tu carro?
—No tengo idea. Lo acabo de inventar.
—Qué extraña eres. Lo sabes, ¿no?
—Por supuesto, nene —Le avente un calcetín, que aterrizo sobre su cabeza—. Pero, oye. ¿Podría ir primero a casa de Caroline? Es una amiga con la que vivo—por un tiempo—, y ayer estábamos juntas. Creo que necesita saber donde estaré. Además, tengo que cambiarme.
—Está bien. Pero no te vayas a tardar mucho —Camino hacia afuera del cuarto. Después asomo su cabeza—. Lleva traje de baño. Iremos a la playa
Capítulo #14
Parte I
Estacione el coche frente a la casa de Caroline. Había calculado bien los horarios para llegar a la hora que los padres de ella ya se hubieran marchado al trabajo, ya que estaba segura que ella me gritaría y maldeciría a causa de desaparición de ayer por la noche.
Toque un poco nerviosa la puerta de su casa, mientras metía las palmas de las manos en los bolsillos delanteros de mis vaqueros. Oí como se acercaba caminando cada vez más y más. Me prepare para lo peor. Entonces abrió y me encontré con un lindo muchacho semidesnudo, con el cabello alborotado y unas grandes ojeras moradas. Lo observe fijamente a la cara, mientras él me echaba una mirada de arriba abajo. Entonces me di cuenta de quién era.
—Eh… ¿Gaspard? —Pregunte, realmente confundida. Es decir, el mundo era demasiado, demasiado pequeño. Tanto que podría asfixiarme un día de estos—.
—¿Te llamas Star, verdad? —Hablo con su acento francés. Después me miro, frunció la boca y después sacudió la cabeza—. Perdón, ___.
—Uh… ¿Si?
—¿Quién es bebe? —“¿Bebe?” Oh, no puede ser—.
Caroline bajo las escaleras rápidamente y se coloco al costado de Gaspard. Ella vestía solamente su ropa interior y una camiseta blanca con el logotipo de los Lakers.
—¡___ Smith! ¿Dónde has estado? ¡No llegaste a dormir! —Dijo ella mientras me apretaba en un abrazo de oso. Comenzó a fatigarme y me aleje—.
—Me parece un milagro que lo hayas notado —murmure entre dientes—. Tengo que recoger mis cosas, ya no necesito más hospedaje. Gracias —Me adentre en la casa, esquivando a los dos y subí los escalones de uno en uno.
—¡___, no! ¡No entres a mi cuarto! —Grito ella desde abajo, mientras corría, intentando detenerme. Sin embargo ya era demasiado tarde—.
—¡Eh! —Cerré la puerta detrás de mí, y apoye mi espalda contra esta, con los ojos bien abiertos. Ahí adentro había otro tipo, pero totalmente desnudo—.
Caroline finalmente me alcanzo y me miro apenada. Yo enarque una ceja y la tome del brazo, arrastrándola hacía el cuarto de sus padres.
—¿De qué tanto me perdí anoche? —Le pregunte, confundida y traumada por el resto de mi vida—.
—Uh. No de mucho, realmente —Dijo ella mientras tomaba asiento sobre el suelo y llevaba las manos hacia su frente. Después se rio— No vas a creer la noche que tuve, ¡fue increíble!
—Caroline, se sincera conmigo —Le dije, seria. Después de que asintió, yo continúe— ¿Estas drogada?
—¡No! ¿cómo crees semejante barbaridad? —Volvió a reírse, esta vez más fuerte—. Solo tuve un poco de acción en el club, y dos voluntarios dispuestos a participar. Fue muy… emocionante.
—Sabes, como tu mejor amiga, hay algo que quisiera decirte; Estas enferma.
—Cállate, no es verdad, ¿ok? Además, tu también tuviste tu noche loca.
—¿A qué te refieres con eso?
—Bueno, digamos que una palomita me aviso que te habías ido con Austin saliendo del club —Dijo ella mientras sonreía plácidamente al observar mi expresión de perplejidad—. Dime, ¿qué tanto hicieron? ¿Se fueron a un motel?
—¡Caroline! —Le grite enojada y un poco avergonzada mientras ella se carcajeaba en el suelo—. ¡No es gracioso!
—Sí lo es, créeme. No puedo creer que mi pequeña ___, la pura y casta virgen, ahora sea todo una mujer. Me siento orgullosa.
—No soy una mujer —Dije—. Es decir, si lo soy. Pero soy una adolescente. Apenas tengo diecisiete años, me queda toda una vida por adelante.
—Y yo no puedo creer que aun no haya conocido a mi cuñado. ¡Tienes que presentármelo!
—Caroline, entre él y yo no ha pasado nada… Bueno, tal vez sí. Pero no lo que tú crees.
—No me importa —Se incorporo del suelo y me apunto con el dedo—. Te quiero a ti y a tu hombrecito a las ocho, justamente aquí en mi casa. Vamos a tener una bonita cena familiar.
—¿Estas bromeando, verdad? No traeré a Austin aquí.
—¿Por qué no? —Pregunto inocentemente mientras se acomodaba su camiseta. Yo la mire enarcando una ceja—. Vale, ni lo digas. Pero aún así, tienes que venir. Si no, encontraré la forma de comunicarme con él y le diré todo sobre Trevor.
—No eres capaz…
—Oh, sí lo soy. Sobre todo si no pones de tu parte. Eres como mi hermana, ___. Y las hermanas viven para molestarse. Así que, si no me das lo que pido, yo te arruino tu diversión.
Gruñí, rendida—. No puedo creer que actualmente seas mi mejor amiga.
—Actual y también en el futuro, bebe. Ahora saca tu blanco trasero de aquí, porque apenas estoy comenzando a divertirme con mis hombres. ¿O quieres unirte?
—Prefiero perder mi virginidad con una vaca antes. Lo siento.
«O mejor con Austin».

~Corazón Ciego~ Austin MahoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora